Más de 10 años de prisión penden sobre el checo que quiso afiliarse al Estado Islámico
Jan S., de 21 aňos de edad, es el primer checo que quiso afiliarse al llamado Estado Islámico. En febrero de este aňo emprendió un viaje al extranjero a fin de cruzar en Turquía la frontera con Siria, pero en Estambul fue detenido por la Policía. Ahora espera en prisión en Chequia el veredicto de los Tribunales.
A pesar de que Jan deseaba entrar en las filas del Estado Islámico para poder luchar y matar a soldados rusos y estadounidenses en especial, según le dijo a la Policía, sus antiguos colegas y vecinos de la localidad de Spálené Poříčí lo califican como una persona tranquila, amable y muy laboriosa. Lo confirma su ex colaborador Martin, quien trabajó con él dos años en máquinas de labrado en un mismo taller, y quien insiste en que nunca antes había conocido a una persona tan concienzuda en sus labores.
“Fue verdaderamente muy trabajador, como él pocos eran capaces de cumplir y hasta superar las normas establecidas. De política nunca hablaba, más bien era una persona silenciosa y si uno no le preguntaba algo, permanecía callado”.
El detenido colabora con la Policía y reconoció que en caso de afiliarse al Estado Islámico, estaba decidido a cumplir las órdenes que le dieran sus jefes, a degollar a sus enemigos, e incluso a matar a civiles. El checo Jan indicó que él sólo escogería a quién degollaría, pero que no lo haría de forma tan brutal como lo vio hacer a los combatientes del Estado Islámico en los vídeos que desde 2014 seguía con frecuencia a través de Twitter.
Su objetivo era, como dijo, ayudar a que el Estado Islámico dominara plenamente los territorios de Irak, Siria, y África del norte. Estaba consciente de que actuaba en contradicción con la legislación checa, y que si se marchaba y luego regresaba, con mayor probabilidad sería enviado a prisión por terrorismo.Su ex colega de trabajo Martin, seňaló que le cuesta imaginarse que Jan fuera un terrorista dispuesto a matar tanto a soldados como a civiles. A la vez admite que se trata de una persona poco sociable.
”En el centro de trabajo se le conocía como a una persona muy solitaria. Trabajaba en silencio, y cuando nos juntábamos todos a conversar a la hora de la merienda, él seguía callado y sólo escuchaba a los demás. Terminaba de comer como primero, se levantaba y se iba nuevamente a trabajar”.
Las investigaciones del caso no llevaron a demostrar que Jan estuviera conectado con algún grupo extremista. Todo indica que actuaba por su propia cuenta. No obstante, de quedar evidenciado que Jan estaba dispuesto a participar en la persecución de civiles por motivos religiosos en los territorios ocupados por el Estado Islámico, la Fiscalía podría extender su acusación. Esto, por ende, podría llevar a una sentencia más severa por parte de los Tribunales.
A favor del acusado habla el que coopera voluntariamente con la Policía en la investigación de su caso. Insiste además que ya no se interesa en absoluto por el llamado Estado Islámico, y que desistió para siempre de la idea de viajar a los territorios ocupados por sus combatientes.