Basic Czech, un buen motivo para perderle el miedo al checo
Con un enfoque comunicativo y muchas historias con las que cualquier estudiante puede sentirse identificado, los manuales Basic Czech se han convertido en una opción más que interesante a la hora de emprender el desafío de aprender checo. En esta entrevista, su creadora Ana Adamovičová nos cuenta el curioso origen de la serie y cuál considera que es su principal aporte.
“La idea del libro la tuvo un estudiante japonés que vino a República Checa con una pasantía de dos años”.
Afortunadamente, los valientes que hoy tomen la decisión de estudiar checo cuentan con muchos más manuales que algunas décadas atrás, cuando solo existía el clásico ‘¿Quiere usted hablar checo?’. Hoy, entre los más populares se encuentra ‘Krok za Krokem’ (Paso a paso) de Lída Holá, y también se está empezando a hacer muy conocida la serie ‘Basic Czech’, cuya primera edición salió en 2006, cuenta con el respaldo de la editorial de la Universidad Carolina de Praga y fue creada por la profesora Ana Adamovičová junto a un grupo de colaboradores a raíz de una sugerencia muy espontánea.
“La idea la tuvo un estudiante que vino a República Checa con una pasantía de dos años y era de Japón. En una clase me dijo: ‘Profesora, ¿por qué no escribe un libro?’. Yo jamás lo había pensado en mi vida, le respondí un simple ‘no sé’ y él replicó que seguramente sería un gran libro de texto. Así que comencé a juntar todos los materiales que tenía y dos o tres años después ya estaba listo. Así fue el comienzo”.
Aunque, por supuesto, había utilizado como profesora distintos libros de texto, asegura que no se inspiró en ninguno en particular para realizar los suyos, que están basados no solo en su experiencia como docente sino también como estudiante. Y, tal vez por eso mismo, ofrecen un enfoque claro, moderno y dinámico que intenta hacer hincapié en los problemas y obstáculos más recurrentes de los alumnos de checo.
“Supongo, aunque no estoy del todo segura, que la principal diferencia de estos libros de textos está en las historias, están estructurados en distintas historias de personas cercanas a los estudiantes, porque son, digamos, estudiantes de Erasmus. Los personajes principales son Hana y Honza y luego están también Hannah y Juan”.
Lo interesante es que la inclusión de dos personajes extranjeros (Juan es español y Hanna finlandesa) permiten ver de un modo claro las diferencias de pronunciación respecto a los nombres de sus pares checos, Hana y Honza. Por otro lado, son precisamente esas historias las que brindan el enfoque comunicativo y pragmático de cada unidad. Es decir que los distintos temas, incluso los gramaticales, surgen a medida que los personajes del libro interactúan y comunican sus opiniones acerca del idioma, la comida y distintas ciudades checas.
“Tengo la sensación de que fui demasiado obsesiva, le puse muchísimo empeño a veces incluso un poco exagerado, pero quería que la adquisición del vocabulario fluyera lentamente y de alguna manera lógica, evitando mezclar cosas que el alumno no entendiera o que no tuvieran relación con el tema de la unidad, creo que a veces ese objetivo se vuelve demasiado estricto”.
“El lenguaje se tiene que usar, así que nunca hay que tener miedo de hablar”.
Justamente para sistematizar la incorporación de nuevo vocabulario, al final de cada una de las lecciones del libro aparece una lista de términos y frases breves. Y si bien ese es uno de los objetivos principales de Basic Czech, los autores también tuvieron en claro, desde el primer momento, que debían incoporar algo bastante necesario en estos tiempos que corren y que no siempre los manuales de idiomas tienen.
“Otro problema que tenía con algunos de los libros de texto con los que trabajaba o incluso con los que aprendía era que no traían las soluciones de los ejercicios. Entonces el estudiante no sabía si lo que había hecho estaba mal o bien, y a lo mejor no tenía a quién preguntarle. Así que pensé que debían estar las soluciones. Si no recuerdo mal, primero las pusimos en el sitio web de la editorial y luego las incluimos también en el libro de texto”.
Desde el principio, Basic Czech ha intentado ser un manual útil para los autodidactas, aunque Adamovičová considera que, a partir del Covid, esa necesidad se evidenció aun más, como también creció exponencialmente la modalidad de enseñanza online que, por ejemplo, empezó a poner en práctica, gracias a un acuerdo, con algunos estudiantes en la Universidad de Tampere, en Finlandia. Justamente, a raíz de esos cambios, la Universidad Carolina de Praga creó también una versión descargable en pdf de los libros de Basic Czech que se puede adquirir en cualquier parte del mundo.
Prefijos excitantes
Adamovičová disfruta mucho las clases en línea y agradece que la actual tecnología le permita poder enseñar a estudiantes que viven tan lejos. Sin embargo, no deja de valorar también el tipo de vínculo que se genera a nivel presencial, y entre las muchas anécdotas que acumuló a lo largo de sus años como profesora, destaca una en particular que, incluso hoy, le sigue sacando una sonrisa.
“Una estudiante que ya ni recuerdo de dónde era se acercó un par de veces a decirme: ‘Hola, disculpe, tengo una consulta pero no quisiera excitarla’. La primera vez me la quedé mirando y no le dije nada pero cuando volvió a decirlo le expliqué el error y ella enseguida se dio cuenta: ‘Ay, Dios mío, esos prefijos, claro, confundí ‘molestar’ (‘vyrušit’) con ‘excitar’ (‘vzrušit’). Justamente esas cosas fueron la fuente de ‘No le tenga miedo al checo’”.
‘No le tenga miedo al checo’ (Nebojte se češtiny) vendría a ser la continuación de la serie ‘Basic Czech’. Además de estar dirigido a estudiantes de nivel intermedio y avanzado, el libro le da aun más prioridad a la conversación y cada unidad parte de un texto sobre algún aspecto cultural de Chequia, sin descuidar tampoco el aspecto gramatical gracias a ejercicios que ayudan a distinguir, por ejemplo, las diferencias de significado que aportan los prefijos. De todos modos, Adamovičová asegura que los errores son parte del aprendizaje y que incluso los pequeños papelones también pueden servir para memorizar determinado contenido a largo plazo.
“El lenguaje se tiene que usar, así que nunca hay que tener miedo de hablar, lo que menos importa es tener ese tipo de errores porque tan pronto como se empieza a hablar y entrar en contacto con personas del nuevo entorno justamente se pierde la timidez”.
Excitados o molestos, quienes alguna vez se hayan enfrentado a las múltiples dificultades que implica aprender checo ya tienen un buen motivo, al menos, para no preocuparse tanto.