Buena parte de la lana producida en Chequia se acaba tirando

Foto: Kristýna Maková

La lana ha dejado de ser un negocio en la República Checa, los costes de esquilado y tratamiento superan en muchos casos el precio de compra, con lo que a menudo el ganadero acaba teniendo que tirar el pelaje de sus animales a la basura.

Foto: Kristýna Maková
Mientras que en los años 80 el kilo de lana se pagaba a entre 4 y 6 euros, en la actualidad el precio de compra oscila entre los 30 y los 60 céntimos de euro, una pesadilla para los propietarios de las 250.000 ovejas que pastan en los prados checos.

Llegado el verano se hace necesario aliviar a las ovejas de su exceso de pelaje. Sin embargo, muchos pastores, como František Šánek, dueño de 35 animales, deciden al final tirar a la basura la lana, como alternativa más rentable.

“Arder no arde, eso lo sabemos, y llevarlo a un almacén tampoco nos saldría a cuenta. El precio de la lana cubre aproximadamente lo que cuesta el esquilado”.

Y es que a menudo las potenciales ganancias no cubren los gastos. Esquilar al animal cuesta aproximadamente 80 céntimos de euro, y se obtienen entre 3 y 5 kilos de lana por oveja, que después hay que lavar mediante un procedimiento especial, que se paga y que además reduce la lana útil a poco más de la mitad. Con frecuencia comercializar la lana significa arriesgarse a perder dinero.

El motivo de los bajos precios es, por una parte, la competencia de la lana más barata importada de otros países, por otra, la inferior calidad del producto checo para la fabricación de prendas de ropa, explica la tejedora Zuzana Andělová.

Foto: ČT24
“La que utilizo yo procede casi toda de Australia. De las ovejas checas también se utiliza lana, pero es mucho más áspera”.

De la lana checa que al final se acaba comercializando, un tercio se utiliza en el sector de la construcción como aislante, mientras que el resto tiene como fin el relleno de colchones y otros usos textiles. Solo un 5% se aprovecha para la elaboración de suéteres o calcetines.

A pesar de todo el número de ovejas no deja de crecer en la República Checa, debido sobre todo al aumento de la demanda de carne de cordero y a las subvenciones estatales, que este año son de 18 euros por cabeza.

Autor: Carlos Ferrer
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