Fernando Guzzoni: “Óscar, allá voy”

'Blanquita'

El director de cine Fernando Guzzoni es uno de los invitados de la Escuela de Cine de Verano de Uherské Hradiště. En entrevista a Radio Praga Internacional, el chileno reveló con qué expectativas llega y qué es lo que planea para el futuro.

'Blanquita' | Foto: © Surtsey Films

Fernando Guzzoni llegó a Chequia como representante del cine chileno contemporáneo, que resuena estos días en la ciudad morava de Uherské Hradiště en el marco de la 49 edición de la Escuela de Cine de Verano.

Tras estrenarse la semana pasada en Francia, previamente en México y muchos otros países, los asistentes del festival podrán disfrutar del nuevo largometraje de Guzzoni coproducido por Netflix, Blanquita, ganador del premio al mejor guion en la sección Horizontes del Festival Internacional de Cine de Venecia, que trata el tema de la explotación infantil.

Fernando Guzzoni | Foto: Martina Kutková,  Radio Prague International

“Blanquita es una película que toca temática compleja. Está construida en un marco de un thriller, un thriller que no necesariamente le da la espalda al espectador. Y que funciona como un caballo de Troya. Es decir, yo instalo la idea de un thriller, pero lo que busco es que el espectador termine haciéndose una pregunta sobre la impunidad, sobre la verdad y la mentira, etcétera. Es verdad que las películas me interesan como móviles de instalar preguntas, no respuestas, preguntas”.

“Es verdad que las películas me interesan como móviles de instalar preguntas, no respuestas, preguntas”.

Además de Blanquita, en Uherské Hradiště se va a mostrar también la película Jesús, ganadora de varios premios internacionales como el de La Habana o Torino, que trata el tema de la violencia juvenil. Asimismo, Guzzoni da en la Escuela de Cine un taller basado en su opera prima, el largometraje documental inspirado en la vida de la poetisa Stella Díaz Varín, en el que pretende conversar sobre la evolución desde proyectos pequeños hasta proyectos que tienen validación en festivales clase A, partiendo de su propia experiencia, por ejemplo, del festival de cine de San Sebastián, donde ganó la sección Nuevos Directores con el largometraje de ficción Carne de perro, basado en la época de la dictadura en Chile.

Empaparse de las nuevas propuestas checas

Según revela el cineasta, a la ciudad de Uherské Hradiště, no obstante, viene tanto para enseñar como para aprender.

'Blanquita' | Foto: © Surtsey Films

“Hay un peso simbólico en el buen sentido de la palabra cuando uno piensa en República Checa o en Praga, entonces, esta invitación ha sido muy hermosa. Lo bueno de viajar y acompañar a los procesos de las películas es que uno va entendiendo y haciendo relecturas de su propio cine. Siempre es interesante ver cómo idiosincráticamente un contexto tiene una lectura sobre tu película, otros espectadores tienen otra, entonces, es muy nutritivo para uno como cineasta entender cómo es percibido su trabajo”.

Y añade el cineasta que otras expectativas que tiene a la hora de asistir a la Escuela de Cine de Verano de Uherské Hradiště es dejar inspirarse por las nuevas propuestas del cine checo.

“Me encantaría poder ver en el festival propuestas nuevas checas y empaparme de eso”.


“Hay una tradición cinematográfica que viene de Europa del Este y que siempre ha permeado mi trabajo y que siempre estoy observando. Y, a veces, me toca en festivales de cine ver producciones de lugares que uno naturalmente no consume en Latinoamérica. De República Checa, de Polonia, de Rumania o de Hungría. Gracias a estos contextos he podido acercarme a un cine contemporáneo y no necesariamente a grandes exponentes que uno ya conoce. Así que me encantaría poder ver en el festival propuestas nuevas checas y empaparme de eso”.

Cinematografía como posición política

Fernando Guzzoni | Foto: Martina Kutková,  Radio Prague International

Dice Guzzoni que le gusta problematizar en sus películas asuntos que ve en su vida y que le inquietan o incomodan. Por eso, entre sus obras, hasta la fecha no se pueden encontrar comedias. A su vez, el cineasta revela que, para él, el cine es un asunto político, que le gusta abordar la realidad con sus propias obsesiones y que, por eso, sus obras llevan un ADN común.

“El otro día fui a ver El desierto rojo de Antonioni. Después de verla digo: ‘Siento que asisto a una experiencia más que ver una película. Bueno, creo que por eso me dedico al cine’. Veo ahí una dimensión muy profunda de una relación de un autor con su obra. Y después veo una película en Netflix para pasar el rato y se me olvida a los cinco minutos. Pienso en directores que han construido una obra y no lo digo desde la pureza, lo digo desde una posición política, de consagrar tu vida a algo. A mí eso me interesa mucho”.

En Chile no pasa nada

Radicado en la Ciudad de México, Guzzoni admite que intelectualmente sigue en Chile y que su película siguiente la filmará allí. Sin embargo, decidió mudarse de país e internacionalizar su trabajo porque, como dice “se cansó de chocar contra una pared”. Cabe destacar que sus películas no lograron en el propio Chile tanta atención como en el panorama internacional, pero, como dice Guzzoni, no se lo toma como algo personal, sino que se trata de una cosa sistémica del país, construido, cuenta el director, desde la desmemoria.

“En Chile, muchas veces, no pasa nada. Uno estrena una película y pasa muy poco. Pero no tiene que ver con tu película, tiene que ver con que se ha instalado una manera de vivir con amnesia, de no interrogar cosas complejas o muy poco, de manera muy parcial. Entonces, a veces, las películas tienen muy buena recepción pero digamos que no logran penetrar realmente y eso tiene que ver con un desprecio hacia la cultura”.

Venecia, la antesala del Óscar

Actualmente, Guzzoni está trabajando en la nueva película La tierra de los salvajes, coproducción estadounidense que, como dice, trae rasgos nuevos a su obra como, por ejemplo, el absurdo o la parodia, pero que, de igual manera, mantiene sus mismas preguntas de siempre, el ADN de sus películas.

“Lo que me interesa es que mi mensaje llegue a la mayor cantidad de gente posible”.

El cineasta chileno también reveló para Radio Praga Internacional que entabló una colaboración con RT Production, productora de películas como Call Me By Your Name o El faro, gracias a la que arrancará su primer proyecto en inglés, que será filmado en EE.UU. o Canadá. En realidad, la lista de proyectos, tanto en EE.UU. como, por ejemplo, en México, es muy larga. ¿Y qué es lo que espera de todo eso el artista?

“Blanquita se estrenó en el Festival de Venecia, y el Festival de Venecia es, diría desde hace unos cinco años, literalmente la antesala de los Óscar. Películas como Blonde se estrenan ahí. O sea, casi todas las ganadoras del Óscar han pasado por Venecia, incluso, diría, más que en Cannes. Yo creo que mi cine tiene una impronta muy autoral, pero cada vez he ido trabajando sobre temáticas más narrativas que buscan grandes audiencias. Para allá voy y lo digo sin ningún complejo. Lo que me interesa es que mi mensaje llegue a la mayor cantidad de gente posible. Y no voy a renunciar a mi mirada, pero tampoco estoy renunciando a la audiencia”.

La Escuela de Cine de Verano de Uherské Hradiště se prolongará hasta el 3 de agosto. Su audiencia, amplia o reducida, desde luego no olvidará el encuentro con Fernando Guzzoni que, según dice, apunta en sus libros el nombre de los premios que se quiere llevar. El León de Oro ya se le cumplió, ¿tendrá por ahí apuntada también la Palma de Oro y el Óscar?

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