La importancia de la solidaridad internacional

Jan Bubeník con su esposa Pavlína Volfová

Con este nuevo espacio, "Del Totalitarismo a la Democracia", Radio Praga trata de ofrecer un vistazo sobre lo que ha representado el proceso de transición en la República Checa. Este espacio está dedicado a todas las personas interesadas en conocer detalles sobre la transformación checa desde la dictadura comunista hasta la democracia, por lo que creemos que encontraremos muchos radioescuchas en Cuba, donde importantes sectores de la población se preparan también para un proceso de cambio pacífico en la Isla.

En el espacio de hoy conversaremos con el ex líder estudiantil de la era de la Revolución de Terciopelo, Jan Bubeník, quien además de recordar cómo fue reinstaurada la democracia en su país, analiza la situación de los derechos humanos en Cuba. Jan Bubeník permaneció un mes encarcelado en Cuba junto al ex ministro de Finanzas de la República Checa, Ivan Pilip, debido a que la policía política cubana lo sorprendió conversando con opositores al régimen de Castro. Sobre ese tema también conversaremos en Del Totalitarismo a la Democracia.

Ud. es un conocido activista de derechos humanos, participó en las manifestaciones estudiantiles de 1989 que culminaron con la caída del régimen comunista en Checoslovaquia, y hoy es un ferviente crítico del régimen de Fidel Castro. ¿Qué le lleva a esto último?

"Mis propias experiencias con el régimen comunista de mi país antes del año 1989, además del hecho de haber tenido la oportunidad histórica de presenciar el renacimiento de la República Checa, de un régimen totalitario a un sistema que hoy, 15 años después, podemos denominar democrático. Existe una democracia estándar, economía de mercado, y hoy ya no nos detenemos a reflexionar sobre cosas elementales como son la libertad de expresión, de asociación o no cuestionamos la existencia de diversas organizaciones políticas. En ese sentido, ni siquiera nos cuestionamos el que exista una libre competencia de pensamientos e ideologías".

Y partiendo de esas experiencias, ¿Qué opina que sería necesario que un checo hiciese por lograr que los cubanos rompan esa barrera del temor y sean reinstauradas esas libertades de las que estamos hablando?

"Yo pienso que incluso en actitudes tan... digamos, primitivas como puede ser lo que hicimos hace unos tres años con Ivan Pilip, se encuentra una gran ayuda. Es decir, en armarse de valor y viajar a Cuba, encontrarse con esas personas que se declaran contrarias al régimen de Castro y tienen la valentía de manifestar abierta y públicamente que desean el respeto de sus derechos. Hay que mencionar que muchos de esos derechos están estipulados en la Constitución comunista de Cuba".

¿De qué manera se puede trabajar en el plano internacional, qué deberían hacer los países democráticos en el marco de esta lucha pacífica por la democracia en Cuba?

"Pienso que otro asunto que se puede hacer es la realización de conferencias o eventos entre personas que monitorean el problema cubano desde hace tiempo y se dedican a estudiarlo. Creo que el intercambio de opiniones dado en estos foros son importantísimos para influir en la toma de decisiones de gobiernos, eventualmente ejercer influencia sobre entes internacionales como la Unión Europea, la Organización de Estados Americanos (OEA), etc. Incluso el simple gesto de solidaridad que puede representar la realización de colectas públicas en beneficio de los familiares de presos políticos tiene resultados palpables en Cuba".

¿Cuál sería el mensaje de un ciudadano que luchó por la democracia en su país, como es su caso, para todos los que hoy siguen su ejemplo en Cuba?

"Transmitirles a esas familias que el mundo no se ha olvidado de ellos, que a los que estamos fuera el destino de esos presos no son resulta indiferente. El mensaje sería muy claro si el mundo entendiera este tipo de gestos desde nuestra perspectiva, como personas que sufrimos el mismo martirio comunista. Es verdad, hoy somos un poco más afortunados que ellos, ya que en nuestros países se han producido cambios un poco antes. Por eso siento como una obligación compartir con ellos sus esperanzas y manifestar que lo que ocurre en Cuba, simplemente es imposible que siga ocurriendo".

Incluso a cambio de ser encarcelado, como le ocurrió a Ud., por entrar a Cuba y entrevistarse con disidentes del régimen de Castro? Se lo pregunto ya que hace un momento hablábamos de viajar a la isla a manifestar personalmente este apoyo moral.

"Yo pienso que si hubiera sabido el riesgo que estaba corriendo, lo hubiera pensado dos veces. Aunque todo el que decide comprometerse a manifestar solidaridad por un pueblo oprimido, corre el riesgo de ganarse enemigos. Y así sucedió con nosotros en Cuba. Pero pienso también que es mi responsabilidad, como ciudadano de un país libre, poner en un lado de la balanza los sacrificios y responsabilidades y en el otro los beneficios que se pueden obtener. Y desde ese punto de vista, valió la pena. De lo que si estoy convencido es que a medida que pasa el tiempo, mientras más se sepa sobre los abusos de lo que son víctimas los opositores en la isla, menos debería el mundo democrático tolerar al régimen de Castro".

¿Sucedía lo mismo durante la era comunista en su país?

"Si, así es. Tanto checos como eslovacos tuvimos la suerte de que antes de 1989 había personas de otros países no-comunistas dispuestos a correr ese riesgo, traernos periódicos, información sobre el mundo democrático y entregarle aliento a los opositores de nuestro país. Y por eso me alegra que haya personas dispuestas a hacer lo mismo hoy por los cubanos".