Esta es la luz de Krištof

Krištof Kintera en su taller
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Creador de obras clásicas de Praga como el poste de luz curvado que recuerda a los suicidas del puente de Nusle, el artista Krištof Kintera está viviendo una etapa de mucha inspiración: mientras el museo DOX exhibe su muestra ¿Cómo puedo ayudarte?, en esta entrevista exclusiva nos cuenta que está preparando un espacio urbano que reunirá faroles de todo el mundo.

En Tilburgo,  Holanda | Foto: archivo de Krištof Kintera

Una de las obras urbanas que mejor representa el trabajo del escultor checo Krištof Kintera no está en Praga, sino en una parada de autobús de la ciudad holandesa de Tilburgo. Justo sobre la cabeza de la estatua de San Antonio, diseñó un poste de luz que genera en el santo un efecto de aureola. Y aunque la idea original era que solo durara un tiempo limitado, la intervención gustó tanto que aún sigue ahí.

“Se suponía que estaría ahí durante un tiempo limitado y cuando estábamos decidiendo el plazo me propusieron que fuera hasta que se agotara la luz de la lámpara que, según el envoltorio, sucedería en quinientos días. Era una buena idea: cuando la lámpara se quemara retirarían la escultura y me parecía bien, pero a la gente de Tilburgo durante esos quinientos días les empezó a gustar la escultura y decidieron mantenerla”.

How can I help you,  la muestra de Kintera en el DOX | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Kintera tituló aquella obra Milagro y se ve que es una palabra recurrente en su diccionario personal porque afirma que los milagros a veces ocurren para describir lo que siente al contar con una exposición de sus obras en el prestigioso museo DOX de arte contemporáneo que se inauguró el 10 de marzo y podrá verse hasta el 20 de agosto.

“Ya había tenido una muestra en el DOX, pero era una exhibición grupal y esta vez es algo individual, y la verdad que para mí es un momento especial porque nunca pensé que sería posible reunir tantos dibujos o artefactos que estuve realizando durante casi veinte años. Es decir, la idea siempre me atrajo pero, al mismo tiempo, muchas de las obras estaban en las casas de los coleccionistas, por eso pensaba que era algo imposible”.

De hecho, revela que unos 150 coleccionistas aceptaron prestar sus obras para hacer posible esta exposición que reúne dibujos con comentarios personales acerca de la vida. Un trabajo con el registro cotidiano que Kintera fue acumulando obsesivamente, casi a la manera de un diario. El llamativo título de la muestra, How can I help you? (¿Cómo puedo ayudarte?), parece remitir al universo de Andy Warhol, un ícono pop con el que la muestra de Kintera no deja de mostrar algunas correspondencias.

Krištof Kintera en su taller | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

“Juego con la idea de ser un psicólogo o doctor que ofrece sus servicios, pero al mismo tiempo se trata de una pregunta que es, al mismo tiempo, una fórmula que escuchas en negocios, conversaciones telefónicas o incluso llamadas de call centres, aunque las personas no les den en general ese sentido”.

Si bien se trata de una pregunta que, muchas veces, parece tan vacía como una frase hecha, Kintera entiende que también existe la posibilidad de que el destinatario la tome en serio. Es decir que, en algún punto, esa fórmula aparentemente trivial puede convertirse, en determinados contextos, en algo mucho más profundo.

El problema del suicidio

“El suicidio es algo muy fuerte y creo que no deberíamos juzgarlo”.
Krištof Kintera

Este año el puente de Nusle, uno de los más altos de la ciudad, cumplió medio siglo de historia. Y justo debajo del puente, en el parque Folimanka, una obra de Kintera recuerda a las personas que decidieron arrojarse desde ese sitio para terminar con su vida.

“El puente de Nusle, de hecho, tiene la misma edad que yo porque también nací en el año 1973, es decir, que los dos tenemos cincuenta años y la historia es así: yo iba a una escuela secundaria cerca del puente y lo cruzaba con mucha frecuencia. Era una experiencia bastante intensa porque en esa época las barandas tenían poco más de un metro de altura y todos sabíamos que mucha gente se tiraba de ahí para suicidarse y hasta un amigo de la escuela lo hizo también, era algo muy estremecedor”.

La obra de Kristera en el Puente de Nusle | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

A pesar de que, con el tiempo, la ciudad fue elevando la altura de las barandas, cuenta Kintera que mucha gente seguía saltando hasta que, en el año 2008, modificaron a tal punto la estructura que se volvió casi imposible arrojarse. Sin embargo, como él no podía dejar de pensar en lo que le había ocurrido a su amigo y a tantas otras personas, decidió hacer algo para recordarlos. Comenta que empezó una investigación, pero al tratar de averiguar la cifra exacta de personas fallecidas, descubrió que era imposible obtener ese dato porque, durante el comunismo, no había habido ningún registro. De hecho, el conteo empezó recién en la década del noventa y, desde entonces, se calcula que hubo unos cuatrocientos casos y muchos otros intentos que lograron evitarse. Es por eso que al de Nusle se lo empezó a llamar el puente de los suicidas, aun cuando se trata de un tema muy difícil de abordar que, en algún punto, sigue siendo tabú.

“Y yo creo que deberíamos cambiar nuestra perspectiva al respecto, y un poco está sucediendo, porque hay que pensar también en los motivos, por qué algunas personas llegan a ese límite, es algo muy fuerte y creo que no deberíamos juzgarlo. Cada vez estaba más convencido de hacer algo que pudiera recordar a todas esas personas, pero a la vez era difícil porque no se trataba de arte callejero y debía conseguir el permiso. Entonces empecé a hablar con la municipalidad de Praga 2 y fue una larga historia que, de algún modo, se resolvió”.

Recuerdo de los suicidas en el Puente de Nusle  | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

A pesar de las dificultades, Krištof Kintera explica que logró encontrar una solución muy económica y discreta que tampoco implicó ningún problema técnico: curvar la estructura de metal de un poste de luz. El resultado es un elocuente pero sutil poste de luz doblado que, al mismo tiempo que evoca aquellas historias tan tristes del puente, también mira hacia las estrellas. Todavía conmovido, él mismo define su intervención como un símbolo de que todas las personas son mensajeras de su propia luz.

“Simplemente quiero hacer reflexionar a la gente acerca de esto y respetarlos, nosotros debemos respetar que esa gente haya decidido hacerlo porque fue su propia decisión y también tener en cuenta que tuvieron que haber sido muy valientes para hacerlo, pero claro que no es un tema fácil, es súper difícil, pero sí, sobre todo, respetarlo”.

Homenaje al ciclista Jan Bouchal | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Tan difícil es abordar el problema del suicidio que, cuando la obra tuvo una pequeña inauguración, no faltaron algunas quejas. Otra intervención praguense muy conocida de Kintera es la bicicleta que cuelga en lo alto de una farola de catorce metros de altura en la intersección de Dukelských hrdinů y nábřeží Kapitána Jaroše. En ese preciso lugar, el promotor de ciclismo urbano Jan Bouchal resultó fatalmente herido a raíz de un accidente de tránsito en el año 2006. El monumento puede verse en ese sitio desde 2013 y cuenta Kintera que, como tenían amigos en común, había hablado con él pocos días antes de su muerte.

“Él estaba involucrado en un movimiento llamado Automat que propone que la ciudad de Praga sea un poco más amigable con las bicicletas. Es un juego de palabras que, en checo, significa también ‘jaque mate a los autos’, es un nombre bonito y ese hombre dos o tres semanas después de Navidad fue atropellado por un auto y murió a los pocos días. Destinó gran parte de su vida a mejorar la situación de los ciclistas en Praga”.

Toda la luz del mundo

“Se me ocurrió hacer algo bastante ambicioso en el buen sentido: coleccionar y reunir faroles de calles de todo el mundo”.
Krištof Kintera

Entre el año 2024 y 2025 un nuevo puente se inaugurará en Praga conectando Smíchov y Podolí. Con 388 metros de largo y 16 metros de ancho, la obra ya comenzó y la gran novedad es que tendrá un estilo neocubista. Kintera fue convocado para participar en el diseño del espacio urbano de los alrededores y asegura que, si bien se puso muy contento, al principio no sabía bien qué hacer porque el puente le parece hermoso en sí mismo. Luego de pensarlo un tiempo, decidieron junto a un equipo de trabajo crear un amplio sitio en uno de los lados del puente para organizar obras de teatro, conciertos y otras actividades culturales. Sin embargo, parece que lo más interesante de todo es lo que están planeando realizar al otro lado del puente.

“Ahí la situación es diferente porque hay mucho tránsito: está la calle Strakonická, hay un tren que ingresa a la ciudad, muchas carreteras, autos, tranvías y buses. Una selva de tránsito. Entonces, yo quería hacer algo que pudiera verse bien desde todos esos medios de transporte y, volviendo a la idea del alumbrado público, se me ocurrió hacer algo bastante ambicioso en el buen sentido: coleccionar y reunir en ese sitio faroles de calles de todo el mundo, ya tenemos faroles de ciudades de sesenta países como, por ejemplo, Kioto, Helsinki, Ulán Bator, Nueva York, París…”.

Maqueta del nuevo puente de Praga  | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Es por eso que, mientras se construye el puente, Kintera y su equipo están trabajando sin descanso con embajadas, consulados, centros culturales y muchos amigos para hacer realidad ese notable proyecto que él mismo tituló ‘Light removes darkness’ (La luz acaba con la oscuridad) y promete convertirse en otro gran atractivo de la capital checa. Así como París ostenta el mote de la Ciudad de la Luz, la idea es que Praga cuente, en un futuro cercano, con un rincón que condense nada menos que toda la luz del mundo.