La Tuna Universitaria de Distrito de Jaén desembarca en Praga
A la manera de los antiguos juglares, los integrantes de la tuna universitaria de Jaén recorren con su música varias ciudades del mundo. En plena gira en Venecia, les ofrecieron un contrato para presentarse en Alemania y ellos decidieron aprovechar el viaje para conocer también Praga, una ciudad en la que nunca habían estado, pero que les llamaba la atención por su impresionante tradición musical. En diálogo con Radio Praga Internacional, algunos de los miembros de esta agrupación que acaba de cumplir cuarenta años de historia nos cuentan la reacción de los checos al escucharlos y qué sensaciones les inspiró la Ciudad de las Cien Torres.
“Tenemos también temas internacionales como Clavelitos, Piel canela, Guantanamera o Bésame mucho y nos sorprende cómo la gente de Praga conoce todas estas canciones”.
Jorge “Carrueco”
Cada uno de los integrantes de la agrupación musical de la Universidad de Jaén tiene un apodo que los identifica y que, tal como ellos mismos cuentan, deben ganárselo. El más joven de ellos tiene, por ejemplo, dieciocho años y se llama Sergio “Monsieur” por sus modos formales; pero también está, por ejemplo, Jorge “Carrueco”, quien debe su sobrenombre a una expresión típica de Jaén que quiere decir “provinciano”, y es justamente él quien nos presenta su agrupación.
“Tocamos folklore, sobre todo español, latinoamericano, mexicano. Tenemos bastante repertorio y somos una agrupación de la Universidad de Jaén en el distrito de Jaén y lo conformamos estudiantes universitarios y antiguos estudiantes universitarios. Somos al final un gran grupo que se ha ido extendiendo a lo largo de los años”.
Una tuna es, por lo tanto, una agrupación de estudiantes y egresados universitarios que representa con su música y vestimenta la esencia de su región o casa de estudios. Como los antiguos juglares, suelen tocar en distintas ciudades del mundo y, en este caso, algunos de los integrantes de la Tuna de Jaén acaban de llegar a un nuevo destino que hacía mucho tiempo querían conocer.
“Ahora mismo, por ejemplo, estamos en Praga y nuestro principal objetivo es hacer un viaje de una semana, ir cantando de un sitio a otro y con lo que consigamos de las pequeñas propinas y vender discos, nos vamos pagando el viaje”.
Las edades de sus integrantes son muy variadas: hay personas de cuarenta, treinta, veinte y hasta dieciocho años. Lo interesante es que como esta tuna está conformada por músicos de distintas carreras, el público puede encontrar profesiones también muy disímiles como médicos, ingenieros y dentistas. En su caso, algunos están terminando la carrera de ingeniería informática, mientras que Sergio “Monsieur” empezó a estudiar derecho. En cuanto a los instrumentos, cuentan con laúdes, guitarras, clarinete, violín, panderetas y hasta una bandurria, un instrumento similar al laúd antiguo, aunque más pequeño, que tiene un sonido bastante agudo y se basa en el repiqueteo de las cuerdas.
Y si bien lo primero que llama la atención al verlos es, precisamente, su vestuario, no todos los integrantes llevan los mismos distintivos, tal como nos cuenta José Manuel “Delito”.
“Tenemos dos rangos en la tuna: los veteranos que son los que llevan la beca de tuna, y los nuevos, que los llamamos novatos porque están aprendiendo. Ellos no llevan beca sino medias blancas”.
Mientras Sergio “Monsieur” recién está concluyendo su primer año en la agrupación, tanto José Manuel “Delito” como Jorge “Carrueco”, que son a su vez compañeros de curso, llevan ya cuatro años en la tuna y aclaran que, aunque está muy relacionada con ese país, se trata de una tradición que no es exclusivamente española.
“También de Latinoamérica. Por ejemplo, el año pasado estuvimos en Perú y Bolivia y allí también hay tunas y mucha tradición. México también tiene bastantes, Chile… En fin, hay varios países que también tienen tunas. Por ejemplo, está la Tuna Universitaria de San Marcos en Lima, Perú; hay otra en Arequipa, y nosotros en Jaén tenemos varias tunas. Nosotros somos del distrito de Jaén, luego está la tuna de la Politécnica de Jaén, va por escuelas”.
Encantados con los colores y la atmósfera tan particular de Praga, cuentan que llegaron a la capital checa de un modo bastante curioso: se encontraban de gira en Italia y, de repente, se les acercó un hombre que tenía un centro cultural y artístico en Kriebstein, un pueblo de Alemania cercano a Dresde, para ofrecerles un contrato para tocar en esa ciudad. Y no solo aceptaron la propuesta, sino que también empezaron a pensar otros destinos cercanos y, a pesar de que nunca habían estado en la capital checa, no dudaron en elegir Praga por su belleza y su enorme tradición musical.
“Yo creo que en nombre de todos puedo decir que no nos arrepentimos ninguno de haber visitado Praga. Acabamos de bajar del Castillo y las vistas son increíbles, toda la arquitectura. Es muy bonito todo y la gente que nos estamos encontrando es muy simpática, muy agradable”.
Como afirman que Jaén es una ciudad muy pequeña, todos coinciden en que Praga les resulta muy grande y una de las cosas que más les llamó la atención es lo barata que es la cerveza. Además del Castillo, visitaron el museo de Franz Kafka y los impresionó, sobre todo, la iluminación de la Plaza de Venceslao y el Rudolfinum, donde pudieron ver también la escultura de su admirado Antonín Dvořák. En comparación con España, les sorprendió la cantidad de calles que aún tienen empedrado, la limpieza de la ciudad, la variedad de estilos arquitectónicos de Praga y un detalle muy curioso que es la gran cantidad de casas con doble ventana. En definitiva, concuerdan en que el de la capital checa es un escenario muy inspirador para desplegar su música en distintos bares y terrazas.
“Estamos tocando canciones típicas españolas, un poco de gitaneo, de tendencia andaluza, pasodoble… Luego tenemos también temas internacionales como Clavelitos, Piel canela, Guantanamera o Bésame mucho, y nos sorprende cómo la gente conoce todas estas canciones. Es un popurrí tanto de música española como latinoamericana, que al final es nuestro repertorio”.
En efecto, además de cautivarlos la belleza de la ciudad, cuentan que también les llamó la atención la simpatía de los praguenses y su sorprendente conocimiento e interés por el idioma, a tal punto que dicen que muchas personas cantaban algunas letras en un español muy bien pronunciado. De todas formas, esa misma sorpresa creen que sintieron también los checos al presenciar un fenómeno que no les es para nada cercano.
“Asombro, sobre todo. Porque al no haber tunas aquí en Praga, la gente nos ve y se preguntan de qué van estos, quiénes son. Y una vez que empezamos a cantar y a contar un poco quiénes somos y qué hacemos, a la gente le parece genial y, sobre todo, lo disfrutan mucho. Al menos, esa es la sensación que hemos tenido en las tres o cuatro terrazas que hemos recorrido por estas calles”.
Por otro lado, tampoco se esperaban ver tantos españoles y latinoamericanos viviendo en Praga o, al menos, estudiando de Erasmus. Cuando en unos días regresen a Jaén, además de elaborar la experiencia, los integrantes de la tuna empezarán a planear los próximos viajes, uno de los cuales es, ni más ni menos, que una postergada visita a Japón. También desean conocer algunos de los países que quedaron pendientes de su gira por Sudamérica: Uruguay, Argentina y Brasil. Mientras tanto, disfrutan cada instante de esta gira que, por ahora, los encuentra en una ciudad cuyo encanto están descubriendo juntos con ese espíritu de cofradía que, tal como explica Jorge “Carrueco”, caracteriza al grupo.
“Al no haber tunas aquí en Praga, la gente nos ve y se preguntan de qué van estos, quiénes son y, una vez que empezamos a cantar y a contar un poco, a la gente le parece genial y lo disfrutan mucho”.
José Manuel “Delito”
“Somos muchos en el grupo, pasamos muchos días juntos y al final se trata de un grupo de colegas y amigos con el que pasas muchas penas con ellos, y de repente tienes esos pequeños momentos de alegría, de estar disfrutando de un grupo de amigos, tocando música, cantando y bebiendo cerveza o lo que sea; es decir que, si no lo tuviera, sentiría que me falta una parte de mí”.
A pesar de que, por momentos, el ritmo incesante de los viajes y las presentaciones les haga sentir un poco de cansancio, dicen que la tuna es para ellos una gran familia, gracias a la cual pueden visitar nuevos lugares y mucha gente interesante, a tal punto que todos ellos coinciden en que cada experiencia se vive con el doble de intensidad. Justamente, porque tienen la suerte de compartirla en grupo.
