Aniversario de la Muerte en la Hoguera de Juan Hus

Juan Hus

En ocasión del Aniversario de la Muerte en la Hoguera de Juan Hus, el equipo de la redacción Iberoamericana ha preparado para ustedes un programa especial, en el que les acercaremos la vida y obra de ese destacado reformador religioso checo de las postrimerías del siglo XIV.

Cada año, a principios de julio, en el pequeño pueblo de Krakovec, Bohemia Central, se celebra una fiesta popular en homenaje al maestro Juan Hus, acompañada de actuaciones de varios coros de la región.

Juan Hus
Estas tienen lugar al aire libre, en un prado al pie de las ruinas del antiguo castillo de Krakovec. El alcalde local, Petr Jelínek, sostiene que el castillo está vinculado con el reformador católico checo, Juan Hus.

"En el castillo de Krakovec, hoy en ruinas, el maestro Juan Hus vivió las últimas semanas antes de abandonar su patria y emprender un viaje al Concilio de Constanza para defender su verdad. Según los historiadores, en el castillo local Hus escribió también las últimas cartas al pueblo checo, en las que le exhortaba a ser fiel a las enseñanzas de la Biblia".

En las festividades de Krakovec suele asistir cada año un gran número de personas que acuden incluso desde zonas relativamente apartadas. Petr Jelínek, alcalde de Krakovec y uno de los organizadores de la fiesta en homenaje a Juan Hus, considera que a la gente le atrae tanto la tradición como la riqueza de los programas de dichas festividades.

"El aniversario de la muerte en la hoguera del religioso Juan Hus se conmemora en Krakovec desde 1921 o sea desde hace muchísimos años, entrelazándose con la fiesta patronal local. Esta dura de dos a tres días y, además de una misa en homenaje al maestro Juan Hus, se ofrece un variado programa cultural en el que se presentan coros, grupos folclóricos y compañías de teatro de la región. Como símbolo de la heroica muerte del reformador católico Juan Hus, por la noche, al culminar el júbilo, se acostumbra encender una enorme fogata, la gente se reúne en su derredor y todos juntos se ponen a cantar".

Para acercarles, amigos, la vida y obra del religioso checo, Juan Hus, consideramos necesario rememorar la situación y los acontecimientos históricos en el país y en Europa durante la época en que vivió.

Juan Hus
Con este fin debemos retornar varios siglos atrás, hasta llegar a las postrimerías del siglo XIV.

Los historiadores afirman que la segunda mitad del siglo XIV fue uno de los períodos de mayor florecimiento de las tierras de la Corona Checa. En aquél entonces el país era gobernado por el emperador romano germánico, Carlos IV, un soberano culto y de fuerte carácter, quien paulatinamente transformó el Reino Checo en uno de los más poderosos de Europa.

El historiador checo, Frantisek Smahel, sostiene que desde cierto punto de vista, la situación de entonces del Reino Checo es posible compararla con la disposición actual de la República Checa.

"De manera similar a lo que experimentamos actualmente, también en la segunda mitad del siglo XIV las tierras de la Corona Checa se empeñaban por alcanzar el nivel económico de los países más desarrollados de Europa occidental y del sur. Un gran mérito en estos empeños lo tuvo el emperador Carlos IV, quien abrió el país a especialistas de otros territorios, facilitando así su progreso en todas las esferas. Cabe recordar también que en 1348 Carlos IV fundó en Praga la Universidad Carolina, primer centro de enseñanza superior en Europa Central".

Paulatinamente, según sostuvo el profesor Smahel, Praga se fue transformando en una de las mayores metrópolis del mundo cristiano de entonces, después de Londres, París y Roma. Junto con ello fue creciendo la importancia del país, en el que, además del rey, la Iglesia Católica tenía un gran poder.

Los acontecimientos que tenían lugar en Praga y en las tierras de la Corona Checa repercutían necesariamente en los países vecinos. Entre otros factores, ello se debió al hecho de que al país llegaban muchos especialistas extranjeros en las más diversas esferas, así como artistas y estudiantes. En el Reino Checo, que hasta entonces no tenía experiencia con herejes, buscaban refugio también representantes de varios movimientos reformistas que en otros lugares de Europa eran perseguidos.

La prosperidad del país, no obstante, no duró infinitamente. Tras la muerte de Carlos IV, en 1378, comenzaron a aparecer los primeros problemas. Se presentó una profunda crisis demográfica causada por las epidemias de peste que afectaron toda Europa y junto con ello surgió una crisis económica. Como si fuera poco, comenzaron a intensificarse también las controversias entre los representantes de las numerosas naciones que habitaban en el país.

La crisis se agudizó todavía más con el cisma papal que se inició en 1378, debatiéndose desde entonces la Iglesia occidental entre excomuniones provocadas por la existencia de dos papas. En esas circunstancias y bajo la influencia de las enseñanzas reformistas eclesiásticas que venían desde el exterior, en las tierras de la Corona Checa fue surgiendo un ambiente adecuado para la aparición de un movimiento reformista.

El cisma papal marcó la situación religiosa en toda Europa, teniendo consecuencias negativas también para las tierras de la Corona Checa, señaló el historiador checo, Frantisek Smahel.

"La desintegración de la Iglesia Católica condujo a que la gente afectada seriamente por la crisis económica, y no sólo en el Reino Checo, llegara a reflexionar sobre el rol de la Iglesia en la vida de la sociedad. ¿Cómo es posible que surjan disputas dentro de la propia Iglesia Católica?, se preguntaban los ciudadanos, comenzando a desconfiar en la autoridad del Santo Pontífice".

En medio de esa situación, fue cobrando fuerza la convicción de que algo debería cambiar dentro de la Iglesia Católica. A una profunda crítica eran sometidas las actividades y algunos excesos de la administración eclesiástica, especialmente el negocio con las indulgencias.

Lo interesante, según el historiador, Frantisek Smahel, es que los mayores críticos del estado de las cosas dentro de la Iglesia Católica eran varios sacerdotes católicos y, entre ellos, Juan Hus. "Pero, aunque se hablaba de la necesidad de reformar la Iglesia, nadie sabía o se atrevía a decir cómo había que cambiarla", indicó el profesor Smahel.

Juan Hus
A la posterior maduración y propagación del movimiento reformista checo ayudó, en primer lugar, la obra del teólogo y pensador inglés, John Wycliff, divulgada por los estudiantes de la Universidad Carolina de Praga. En segundo lugar, como destacó el historiador Smahel, el movimiento reformista se extendió porque el rey checo, Venceslao IV, quien sucedió en el trono a su padre, Carlos IV, no le prestó importancia y no acabó con él al comienzo. Luego ya era tarde.

Amplio apoyo tenían en el Reino Checo especialmente las tesis de Wycliff contra la autoridad papal y contra el poder y las propiedades de la Iglesia. El historiador Smahel sostuvo que ese programa entusiasmó, entre otros, al sacerdote checo, Juan Hus, quien desarrolló las ideas de Wycliff. ¿Quién fue Juan Hus?

"Juan Hus fue una persona muy talentosa. Nació alrededor del año 1372 en el pueblo de Husinec, en Bohemia del Sur. Se graduó en la Universidad Carolina, en la que posteriormente daba clases y en 1400 fue ordenado sacerdote".

En 1401 Hus fue nombrado decano de la Facultad de Arte y en 1409 rector de la Universidad Carolina de Praga. Aparte de ello, predicaba en la iglesia de San Miguel y posteriormente en la Capilla de Belén, en Praga, que solía ser visitada tanto por gente sencilla como por la aristocracia y parte de la burguesía praguense.

Basándose en las enseñanzas de Wycliff, Hus fue insistiendo en la necesidad de la reforma eclesiástica, tema que desarrollaba en sus predicaciones. Gracias a sus dotes oratorios, Juan Hus poco a poco se convirtió en uno de los predicadores más famosos de Praga y sus ideas reformistas eran apoyadas por amplias capas de la sociedad checa de entonces.

El historiador Frantisek Smahel insistió, no obstante, que para entender a Hus resulta importante tener presente que no se trataba de ningún revolucionario y que su objetivo no consistió en cambiar el sistema social en el país.

"La mayor aspiración de Hus era lograr ciertos cambios en la vida de la Iglesia Católica. Quería especialmente que la Iglesia desistiera de los bienes que no servían al cumplimiento de su misión eclesiástica, que terminara el negocio con las indulgencias, que el evangelio sea transmitido a la gente en su idioma materno, que en el país se respetara la moral y se luchara contra todo mal. Sí, Juan Hus deseaba una purificación de la Iglesia Católica, un regreso hacia el cristianismo original, pero en ningún caso pretendía fundar otra Iglesia o alcanzar cambios en el ordenamiento social".

Mientras que las enseñanzas de Hus hallaron apoyo de amplias capas de la población, la Iglesia Católica lo calificó de hereje. Se le reprochaba que se atreviera a dudar de la Iglesia, que calificara la Biblia como el único criterio de la verdad y que pusiera en tela de juicio el principio de la subordinación.

Juan Hus
En vista del peligro que representaban las enseñanzas de Hus para la Iglesia Católica, que temía que dieran origen a la anarquía, Juan Hus fue invitado a defender su verdad ante el Concilio de Constanza. Allí se le exhortó a desistir de sus tesis, pero Hus se negó a hacerlo. Rechazó la acusación y exigió que el concilio le enseñara la verdad. A raíz de ello, el poder secular lo condenó a morir en la hoguera, sentencia que fue ejecutada el seis de julio de 1415. Las cenizas de Juan Hus fueron arrojadas al río.

El historiador checo, Frantisek Smahel dice que Hus no fue un hereje.

"Este es un tema bastante complejo. Desde el punto de vista de la Iglesia Católica de entonces, Hus fue hereje, porque entró en conflicto con las enseñanzas religiosas de aquella época, pero todo es relativo. Como historiador insisto en que Hus trataba de ser fiel al legado de Cristo y no quería aceptar algunas actuaciones profanas de la Iglesia."

Como indicara el profesor Smahel, el legado de Juan Hus consiste especialmente en su insistencia en la integridad moral del ser humano, en el principio de la responsabilidad personal, del amor hacia la verdad y la fidelidad a la voz de la conciencia.

La importancia de ese legado de Juan Hus para el pueblo checo la destacó también el papa Juan Pablo II en un simposio internacional sobre Hus, celebrado en Roma en diciembre de 1999. El Sumo Pontífice expresó entonces su profundo pesar por la muerte de Hus en la hoguera.

La muerte mártir de Hus provocó en el Reino Checo un amplio movimiento revolucionario de los husitas. Éstos se consideraban seguidores de Juan Hus, compartiendo sus ideas sobre la necesidad de renovar la Iglesia Católica de entonces. Más tarde, sin embargo, el movimiento adquirió la forma de una revolución social contra los feudales que se extendió por todo el país.

El centro de los husitas fue la ciudad de Tábor, fundada por el movimiento en forma de un poblado comunitario. Con el paso del tiempo los husitas se fueron apoderando de otras ciudades del reino.

Desde 1418 hasta mediados de los años treinta del siglo XV, los husitas emprendieron un sinnúmero de batallas contra sus adversarios tanto nacionales como extranjeros. Los seguidores de Hus tenían su propio himno, denominado "coral husita", en el que se cantaba sobre los "combatientes al servicio de Dios".

Las disputas internas y los enemigos externos, poco a poco fueron acabando con el movimiento husita. No obstante, los ideales de los husitas marcaron por mucho tiempo el curso de la historia en el país y, de cierto modo, también en una considerable parte de Europa.

La sociedad, dividida a partir de entonces en católicos y husitas, fue adaptándose a las nuevas condiciones, aprendiendo a convivir y a respetarse mutuamente.

Los Husitas
La Iglesia Católica perdió en el Reino Checo gran parte de sus privilegios y por mucho tiempo fue privada también de sus bienes, mientras que se fue ampliando el poder y las posesiones de la nobleza. Recién con la recatolización de las Tierras de la Corona Checa después de la Guerra de los Treinta Años en el siglo XVII, la Iglesia Católica logró recobrar el poder en el país.

Después de esta excursión a la historia checa, volvamos nuevamente al presente, a las ruinas del antiguo castillo de Krakovec, a unos 70 kilómetros al oeste de Praga, donde el maestro Juan Hus vivió los últimos días antes de marcharse al Concilio de Constanza.

El alcalde del pueblo, Petr Jelínek, junto con los habitantes locales, desarrollan grandes empeños para mantener vivo el legado de Hus y conservar al menos los restos del castillo de Krakovec.

"Lamentablemente el castillo de Krakovec está en ruinas y ello desde hace más de 300 años, cuando sufrió un fuerte incendio. Parece que su propietario de entonces no volvió a reconstruirlo por falta de dinero, conservándose sólo sus restos. Deseamos que éstos perduren por varios siglos."

Además de asegurar la conservación técnica de las ruinas del castillo, la alcaldía de Krakovec mandó a fabricar un puente de madera especial para facilitar el acceso al lugar. Así señaló Petr Jelínek.

"El castillo fue construido durante algo más de dos años, mientras que la conservación técnica de la ruina, concluida hace poco, duró diez años. Antaño el castillo tenía un puente de madera y a nosotros se nos ocurrió mandar a hacer un puente semejante al original. En estos momentos se trabaja en su realización y sus autores respetan tanto los materiales como la técnica medieval. Por ejemplo, en el puente no será empleado ni un solo clavo. Los técnicos aseguran que la obra resistirá unos 300 años".

Por cierto, parece que se tratará de una obra muy interesante, pero, ¿quién de nosotros podrá verificar si el puente de Krakovec se mantendrá realmente tres siglos?

Lo que si se conservará por mucho tiempo es la tradición de los homenajes a Juan Hus, reformador religioso checo del siglo XV, quien el 6 de julio de 1415 murió en la hoguera por negarse desistir de sus enseñanzas.