Brundibár, la ópera del campo de concentración

Ópera de Brundibár, foto: public domain

La ópera del campo de concentración. Así es conocida generalmente la obra El Abejorro (Brundibár) del compositor Hans Krása que ganó fama tristemente a nivel internacional tras su estreno en el gueto judío de Terezín durante la II Guerra Mundial.

Hans Krása

El compositor Hans Krása escribió la ópera Brundibár con el libreto de Adolf Hoffmeister en 1938. Sin embargo, la obra ganó su triste fama tras estrenarse en el gueto judío de Terezín el 23 de septiembre de 1943. El compositor la presentó con un coro formado por los niños judíos del campo de concentración, donde fue representada más de cincuenta veces.

Más tarde, la ópera fue aprovechada por la propaganda nazi. Cuando en primavera de 1944, una comisión de la Cruz Roja Internacional llegó al gueto de Terezín para evaluar la situación del lugar, la dirección le presentó la pieza para demostrar las “buenas condiciones” bajo las que vivían los judíos en el lugar. La ópera se realizó en un gimnasio grande situado fuera del gueto.

El escenógrafo, František Zelenka, recibió material para mejorar los bastidores y el vestuario. La escena final de la ópera fue grabada en verano de 1944 e incluida en el filme propagandístico titulado El Führer regaló una ciudad a los judíos. Poco después la ópera fue retirada de los escenarios y tanto el autor como la mayoría de los niños fueros trasladados al campo de concentración de Auschwitz, donde fueron asesinados.

La historia de la ópera Brundibár cuenta la historia de los niños Pepíček y Aninka, cuya mamá está enferma. Los niños quieren comprarle leche, pero no tienen dinero y al ver en el mercado al organillero apodado Brundibár (el Abejorro), se les ocurre que van a ganar los recursos necesarios tocando como él. No obstante, Brundibár es malo e impide que la gente oiga a los niños. Por la noche varios animales vienen a ayudar a los hermanos, que al final logran imponerse al organillero. El Abejorro luego les roba el dinero a los niños, pero estos al final consiguen recuperarlo.

Brundibár,  foto: public domain
Autor: Roman Casado
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