Canciones contra los tanques soviéticos
En la noche del 20 al 21 de agosto de 1968 Checoslovaquia vivió uno de los acontecimientos más nefastos de su historia. Las tropas del Pacto de Varsovia irrumpieron en el país y a las ocho de la mañana tuvieron bajo control todo el territorio nacional, incluida la capital, Praga. La invasión puso fin a la intentona de las reformas conocidas bajo el lema de “socialismo con rostro humano”. Los checoslovacos protestaron pacíficamente contra la ocupación. El cantautor Karel Kryl se convirtió en uno de los símbolos de la desilusión de la población sufrida al ver cómo la orugas de los tanques soviéticos hacían pedazos la Primavera de Praga.
Tanques contestan a las reformas
El 5 de enero de 1968 Alexander Dubček fue nombrado primer secretario del Partido Comunista Checoslovaco e impulsó las reformas conocidas como Primavera de Praga, que pretendían debilitar la influencia soviética.Moscú respondió enviando tanques al país que se atrevió a emprender su propio camino por la senda socialista.
Las tropas del Ejército Rojo y de otros cuatro países del Pacto de Varsovia irrumpieron en Checoslovaquia en la noche del 20 al 21 de agosto.
Un día después, Karel Kryl compuso una de sus canciones más conocidas que condenaba la ocupación. Se llama ‘Hermanito, Cierra la Puerta’ (Bratříčku, zavírej vrátka).
Hermanito, no llores, no es el coco
Si ya eres mayor, son soldados
Han venido en caravanas cuadradas de hierro
Hermanito, no llores, no derroches lágrimas,
Trágate los insultos y ahorra fuerzas
La canción fue incluida en el disco del mismo nombre, lanzado en 1969 en Checoslovaquia. Poco después, el régimen comunista prohibió la venta de un álbum con letras tan elocuentes. El cantautor decidió emigrar poco después, en septiembre de 1969, a la República Federal Alemana.
Gracias por provocar y disparar contra los niños
Ese mismo año, lanzó allí su segundo álbum titulado ‘Cáncer’, que incluye la canción ‘Pues os tenemos aquí’ (Tak vás tu máme) en referencia a la presencia de los soldados soviéticos en el territorio checoslovaco.
Gracias y calurosos abrazos
Por venir a provocar
Y disparar contra los niños
Nuestras casas que sean vuestras
Lo testimonian los cementerios
Que huelen a plomo
‘Cáncer’, la canción principal del segundo disco del cantautor expresaba su desesperación en una época cuando “la primavera barajaba las cartas para los que bajan la cabeza y cuando era difícil respirar, con la luz en rojo”.
El agosto de los escalofríos
La invasión se cobró 108 vidas humanas en la parte checoslovaca en los enfrentamientos entre soldados y civiles y accidentes de tráfico causados por los invasores, aunque algunas fuentes hablan de más de 400 muertos.Otras 500 personas resultaron heridas de gravedad y centenares sufrieron heridas leves, según datos del Instituto para el Estudio de los Regímenes Totalitarios.
Mientras que los soviéticos dieron a conocer que habían perdido 96 soldados durante la invasión.
Se calcula que hasta 300.000 checoslovacos emigraron del país después de la “ayuda fraternal” del Pacto de Varsovia.
“Ese año, el sol de agosto daba escalofríos, y gritaba a la gente: ¡Recuerda!”, dice otra de las canciones de Kryl que denuncia las atrocidades de los opresores.
La “normalización de Gustapo”
Después de que los tanques soviéticos pusieran fin a la Primavera de Praga, el Partido Comunista Checoslovaco inició la llamada “normalización”.
Los dirigentes comunistas apretaron los tornillos a la sociedad para ‘normalizar’ la situación, es decir, volver a introducir la censura e impedir cualquier intento de rebelión contra el régimen.
En abril de 1969, Gustáv Husák fue nombrado primer secretario del Partido Comunista, e inició la purga de “elementos subversivos” de la sociedad.
Esa época queda plasmada en la canción ‘La Marcha de Gustapo’ (Pochod Gustapa), de Karel Kryl. La palabra “Gustapo” hace referencia al nombre del primer secretario comunista Gustav y la Gestapo nazi.
El diablo os está arreando
Y vosotros volvéis a andar como ovejas
No es una broma
El cazador ya se ha convertido en presa
El amigo es un gnomo
La razón está por encima de la fe
¡Para adelante, siempre para adelante!
Y por delante huele a azufre”
Una euforia convertida en desengaño
Tras la Revolución de Terciopelo, en 1989, Karel Kryl por fin pudo regresar a su tierra natal.Tras la euforia vivida a principios de los cambios democráticos en el país, el cantautor sufrió un desengaño. Sus expectativas no se cumplieron y criticó duramente el rumbo político tomado por los nuevos altos cargos del país, que se iban alejando cada vez más de su visión.
Kryl expresó su descontento con la nueva situación política en repetidas ocasiones, como por ejemplo en la canción ‘La Primavera de Terciopelo’ (Sametové jaro), grabada en 1990.
“Hay árboles llenos de savia, pero otros recogen lo que habíamos sembrado nosotros”, cantó con amargura el cantautor que murió tras un ataque de corazón en la ciudad alemana de Múnich el 3 de marzo de 1994, un mes antes de cumplir los 50 años de edad.