Ponorka, la taberna más bohemia de Moravia

Eliška Matoušová

Con una larga tradición que se remonta a los años de resistencia cultural contra el comunismo, el bar Ponorka de Olomouc recibió visitas ilustres como las del presidente Václav Havel y el poeta Allen Ginsberg. Tan fuerte es su huella en la ciudad que, durante la pandemia, muchos clientes colaboraron para impedir la quiebra de este bar en cuyas mesas suelen mezclarse profesores, poetas y vagabundos.

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Aunque como en casi todo sitio legendario ya nadie puede explicar con certeza su origen, hay cierta relación entre el nombre de la taberna Ponorka de la ciudad de Olomouc, que en checo significa “submarino”, y el rol preponderante que tuvo durante el estallido cultural del under en el contexto de la última etapa del régimen comunista. De hecho, algunos de los visitantes más ilustres de este bar histórico fueron el presidente Václav Havel y el poeta beatnik Allen Ginsberg. Y aunque los tiempos, por supuesto, no dejan de cambiar, el lugar aún mantiene algo de esa impronta, tal como nos cuenta su encargada Eliška Matoušová.

Fachada de la taberna de noche | Foto: Juan Pablo Bertazza

“El bar Ponorka ha estado aquí, más o menos, desde mediados del siglo XIX, es decir, hace bastante tiempo. El estilo actual del bar, que se caracteriza por tener bandas de música y distintas exposiciones de pintura, es este desde hace unos treinta años, pero incluso la típica taberna, en la que se sirve cerveza y refrescos, viene funcionando desde hace mucho, mucho tiempo”.

Este particular bar que es uno de los más antiguos que aún quedan en pie en la ciudad de Olomouc, está ubicado muy cerca de la Universidad Palacký y justo enfrente del Museo de Arte Moderno que le da también el título de Hospoda u Musea. Es posible que esa zona de privilegio también ayudara a consolidar el espíritu bohemio de esta taberna que, puede gustar más o menos, pero, sin lugar a dudas, hace de este sitio un lugar tan diferente como auténtico.

Entrada de la taberna | Foto: Juan Pablo Bertazza

“Lo más importante del bar es para nosotros su atmósfera, ya que cada semana hay conciertos, cada mes una exposición y cada uno se siente en este lugar un poco como en su casa. Y se trata de una tradición ya muy larga la que tiene esta taberna a la que viene todo tipo de gente, ya que en una misma mesa pueden mezclarse doctores con gente sin formación, poetas, profesores, vagabundos, y todos ellos tranquilamente pueden ponerse a conversar, y eso vuelve tan agradable este lugar y es también lo que nos gusta”.

Matoušová agrega que ese clima bohemio se complementa perfectamente con el plano artístico ya que, cada jueves, suele haber en Ponorka distintos conciertos, aunque no tanto durante las vacaciones de verano, ya que suele concurrir menos gente y también se siente la ausencia de los estudiantes, uno de los grandes motores de la ciudad. Sin embargo, la música no es la única actividad artística de la que hace gala este bar.

Interior de la taberna | Foto: Juan Pablo Bertazza

“También tienen lugar aquí lecturas de poesía: dos o tres poetas importantes, con diferentes estilos y estéticas, se reúnen aquí y el bar le dedica, entonces, toda una noche a la poesía”.

Algunos son autores de la misma ciudad de Olomouc, pero también suelen participar del evento poetas de otras localidades y hasta de otros países. De hecho, si bien se trata de una típica taberna checa con techos abovedados y mucho olor a cerveza, también suelen visitarla extranjeros de varios puntos del mundo.

Biblioteca en Ponorka | Foto: Juan Pablo Bertazza

“Ciertamente, nos visitaron húngaros y suelen venir extranjeros, incluso Ponorka está incluido en una importante guía alemana. La mayoría de nuestros clientes son checos, por supuesto, pero muchos extranjeros escuchan hablar de nosotros en algún lado y se presentan aquí, también los de la beca Erasmus, los españoles, por ejemplo, muchas veces nos llenaron el bar. Toda es gente buena la que viene y se nos une”.

Otro de los elementos distintivos de esta taberna que suele atraer a algunas personas, pero también repeler a muchas otras, es la característica humareda presente a toda hora. Y eso no tiene que ver con la cocina sino con que casi la totalidad de sus clientes siguen fumando en su interior sin restricciones, algo que ya casi no se ve en ningún otro establecimiento.

Fachada del Bar Ponorka | Foto: Juan Pablo Bertazza

“Amamos la libertad y, como dije antes, también tiene que ver con la atmósfera del lugar, y aún hay gente que necesita la libertad de poder fumarse un cigarrillo. Por otra parte, tenemos en todas partes tabernas en las que no se puede fumar, así que cada persona puede elegir si esto le gusta o no, y oficialmente esta taberna está constituida como un club de fumadores, así que no nos afecta la prohibición que rige en los bares y, por eso, fumamos”.

Eliška Matoušová disfruta de formar parte de esta taberna a la que llegó hace unos diez años a partir de una pasantía. Luego se convirtió en empleada permanente y, tras dos años de licencia, retomó su trabajo en Ponorka hasta que apareció la pandemia y sus casi infinitos obstáculos. Las dificultades fueron tantas que, no hace mucho tiempo, la taberna estuvo a punto de cerrar en forma definitiva. Sin embargo, fue justamente su camarera y encargada quien tuvo una buena idea para salvar su fuente de trabajo.

Cartelera Bar Ponorka | Foto: Juan Pablo Bertazza

“Cuando empezó todo, se me ocurrió hacer durante la primera primavera una colecta que funcionó muy bien gracias a la solidaridad de las personas. En poco tiempo, logramos reunir unos 4000 euros, pero eso alcanzaba solo para un mes y estuvimos sin abrir durante más de un año. Por supuesto, agradezco mucho a los clientes que nos ayudaron, pero todo el sector sufrió mucho, la pandemia fue una locura”.

Al igual que tantos otros negocios del rubro, esta taberna de a poco está empezando a recuperarse y, aunque algunos días no haya mucha clientela, Matoušová agradece poder trabajar con normalidad luego de tanto tiempo de incertidumbre. Ponorka ofrece de lunes a viernes un menú del día muy económico que suele incluir sopas y distintos platos típicos checos, aunque su gran especialidad es el goulash de soja, una opción ideal, además, para las personas vegetarianas. En general, finalizan sus actividades a la medianoche, aunque los viernes y algunos otros días puntuales su interior se anima tanto que pueden llegar a cerrar después de la una de la madrugada.

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