Praga adorna sus calles para recibir la Pascua y la primavera

Foto: CzechTourism

Praga ya luce alegres adornos en sus casas y sus calles para celebrar la Pascua y dar la bienvenida a la primavera, pero... ¿Es todo en la República Checa de tradición pagana? ¿Hay algún símbolo o tradición del antiguo cristianismo? ¿Qué diferencias hay con España?

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Música, color, buen tiempo, calles llenas de gente, ...

Llega la Pascua y Praga se viste de fiesta. Flores, los tradicionales huevos de Pascua pintados a mano y cintas de miles de colores adornan sus casas y sus calles para celebrar la llegada de la primavera.

El cambio de hora alarga los días y parece que a los checos les cuesta menos trabajo pasar el tiempo en la calle.

Con los tradicionales mercadillos de Pascua celebra Praga esta fiesta, una festividad de origen pagano en la que lo más importante, para la mayoría de los checos, es celebrar la llegada de la primavera.

O así lo cree Alberto Giralda, un sacerdote español del Instituto religioso de los Misioneros Identes, que reside en Praga desde hace dieciocho años.

“Los checos viven la Pascua, que ellos llaman Velikonoce, sobre todo ligada a la primavera. Son fiestas relacionadas con la luz, con el sol... Por ejemplo, esto se ve en la forma de decorar los huevos de Pascua”.

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La tradición de los huevos de Pascua es, sin duda, una de las más importantes de la Pascua florida checa. Un símbolo de nueva vida, de fertilidad, que se convierte en un arte, una manualidad, por el trabajo que pintarlos conlleva.

Normalmente en tonos rojos o verdes, cada región de la República Checa tiene su propia técnica especial de decoración. Un regalo que gusta a niños y a mayores. Así nos lo contaba Tereza Halasová, profesora de español del Instituto Altis de Praga.

“Los huevos de Pascua son el símbolo de la fertilidad ¿no? Porque en la Semana Santa lo que se celebra, en la fiesta pagana, es una fiesta de fertilidad. Por eso los chicos como que les pegan a las mujeres en ese sentido, para que revivan y que sean más fértiles, que se despierten después del invierno”.

Unida a esta fiesta por la fertilidad se encuentra la tradición de los azotes. Se celebra el lunes de Pascua, el día más importante durante la Semana Santa para los checos; de hecho, es el único día festivo en su calendario durante este tiempo.

Esta tradición es una de las más antiguas y, para los checos, la más bonita de la Pascua florida. Como hacían sus antepasados, los varones fabrican para ese día unas varitas trenzadas de sauce verde con las que recorren desde la mañana los pueblos y las ciudades para ir azotando simbólicamente a las mujeres.

Ante los ojos del mundo contemporáneo puede resultar una tradición algo violenta o machista, pero los checos aseguran que no tiene nada de agresivo, sólo tratan de evocar a sus antepasados, quienes confiaban en el poder de las varitas para rejuvenecer a la mujer.

Tereza Halasová, de la misma manera, no ve en ella un gesto agresivo en el que hombre ejerza su fuerza sobre la mujer.

“No sé, yo creo que machista, machista... Es más el símbolo de que ellos las espabilan para que sean más fértiles, no es símbolo de que ellos ejercen su fuerza sobre la mujer. En ese sentido no es machista”.

Alberto Giralda, por el contrario, cree que en algunos casos los hombres se aprovechan de esta tradición que tiene más de seis siglos y en algunas ocasiones se pueden ver escenas un poco desagradables.

“Esta tradición es muy antigua, yo creo que las primeras noticias que se tienen de ella son del siglo XIV, y normalmente es en un ambiente bastante agradable y alegre, aunque a veces también se ven escenas un poco desagradables, hay muchachos que abusan...”.

Del lunes de Pascua aún se conserva otra tradición importante, niños y hombres van casa por casa tocando la carraca o maraca para recibir a cambio un regalo: huevos de Pascua, dulces, alcohol y, en muy pocos casos, dinero, como nos cuenta Tereza Halasová.

“Los chicos van por las casas y piden, pues, o dinero o los huevos, porque antes lo propio sería el huevo. En los pueblos cuando van los mayores piden alcohol y dinero... no es lo más propio”.

Sin embargo, en República Checa, la Semana Santa también tiene algunas raíces cristianas.

La mayoría de la población las desconoce, según nos contaba el sacerdote Giralda, por eso la mayoría de los signos externos de su Pascua florida son paganos.

Fоtо: Robert Aichinger / Stock.XCHNG
“Los checos también conciben la Pascua como un hecho religioso, no sólo la primavera y los colores. Es una fiesta de tradición porque los checos han sido un país cristiano, o sea que, esas raíces todavía existen, aunque desconocen muchas cosas”.

Para los españoles, por el contrario, la celebración de la Semana Santa se encuentra muy ligada a lo religioso y tiene una gran tradición en el país.

En todas las ciudades de España se celebra y cada una de ellas cubre su celebración de elementos propios que la diferencian del resto, aunque en todas ellas, la Semana Santa goza de especial importancia, por eso atrae a miles de turistas de todo el mundo.

Alberto Giralda, nos explica que significa la Pascua para los españoles.

“Para los españoles está, sin duda, muy ligada a lo religioso, a lo cristiano, e indudablemente recuerda a las procesiones que están difundidísimas por todo el territorio español”.

A pesar de todo, aunque los españoles viven aparentemente una Pascua más cristiana, Alberto Giralda piensa que debajo de los actos que encierra la Semana Santa puede haber algo de superficialidad y un afán por encontrarse con el arte y la imaginería más allá de un sentido cristiano.

Él cree que, para eso, los checos son más entregados y viven la religiosidad de manera más sincera.

“Como ha sucedido en toda Europa ha habido un proceso de secularización muy extenso y España no se ha librado. En muchos casos parece que se vive la Semana Santa superficialmente, la conciben como un momento más bien de asueto y también el español lo ve como una posibilidad de encontrarse con el arte, las procesiones, la imaginería...”.

Las procesiones son el acto religioso más importante por el que se conoce la Semana Santa en España. Se trata de manifestaciones de fe en plena calle.

Los penitentes,  foto: Marin Garcia / Creative Commons 3.0 Unported,  2.5 Generic,  2.0 Generic y 1.0 Generic licence
Los grupos de personas devotos de un Santo o virgen en concreto, los creyentes, se reúnen en cofradías y manifiestan su fe en la calle a través de, normalmente, imágenes de la Pasión de Cristo o imágenes marianas.

Estas imágenes, a las que se llaman pasos, van acompañadas de gente en procesión –llamados penitentes- que oran a su Dios y que quieren compartir y demostrar ante los demás su fe.

Algunas de estas imágenes, al menos aquellos pasos más importantes o a los que se tiene más aprecio, suelen llevarse a hombros por hombres y, algunas veces, también por mujeres.

Los niños penitentes, normalmente, regalan caramelos a quienes se encuentran viendo la procesión y, los mayores, entregan alguna estampita o escapulario.

La imaginería, el arte de esculpir esas escenas bíblicas, hace algunas de estas procesiones aún más bonitas e importantes, pues muchas de ellas van firmadas por escultores famosos del país.

Las procesiones se suceden durante toda la semana, desde el Domingo de Ramos hasta el domingo de Resurrección, y cada paso suele ir acompañado de una banda de música que toca canciones típicas de Semana Santa, cargadas de una gran calidad instrumental y sentimental capaz de sacar las emociones de los espectadores a flor de piel.

Sólo uno de los días, el Viernes Santo, la procesión no va acompañada de música.

Es la que se conoce como “procesión del silencio”, los penitentes oran en silencio para guardar luto ante la muerte de Cristo, que no resucitará hasta el domingo.

De la música típica de la Semana Santa española destacan, sobre todo, las saetas, comunes especialmente en Andalucía, al sur del país.

Un lamento que se lanza a la imagen, una canción triste de tema religioso y de estilo flamenco, que se suele cantar sin el acompañamiento de ningún tipo de música, el único instrumento es la voz del cantaor.

Las procesiones, sin duda, son la mayor diferencia que encontramos a simple vista, entre la Semana Santa española y la checa. Pero, y los checos, ¿aceptarían las procesiones? ¿les gustaría o les molestaría que los checos cristianos las celebraran aquí?

Tereza Halasová, que ha estado viviendo en España diez años y ha podido disfrutar de ellas, cree que no las aceptarían, son una explosión de sentimientos a la que no están acostumbrados; incluso, hay quien las asocia con el fanatismo religioso.

Foto: Miguel Angel Navarro / Stock.XCHNG
“Me gusta porque es una tradición viva pero para mí son muy fuertes. Dicen que es fanático, no lo entienden para nada, incluso gente cristiana dice que es fanático, se critica mucho. Siempre dicen: ¨¡uff, qué horror!¨, parece como una cosa sectaria, rara, oscura... Estas manifestaciones públicas de una emoción para nosotros es muy chocante”.

Alberto Giralda, en cambio, es mucho más optimista y piensa que las procesiones sí podrían ser aceptadas, debido al éxito que ha cosechado y las raíces que está echando la cabalgata de reyes, una manifestación religiosa más, y la buena aceptación que ha tenido alguna procesión de domingo de Ramos que han realizado los monjes Agustinos en Praga.

“Los agustinos llevan varios años celebrando una procesión de Domingo de Ramos, es decir, si, hay éxito, digámoslo así. Se celebra aquí en Praga, desde hace quince años, la cabalgata de Reyes. Se ha extendido a otras ciudades checas, está echando raíces, por eso también se podría pensar que las procesiones de Semana Santa pueden echar raíces aquí”.

Coincidan o no, ambos piensan que los checos las respetarían.

Aunque es muy grande el desconocimiento que tienen hacia la religión, su aceptación es mayor que en España; según el sacerdote Giralda, son gente muy sincera y que piensan mucho las cosas antes de tomar una decisión, para él, algo positivo.

Foto: CzechTourism

Al son de un cuarteto de cuerda, de los que tantas veces podemos escuchar en cualquier rincón de Praga, volvemos a hablar de la Pascua checa, rica en colores y en sabores.

En los tradicionales mercadillos de Pascua que se reparten por las plazas y rincones más bonitos de Praga, podemos encontrar no sólo manualidades y objetos típicos de la República Checa, sino que también podemos degustar algunos de los maravillosos platos y dulces típicos de la Pascua checa:

El cordero de dios, hecho con masa de bizcocho glaseado o cubierto con una capa de chocolate; los panecillos llamados "mazanec" hechos con masa esponjada; pastas de miel decorados de Pascua; roscas de Judas llamados "jidáš" cubiertas de miel; o las llamadas gracias de Dios, o sea, "boží milosti", buñuelos fritos azucarados.

Sin duda, Praga es uno de los destinos más atrayentes para los turistas durante todo el año, pero es un regalo poder disfrutar de su Pascua florida durante esta época del año.

Una mezcla de olores y sabores que abre el apetito, un universo de color en cada rincón, música en directo en cualquier esquina para amenizar y festejar la llegada del buen tiempo y de más horas de luz...

Praga se calza sus mejores galas para recibir, como se merece, la llegada de la primavera.


Repetición del 5/4/2010

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