PRAHO! project: la mujer que superó una infidelidad creando un grupo de arte urbano
Cuando se enteró de que su novio le había sido infiel, Ana-Maria Čermáková se sintió tan triste que tenía dos salidas: hundirse en una depresión o sacar fuerzas de flaquezas. Optó por lo segundo y creó así PRAHO! project, un grupo artístico que se dedica a hacer instalaciones en distintos puntos de la ciudad y busca detener el tiempo por un instante, recordándole a la gente nada menos que el hecho de estar vivos.
¿Hiciste feliz a alguien hoy? ¿Qué es lo que más deseas en este momento? ¿Piensas a menudo en el pasado? ¿Qué te impulsa a levantarte cada día? ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez? Si Ana-Maria Čermáková, la creadora del colectivo PRAHO! project que se dedica a hacer instalaciones artísticas en distintos puntos de la ciudad, es capaz de formular al público esas preguntas tan afiladas y hasta paradójicas es tal vez porque ella misma supo tocar fondo y, por lo tanto, puede decir, por experiencia propia y sin temor a equivocarse, eso de que toda crisis contiene también alguna oportunidad.
“Hace unos seis o siete años descubrí que mi exnovio me había engañado. Nos separamos y yo estaba muy triste, así que comencé a ir a los bares a beber vino tinto y escribir poesía, que luego iba pegando en los postes de toda la ciudad de Praga. En ese entonces, no estaban de moda los códigos QR; yo necesitaba desahogarme y, por alguna razón, sentía que cada vez que alguien pasaba y leía lo que escribía, podía hacerlo porque me ayudaba y era una forma de terapia”.
Además del desahogo, Čermáková pronto comenzó a descubrir que, al volver a aquellos escenarios en los que iba dejando esas pequeñas piezas de arte, muchas personas le respondían y le dejaban, por ejemplo, comentarios o incluso algunas rosas.
“Y, luego, una persona, un hombre, a quien nunca conocí ni jamás conoceré, comenzó a buscar proactivamente mis poemas y a pegar los suyos propios junto a los míos, reaccionando directamente a lo que yo escribía. Ese fue un momento muy interesante en el que me di cuenta de que podía utilizar el espacio público, que debería pertenecer a todos nosotros, y el arte, definitivamente, no debería ser exclusivo, aunque pueda sonar trillado decirlo en solo dos frases. Pero no hay dudas de que el espacio público ofrece muchas posibilidades y yo he aprovechado eso. Me pareció hermoso comenzar a comunicarme con la gente en el mismo lugar y al mismo tiempo“.
Qué escribe en mi pared la tribu de mi calle
Aunque PRAHO! project nació en octubre de 2021, cuando ella y su equipo comenzaron a colocar carteles con frases, poemas y preguntas en varios puntos de la ciudad, hace ya dos años que está registrado como una organización oficial. Cuenta con veinte integrantes y sigue creciendo y buscando nuevos miembros a través de convocatorias y concursos. Y si bien su fundadora es consciente de que no pueden prescindir del dinero, asegura que tienen principios muy claros en ese sentido. No les interesa, por ejemplo, recibir colaboraciones de bancos ni entidades comerciales porque consideran que eso restringiría su expresión artística.
“Somos una organización sin fines de lucro, una asociación registrada. En la actualidad, realmente estamos aprendiendo sobre la marcha, solicitamos subvenciones europeas y el dinero está comenzando a ingresar al proyecto. Pero aún no estamos en la etapa en la que podamos permitirnos contratar a nuestros veinte integrantes. Sí tenemos oficinas y podemos pagarles a nuestros colegas y amigos. Pero, por supuesto, nuestro objetivo a largo plazo es poder emplear y recompensar financieramente a todos como debería ser”.
Afirma Čermáková que se siente muy agradecida con cada uno de quienes conforman su equipo ya que están acompañandola desde que arrancó con esta idea hace cuatro años. Desde entonces cuenta que han recibido unos cincuenta mil testimonios y respuestas por parte del público ya que, gracias a que se trata de una interacción anónima, no tienen problema en compartir con ellos sus mayores miedos o secretos, aunque también envían por el código QR textos, dibujos y hasta cortometrajes. Asegura Čermáková que a ella le resulta muy estimulante, sobre todo, el hecho de que, en pleno siglo XXI, exista en el mundo una motivación distinta a la del dinero.
“Yo tengo en claro que, para alguna gente, PRAHO! project se reduce a los resultados tangibles o intangibles, pero para mí se trata, sobre todo, de lo que sucede a nivel interno: somos una familia, somos amigos, y muchas personas nos han salvado la vida de modo simbólico, pero también literal durante estos cuatro años de funcionamiento, y eso es hermoso”.
Un desierto de gente
La intervención del espacio público que realizan toma distintas formas: desde juegos interactivos por la ciudad en los que reparten varias tarjetas y objetos temáticos hasta lo que ellos mismos llaman la revitalización de algunos lugares como, por ejemplo, el pasaje subterráneo bajo la parada de tranvía Vychovatelná en Libeň, donde instalaron un mural sobre el cambio climático y el futuro; o debajo de la estación de metro de Jinonice, donde fijaron mensajes y preguntas para pensar distintas cuestiones en torno al feminismo, incluyendo también algunos interrogantes sobre los beneficios que le puede deparar también a los hombres. Čermáková confirma que como su objetivo es fomentar la expresividad, lo que menos quieren hacer es clausurar el pensamiento y el debate. Por el contrario, todo el tiempo intentan plantear temas actuales que puedan llegar a tener una fuerte resonancia en la sociedad.
“Uno de los objetivos es resaltar el hecho de que, en este mundo, que a primera vista puede parecer alienado, estamos mucho más cerca de lo que parece y podemos entendernos unos a otros. La prueba es que, a la hora de leer los testimonios, una de cada tres personas dice lo mismo: ‘Me siento solo, nadie me entiende‘. Eso es muy interesante. Todos pasamos por el mismo proceso mental y emocional, solo que no sabemos que a los demás también les pasa”.
“Todos alguna vez nos sentimos solos, pero no sabemos que a los demás también les pasa lo mismo”.
Ana-Maria Čermáková
De todas sus actividades dice Čermáková que la más visible es la que realizaron en la estación de metro de Kačerov, una instalación que intenta impactar y abstraer, al menos por un rato, a los pasajeros de la vorágine diaria, en un lugar en el que la percepción del tiempo suele reducirse a esperar el próximo metro para ir al trabajo o a casa. Resultado de una convocatoria abierta que ganaron del programa Arte para la Ciudad de la Galería de la Ciudad de Praga, esa intervención consiste en una serie de frases y preguntas bastante existenciales que distribuyeron en varios puntos de la estación y a la que les van agregando las propias respuestas de los usuarios. La instalación la fueron preparando durante varias noches, cuando el servicio del metro permanece inactivo, y se podrá ver durante todo el año.
“Es como un recordatorio de que estamos vivos y debemos recordar que las cosas más importantes de este mundo aún no se pueden comprar”.
Ana-Maria Čermáková
“Y sí, la verdad que es casi como un recordatorio de que estamos vivos y que debemos detenernos y recordar que las cosas más importantes, como el tiempo, al que esta instalación está dedicada, o la salud, aún no se pueden comprar en este mundo, afortunadamente. La instalación ha recibido comentarios extremadamente positivos y es una confirmación más de que el arte pertenece a las calles. El hecho de que alguien espere unos minutos en el metro y, mientras tanto, pueda tener nuevos pensamientos y tal vez abrir nuevos temas o ver el mundo desde perspectivas que no había considerado antes, es un milagro y me encanta”.
En Estocolmo, pero sin síndrome
Ana-Maria Čermáková tiene 30 años, nació en Slaný, una ciudad checa ubicada a unos pocos kilómetros de Praga. Tiene una maestría que combina psicología, sociología y dirección cinematográfica y lo que más le interesa es, en efecto, la combinación de diferentes formas artísticas, totalmente convencida de que de eso se trata el futuro. Mientras tanto, como les sucede a tantas otras personas, combina la pasión de su proyecto artístico con un trabajo a tiempo completo que le permite mantenerse.
“El año pasado esto me llevó a un colapso mental, y me fui por tres meses, dándome cuenta de que no podía continuar de esa manera. Desde entonces, he reducido un poco la carga y me concentro en escribir subvenciones y en la presentación externa, para poder avanzar aún más. El Praho project, además del aspecto práctico, para mí significa satisfacción, un recordatorio de que si uno quiere, es capaz de construir cualquier cosa. Es un pensamiento hermoso que una idea pueda convertirse en algo tangible y grande que luego influya en otras personas”.
Cuenta Ana-Maria Čermáková que actualmente lleva una vida totalmente local en Estocolmo donde, de hecho, planea extender su proyecto artístico. Además de hablar el idioma, tiene un novio sueco y, con una sonrisa, agrega que, lejos de sentir recelo por lo que alguna vez le sucedió, gracias a su proyecto artístico fue capaz de dar vuelta la página y hoy confía plenamente en la gente que tiene a su alrededor.
