"Cuando llegué fue un choque total"
Ya hace trece años que llegó a Praga, gracias a una beca universitaria, el joven ingeniero de telecomunicaciones Axel Barra, un mexicano de ojos verdes lleno de inquietudes. Radio Praga tuvo una charla con él, en la que comentó cuáles fueron sus primeras impresiones al llegar a la entonces Checoslovaquia, intrigado por descubrir un país en ese momento desconocido para él.
Axel, ¿cuál fue el motivo por el que viniste a Praga a vivir? ¿Fue por pura casualidad o no?
"Pues no, no creo mucho en las casualidades. Realmente yo tenía motivos claros, lo que estaba buscando. Yo terminé el Bachillerato, estaba buscando estudiar en el extranjero, porque me interesa mucho conocer otras culturas, otras personas, hacer nuevos amigos...me interesaba en esa época, más que ahora. Busqué las oportunidades, y en Méjico en la Secretaría de Relaciones Exteriores tenían una lista con todas las becas que hay para el extranjero. Cuando yo fui a preguntar había oportunidad de viajar a España, Chile, Estados Unidos, Canadá, Polonia, Hungría, Checoslovaquia...Yo estaba empezando la universidad en Méjico, pero tampoco estaba muy contento con la universidad que me tocó. La mejor es la Ciudad Universitaria, que es cerca de donde yo vivía, y a mí me tocó estudiar del otro lado de la ciudad de Méjico, que es muy grande".¿Qué es lo que más te impactó al llegar? ¿Hubo algo que realmente te sorprendió cuando llegaste a Praga?
"Cuando llegué me sorprendieron muchas cosas. Fue un choque total. Cuando tuve la beca, en la embajada checa en Méjico, no tenía tampoco muy claro qué era lo que yo iba a venir a hacer aquí, o cómo se manejaban las becas. Entonces a mí me dieron nada más un papel en donde me escribieron Kajetánka, y me dijeron que tenía que ir a ese lugar. Yo esperaba que me dieran un documento oficial de que yo tengo una beca, y que me dijeran cuánto dinero voy a recibir mensualmente para poder subsistir, en dónde voy a vivir...nada.
Entonces llegué sin información, y resultó que ese lugar, Kajetánka, ahí no sabían qué hacer conmigo. Yo llegué, mostré el papel, me dijeron no, aquí no es. Encontraron un extranjero que se le ocurrió que debería haber un Transit Office en donde todos los extranjeros tenían que pasar. Entonces me mandaron en taxi para allá. Cuando llegué, alguien me recibió, me habló en checo, yo no entendía nada, y allá había más latinoamericanos, había griegos, había africanos...todos los extranjeros. Me informaron los latinoamericanos que ahí era cuarentena, que tenía que quedarme en cuarentena, y que ellos ya llevaban ahí dos semanas, no podían salir, y después llegó una enfermera y me dijo que me tenía que tomar unas pastillas...te dan pastillas para desinfectarte y después tienes que pasar exámenes médicos bastante fuertes. De hecho nosotros nos escapamos en la noche...
Pero bueno, después me tocó ir a estudiar a Teplice, y ya ahí todo cambió, estuvo todo más normal, más agradable. Aunque era como un internado. Yo tenía diecinueve años y en Méjico no estaba acostumbrado a que me dijeran que tengo que regresar a las diez de la noche y que se cierran las puertas. Nos trataban como a niños. Eso fue, digamos, que el impacto un poco negativo. Y ese año en Teplice me la pasé muy bien, porque ahí nos prepararon para los exámenes de admisión de la universidad, que iban a ser en checo, y fueron como seis meses de checo, aprendimos, y el resto, tres meses, estuvimos repasando las materias, matemáticas, química, física, para ingresar en la universidad".