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Entre los mejores legados de la cultura checa figura, sin lugar a dudas, un género musical de compás de dos por cuatro, que como danza le ha dado la vuelta al mundo imponiéndose, incluso, entre los bailes de salón: la polca. Pero son muchas las conjeturas, divergencias de opiniones y leyendas relacionadas con el origen y el nombre de la polca. En lo que al nombre de este baile nacional checo se refiere, se suelen exponer dos versiones.

La primera dice que es posible que se refiera a una chica polaca y que la danza haya recibido ese nombre en homenaje a la vecina nación de Polonia, cuya revolución de 1831 despertó gran simpatía entre los checos. La segunda versión defiende que el nombre de polca se deriva de la palabra checa "pulka" - medio paso, en castellano - con el que precisamente se baila la polca.

Más compleja aún es la cuestión del origen del baile nacional de los checos. A este problema se han dedicado muchos musicólogos checos y extranjeros en artículos especializados, coincidiendo la mayoría de ellos en ubicar el origen de la polca en los inicios de la década del 30 del siglo XIX.

Zanjada, al parecer, la cuestión de la época de origen de la polca, cabe preguntar cómo fue que surgió esta danza y cuándo fue que se bailó por primera vez.

El etnógrafo checo, Cenek Zíbrt, creyó haber encontrado la respuesta después de estudiar una infinidad de documentos de archivo y viejas publicaciones checas y del exterior. Resulta que llegó a la conclusión de que probablemente la primera persona en bailar polca fuera una chica del campo: una tarde de domingo, en la aldea de Konetopy, Bohemia Central, un profesor rural obserbava, junto con su familia y varios amigos, cómo su sirvienta bailaba una danza muy singular que ellos no conocían, y simultáneamente improvisaba un canto acorde con el ritmo del baile.

Como todos quedaron encantados con el ritmo del baile y el canto de la chica, le pidieron que se los enseñara. Y el profesor llevó la melodía al pentagrama, surgiendo así la partitura de lo que sería el baile nacional de los checos.

Pronto la polca salió de Konetopy para recorrer el mundo. Empezó por cautivar a Praga... luego causó sensación en Viena... y finalmente se convirtió en favorita de todos los salones de París.

Fue en París que la polca fue bailada por primera vez en un escenario: en el Teatro Odeón, en 1840. Inmediatamente después fue llevada a las tablas del también parisino Teatro de la Ópera, en interpretación del maestro Raab, oriundo de Praga. El resultado fue fantástico, superó todas las expectativas.

Toda París quería aprender a bailar polca. El maestro Raab no daba abasto: tan repleto tenía cada uno de sus programas de lecciones diarias que las distinguidas condesas y princesas - para desagrado de sus maridos - muchas veces se veían obligadas a asistir a las clases de polca de madrugada.

Pronto la polca se difundió por el resto del continente europeo, cruzó el océano y llegó a América, donde fue empleada, incluso, en una campaña electoral. El abogado norteamericano James Polk aprovechó la semejanza de su apellido con el nombre del popular baile checo durante su candidatura para la presidencia de aquel país, que finalmente ganó. La polca le ayudó a convertirse en presidente y su presidencia contribuyó a la divulgación de la polca entre los estadounidenses.

Cabe afirmar que era la polca la que en los años 40 del siglo XIX "movía" al mundo. A excepción de los ingleses. En contra de la danza checa la revista Punch desató en 1844 una puritana campaña con la publicación del artículo titulado "Polcomanía", en el que irónicamente exponía: "la grave enfermedad que es la Polcomanía procede de Bohemia, y después de tomar las dimensiones de epidemia en las principales ciudades del continente, ha terminado por llegar hasta nosotros aquí en Londres. La polca es peor que la peste: de la peste podemos escapar, pero la epidemia de polca nos acecha en todas partes".

Con la célebre polca Esmeralda, que acaban de escuchar, regresamos a Bohemia, a su país de origen. Esmeralda, compuesta por Frantisek Hilmar, fue la primera polca checa en ser editada, y poco después de ser publicada la partitura, se hizo famosa en todo el mundo.

Cuando el escritor checo, Karel Sabina, escribía el libreto para la ópera "La Novia Vendida" que Smetana había acabado de componer, al bello personaje circense de la ópera le dio el nombre de la polca de Hilmar. Y aquí cabe agregar que el propio compositor checo, Federico Smetana, era un apasionado bailarín al que la polca cautivó por completo.

Ya de joven Smetana componía bellas polcas para piano, que luego interpretaba para que sus condiscípulos las bailaran. Posteriormente, siendo ya un afamado compositor, y cautivado por ese compás como buen bailarín que era, Smetana compuso una serie de polcas para los cursos de bailes de salón. Así fue como surgió la titulada "Para Nuestras Doncellas".

Además de la titulada "Para Nuestras Doncellas", Smetana compuso muchas otras polcas, como por ejemplo, los ciclos titulados "Tres Polcas de Salón" y "Tres Polcas Poéticas". Durante el ejercicio de su profesión en la ciudad sueca de Goteborg, de 1856 a 1861, compuso una excelente obra, precisamente en forma de polca, cuyo título "Recuerdos de Bohemia" refleja la añoranza del maestro por su tierra natal.

Federico Smetana fue el primer compositor en proporcionarle a la polca una forma artística y extraordinarias viveza y melodía. Ya nadie es capaz de imaginar su célebre ópera "La Novia Vendida" sin la exultante polca del primer acto, que canta el coro: "Pojd sem, holka, toc se, holka, dokud vábí skocná polka!!!".

Entre los principales compositores checos de polca figura Karel Valdauf, quien solía ser llamado "rey de la música popular".

Valdauf nació en el seno de una familia de músicos, y como "hijo de sus padres" ya de niño tocaba la flauta y el violín. Posteriormente, graduado de la Academia Musical Militar de Praga, estudió composición en el conservatorio, del que egresó con los títulos de maestro coral y director de orquesta. De Karel Valdauf es la polca "Bajo el mismo techo", que escucharán a continuación.

Después de varios años de práctica en la banda militar de instrumentos de viento, de Pilsen "metrópoli de Bohemia Occidental- a lo largo de los cuales aprendió a tocar a la perfección cinco instrumentos músicos, Karel Valdauf empezó a dirigir una gran orquesta de cuerdas integrada en su mayoría por músicos de la filarmónica, y simultáneamente la banda de instrumentos de viento "Valdaufinka".

Con esos dos cuerpos musicales Valdauf grabó una serie de discos y realizó giras artísticas por la Checoslovaquia de entonces y por el extranjero. Su credo, tal como solía decir, siempre fue componer una buena música que disipara la tristeza y proporcionara alegría. Y parece que en este principio radica la popularidad de las composiciones de Valdauf.

Pero como "lo cortés no quita lo valiente", a pesar de su infinita alegría de vivir y de su buen carácter, Valdauf siempre fue un director estricto en extremo, perfeccionista, que exigía de cada uno de sus músicos la mejor de las interpretaciones aunque se estuviera ensayando todavía a las tres de la madrugada. Y cuando su conjunto tenía que salir de gira fuera de Praga, esperaba a sus músicos con el reloj en la mano para salir exactamente a la hora prevista sin esperar por los impuntuales.

Y como suele ocurrir, un día de Año Viejo en que debían ofrecer un recital, el propio Valdauf no llegó a la hora prevista para la salida de los autobuses, y sus puntuales músicos, acostumbrados ya a la precisión, sin inmutarse lo más mínimo por la ausencia de su director, se marcharon sin él. Con el regocijo y la satisfacción de la venganza contemplaban los músicos cómo su jefe intentaba en un taxi alcanzar el autobús, taxi que, seguro, en aquel día de Año Viejo, no tenía nada de barato.

Y fue esta anécdota - simpática para los músicos, pero amarga para su director - la que indujo luego a Karel Valdauf a componer la "Polca de Año Viejo".

Otro excelente compositor de polcas fue Karel Vacek, músico del que cabe afirmar que fue "verdaderamente nacional" y que estaba dotado de un extraordinario talento musical legado por varias generaciones de antecesores. Curioso es el hecho de que su composición más conocida - el tango "La Gitana" - salió del violín que le había hecho su padre.

Karel Vacek aprendió solo a tocar a la perfección más de 10 instrumentos, y como multi-instrumentista formó parte de varios conjuntos y orquestas. Después de tocar cierto tiempo en una banda de música militar, con un conjunto circense realizó en 1925 una gira por Francia, país en el que por primera vez escuchó jazz.

A su regreso a Checoslovaquia, Vacek empezó a tocar en las primeras orquestas de jazz que por entonces se formaban en el país, y muy en especial en la "Melody Boys" bajo la dirección de Dvorský, y poco después en la fantástica orquesta de Jaroslav Jezek, en la que como trompetista fue uno de los pioneros de la interpretación del swing. En 1940 fundó su propia orquesta, de gran significado político para el país durante la ocupación de Checoslovaquia por la Alemania nazi.

Es que las composiciones de Karel Vacek, sobre todo sus polcas, fomentaban en la gente la conciencia nacional.

Karel Vacek no sólo fue un excelente compositor e instrumentista, sino también letrista, director de orquesta y arreglista. Escribió más de 120 canciones de las que muchas se popularizaron en todo el mundo gracias a su sencillez, su pegajoso ritmo, su melodía, y su letra. De lo bien que se le daba la composición -como si para ella dispusiera de una mágica fuente de inspiración eterna- documenta el hecho de que le bastara sólo una hora para componer la polca "Cuatro pares de caballos blancos".

Y hablando de polca, no podíamos dejar de mencionar a uno de sus compositores más célebres del siglo XX: Jaromír Vejvoda, quien en común con Valdauf y Vacek tuvo no sólo la inicial del apellido, sino también el destino.

Y el año 1992 como si viniera a confirmar estas palabras. Es que entonces se cumplieron diez años de la muerte de Karel Valdauf y de Karel Vacek, quien, además, había nacido el 21 de marzo de 1902, justo una semana antes que Jaromír Vejvoda.

Este músico, compositor de la polca que más se popularizó en el mundo - la titulada "Barrilito de Cerveza"- ya sabía tocar el violín y la trompeta mucho antes de iniciar su vida escolar y pronto empezó a sobresalir en las fiestas, ferias y bailes de salón a pesar de ser el más joven de los músicos de los conjuntos en que tocaba.

En los años siguientes Jaromír Vejvoda aprendió a tocar otros instrumentos y ejerció de director de varios conjuntos y orquestas de baile para las que compuso un sinfín de piezas admirables por el énfasis que ponían en su origen, en su "chequismo", pudiéramos decir.

Su melodía y su fantástico ritmo bailable garantizaron a las composiciones de Vejvoda un imperecedero éxito.

Jaromír Vejvoda escribió su primera composición - que fue precisamente una polca- en 1930, y dado que por aquellas fechas ejercía de director de orquesta en el barrio praguense de Modrany, la tituló "Polca de Modrany". Entonces no podía imaginar que esa pieza pronto se convertiría en un hito musical y que seguiría siéndolo por muchos, muchos años.

Y tantos... Es que la "Polca de Modrany" no era otra que la que posteriormente cambiría su nombre por el de "Skoda Lásky" - "Lástima de amor", en castellano- que es precisamente la que le dio la vuelta al mundo con el nombre de "Barrilito de Cerveza". ¿Qué tiene de especial esta polca para que desde que viera la luz en 1930 siga siendo tan popular en todos los rincones del planeta? Karel Vacek, también compositor de polca y contemporáneo y amigo de Vejvoda, tenía una teoría que explicaba el porqué de la popularidad.

La teoría de Vacek defendía que a principios de la década del 30 del siglo XX, en el Teatro de Variedades de Praga tocaba un acordeonista de Berlín y que siempre después de su actuación la orquesta del local interpretaba la "Polca de Modrany".

Al músico berlinés le gustó tanto la pieza que la llevó al pentagrama con el nombre de Rosamunde. Y puesto que el acordeonista iba de ciudad en ciudad por todo el continente llevando consigo a Rosamunde, la polca de Vejvoda se hizo popular más allá de las fronteras de su Checoslovaquia de entonces.

Sea como fuere, lo cierto es que la polca de Vejvoda fue editada en 1934 en Praga ya con el nombre que ha llevado hasta hoy y sigue llevando: el de "Skoda lásky", es decir, "Lástima de amor".

Pronto se popularizó en toda Europa, y poco antes de la Segunda Guerra Mundial fue comprada por la editorial norteamericana SHAPIRO, Bernstein and Company, que la bautizó con el nombre de "Beer Barrel Polka", es decir, "Barrilito de Cerveza", nombre con el que la conocen los pueblos de habla hispana.

La polca "Barrilito de Cerveza", ya famosa en el mundo entero, al estallar la Segunda Guerra Mundial se convirtió en una especie de "himno" de los ejércitos aliados.

Desde entonces han pasado muchos años, pero la polca "Barrilito de Cerveza" no ha perdido nada de su frescura original y sigue siendo popular en el mundo entero. A los acordes de la "polca que mueve al mundo" pueden los interesados familiarizarse con la vida y la obra de su autor, Jaromír Vejvoda, en el museo abierto por sus hijos en Zbraslav, localidad natal del compositor cercana a Praga.

Autor: Mónica Villegas Gallego
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