Un cuento de hadas hecho realidad: Chequia gana el mundial de hockey en Praga
Después de 14 años, la selección checa de hockey sobre hielo vuelve a ser la mejor del mundo. La victoria fue más emocionante aún tanto para jugadores como espectadores por haberla conseguido en casa.
“¡Quien no salte, no es checo!” se escuchaba el domingo por la noche en el vestuario del equipo local en el O2 Arena de Praga, el de los nuevos campeones del mundo, y también, héroes del país.
“Por supuesto, hay que disfrutar el momento porque uno nunca sabe cuánto tiempo habrá que esperar hasta el próximo oro”.
David Pastrňák
La final contra Suiza quedará grabada en la historia del hockey nacional. El último mundial ganado por los checos jugando en casa fue en 1985. Entonces aún era Checoslovaquia, que hasta la separación logró seis campeonatos mundiales. Desde el surgimiento de la República Checa, en 1993, es ya el séptimo triunfo.
Los primeros dos tercios de la final terminaron con 0:0 tras una tensa lucha táctica sin grandes posibilidades de marcar. La jugada decisiva llegó poco después de una interrupción de varios minutos para cambiar un plexiglás de la pista dañado tras un encontronazo de Ondřej Palát y Andrea Glauser. Entonces, en el minuto 50, marcó el gol que decidió el partido la estrella de los Boston Bruins, el extremo derecho David Pastrňák con uno de sus típicos disparos. Fue el único gol de Pastrňák en el campeonato, pero el más importante, que le hizo arrodillarse sobre el hielo.
“Yo pensaba que nunca iba a celebrar un gol así de rodillas. Creo que eso lo dice todo. Esperemos que así siga también. Por supuesto, hay que disfrutar el momento porque uno nunca sabe cuánto tiempo habrá que esperar hasta el próximo oro”.
El triunfo de la selección checa quedó completamente confirmado solo 19 segundos antes de la sirena final, cuando los suizos habían retirado de la pista a su portero y jugaban en situación de power play de seis jugadores contra cinco. Primero Dominik Kubalík y después Martin Nečas se tiraron al suelo estirando el palo para disparar el disco hacia la portería suiza cuando apareció David Kämpf para empujarlo a puerta vacía.
Los jugadores, igual que el entrenador Radim Rulík, se concentraron en crear un equipo muy unido que jugara como un solo hombre, gracias a lo que terminaron siendo los mejores, explicó a la Radio Checa el capitán Roman Červenka.
“Nuestro equipo es maravilloso, no se puede ganar sin ser un grupo unido”.
Roman Červenka
“Nuestro equipo es maravilloso, no se puede ganar sin ser un grupo unido. Vinieron jugadores excelentes que decidieron los partidos, pero aun así se sacrificaron por el equipo. Siempre hemos demostrado el carácter del equipo y se puede decir que durante el campeonato aún fuimos mejorando y por eso terminó así”.
Muchos honores son también para el portero checo, Lukáš Dostál, de 23 años, que demostró calma, seguridad y una preparación perfecta para ser uno de los jugadores clave del torneo. Fue también gracias a sus decenas de intervenciones en cada partido, dejando su portería a cero en la final y en cuartos contra Estados Unidos, que los checos pudieron celebrar la victoria. La euforia de toda una sociedad puede también contribuir al surgimiento de una nueva generación de oro en el país, según el entrenador Radim Rulík.
“Cuando veo el enorme interés del público, cuánta gente vino a ver los partidos, creo que, realmente, el hockey checo tiene que empezar a avanzar muchísimo para que haya posibilidad de criar nuevas generaciones que sean igual de exitosas como las que ha habido aquí en muchos momentos. Tras lo que he visto, creo que todos tienen la posibilidad de trabajar para el hockey checo, que hay una enorme motivación para el trabajo, al menos, yo lo siento así”.
El Campeonato Mundial de Hockey sobre Hielo celebrado en Chequia contó con casi 800.000 espectadores. Las celebraciones del domingo se prolongaron hasta la madrugada en lugares emblemáticos como la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga. Allí mismo se encontrarán los “chicos de oro” del hockey checo este lunes a las 17 horas con una hinchada especialmente orgullosa estos días de pertenecer a la nación checa.
