Fiesta Nacional - Día de la Lucha por la Libertad y la Democracia
Estimados amigos, Radio Praga ha preparado para Ustedes un programa especial dedicado al 17 de noviembre, Fiesta Nacional de la República Checa.
Ese día se grabó en la memoria de la nación checa por primera vez en 1939, cuando los ocupantes nazis clausuraron las escuelas superiores checas, ejecutando a nueve estudiantes universitarios y deportando a 1200 a campos de concentración.
Desde entonces esa fecha fue considerada símbolo de la resistencia checa contra el nazismo; símbolo del que se apropiaron los comunistas tras su llegada al poder en 1948. El descontento de los estudiantes checos y eslovacos con el régimen totalitario estalló nuevamente cincuenta años después: el 17 de noviembre de 1989 en la capitalina calle Národní. Allí fue iniciada la denominada "Revolución de Terciopelo" que puso fin al comunismo en la Checoslovaquia de entonces.
En memoria de estos dos acontecimientos en los que la nación checa salió en defensa de su libertad y la democracia, el Gobierno checo proclamó este año el 17 de noviembre Fiesta Nacional. De ahora en adelante el 17 de noviembre se conmemorará como el Día de la Lucha por la Libertad y la Democracia.
Bajo la presión del Tercer Reich, el 14 de marzo de 1939 fue declarado el Estado Eslovaco independiente. La República Checoslovaca, fundada en octubre de 1918 como uno de los estados sucesores del Imperio Austro- húngaro, dejó entonces de existir.
En la madrugada del 15 de marzo de 1939, en la sede de la Cancillería alemana, en Berlín, se efectuó una agitada reunión entre Hitler y el presidente checo Emil Hácha. El Führer coerció a Hácha a firmar una declaración, difundida luego por la Radio Checa:
"Tras una prolongada entrevista con el Canciller alemán y después de evaluar la situación, he decidido anunciarles que con plena confianza entrego el destino de la nación y del Estado checos a manos de la nación alemana",
dijo ante los micrófonos de la Radio Checa, con voz entrecortada, el presidente Hácha. Los checos fueron así privados de su soberanía nacional y en las tierras de la antigua Corona Checa fue establecido, por los nazis, el Protectorado de Bohemia y Moravia.
Ese mismo 15 de marzo de 1939 pisaron el suelo nacional las tropas hitlerianas
y en el Castillo de Praga, sede presidencial checa, fue izado el estandarte de los ocupantes de la esvástica. Las alas del águila alemana echaron su sombra sobre el territorio checo.
Las intenciones del nacionalsocialismo alemán con la nación checa fueron claras: la germanización de los territorios checos para que la raza superior consiguiera el "Lebensraum". Ésta fue la circular que Hitler envió a los ejecutores de su voluntad:
"La cuenca checo-morava y las regiones del Este europeo fronterizas con Alemania serán colonizadas por agricultores alemanes. A los checos los deportaremos a Siberia, reservando para ellos tierras especiales. Los checos tienen que ser expulsados de Europa Central. Mientras que permanezcan allí, seguirán siendo foco de la decadencia husita-bolchevique".
En los planes nazis de conquista del mundo, los territorios checos ocuparon un puesto de "honor"; Hitler quería convertirlos, junto con Austria y la parte occidental de Polonia, en el núcleo del invencible Tercer Reich. Parecía que en marzo de 1939 los nazis hicieron el primer paso hacia la realización de sus planes.
El objetivo principal del Protectorado de Bohemia y Moravia fue aplastar la vida cultural de la sociedad checa y hacer callar a los intelectuales, representantes de la capa más culta y por ello más peligrosa para los fines hitlerianos. Una nación privada de sus intelectuales vería afectado su porvenir.
El 28 de octubre de 1939, día del 21 aniversario del surgimiento de la República Checoslovaca independiente, estalló por primera vez la ira popular contra los ocupantes. Durante los duros choques en las calles capitalinas fue herido mortalmente el estudiante Jan Opletal.
Los estudiantes de la Universidad Carolina prepararon majestuosos funerales. La comitiva fúnebre salió de la colina Albertov, sede de residencias estudiantiles y de varios Institutos de Investigaciones de la Universidad.
En el centro de Praga el acto de homenaje al fallecido Jan Opletal creció hasta llegar a convertirse en una gran manifestación contra los ocupantes. Los manifestantes clamaron lemas antialemanes y cantaron el himno checoslovaco.
La manifestación fue suprimida duramente por la Policía Alemana y las unidades SS; y la administración del Protectorado respondió con medidas represivas. "Por cada alemán herido durante las manifestaciones, hay que ejecutar a tres líderes estudiantiles", fue la orden que Hitler dio al comandante de las SS Heinrich Himmler, agregando:
"Siento no haber tratado a los checos de igual manera que a los polacos. Si se efectúa otra manifestación, mandaré a disparar con ametralladoras y cañones y a arrasar Praga de igual manera que lo hice con Varsovia".
En la madrugada del 17 de noviembre de 1939 fueron detenidos nueve líderes estudiantiles, miembros de la Unión de Estudiantes Universitarios Checos, y fusilados inmediatamente -sin ser juzgados por un tribunal independiente y sin la posibilidad de despedirse de sus padres.
El mismo día fue publicada la disposición del Protectorado sobre la clausura de las escuelas superiores checas, ya que "fue comprobado que éstas se convirtieron en el foco principal de la subversión de un grupo de intelectuales checos que en cooperación con círculos de emigrantes en el extranjero trataron de perturbar el orden público en el Protectorado".
Días después fueron detenidos otros 1260 estudiantes y deportados al campo de concentración Sachsenhausen-Oranienburg. La clausura afectó a 10 universidades y escuelas superiores checas con más de 15 000 estudiantes y 1200 profesores, centenares de ellos fueron torturados o enviados a una muerte segura en campos de concentración. La medida afectó también a todos los egresados de liceos entre los años 1940-1944, quienes en vez de estudiar fueron enviados a trabajos forzados a Alemania.
Dos años después de estos tristes acontecimientos la Unión Internacional de Estudiantes proclamó, en su sesión en Londres, el 17 de noviembre Día Internacional de los Estudiantes. El destacado científico literario checo, Frantisek Buriánek, por aquél entonces profesor en la Facultad de Filosofía y Letras, escribió:
"Más que de una tragedia con muchas víctimas, el 17 de noviembre es símbolo del anhelo eterno e insaciable del hombre por la libertad; de la voluntad de no ser solamente objeto pasivo del acontecer político; y del reto de defender siempre el humanismo".
El fallecimiento trágico del jóven estudiante Jan Opletal originó las mayores manifestaciones de protesta en los territorios ocupados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial. En la tumba de Opletal fue erigida al término de la guerra una lápida con la siguiente inscripción: "Fui el primero en caer bajo los golpes de las tinieblas. Levantad mi antorcha de la libertad y del espíritu y diseminadla por todo el mundo".
Los checos no se olvidaron de este llamamiento. Los estudiantes universitarios levantaron la antorcha de Opletal precisamente cincuenta años después, el 17 de noviembre de 1989, ya hartos del régimen totalitario que con su amplio aparato represivo mantenía a los ciudadanos en la ignorancia, impidiéndoles respirar libremente, lejos de ser capaz de asegurarles el bienestar material y espiritual.
El a primera vista inquebrantable imperio del comunismo en Checoslovaquia padeció serias convulsiones en 1988, cuando al pequeno y aislado núcleo de disidentes empezaron a sumarse muchas personas de la llamada "zona gris" de la sociedad. La primera, de una serie de protestas que precedieron el desmoronamiento de la dictadura del proletariado, fue la manifestación del 21 de agosto de 1988, con motivo del 20 aniversario de la invasión soviética a Checoslovaquia.
Otra manifestación multitudinaria, dispersada violentamente por las "boinas rojas", denominación popular para las unidades del orden comunistas, se efectuó el 28 de octubre de 1988, con motivo del 70 aniversario de la fundación de Checoslovaquia.
En diciembre el régimen totalitario recibió otro golpe. Al realizar una visita oficial a este país, el presidente de Francia, Francois Mitterrand, se reunió en la Embajada de su país con ocho destacados disidentes checoslovacos encabezados por Václav Havel. Este encuentro entró luego en la historia como "El Desayuno con Mitterrand".
Durante la denominada "Semana de Palach", en enero de 1989, con la que los ciudadanos conmemoraron el 20 aniversario de la muerte de Jan Palach, estudiante universitario que se autoinmoló en protesta contra la ocupación de su patria por las tropas soviéticas, fue detenido y condenado a prisión Václav Havel - tan sólo por colocar un ramo de rosas al pie de la estatua ecuestre de San Venceslao, en la Plaza del mismo nombre en Praga.
Fue la senal de que el poder comunista empezara a perder su estabilidad. El encarcelamiento de Havel indignó tanto a los círculos intelectuales del país que redactaron la petición "Unas Cuantas Frases", exigiendo libertades cívicas y la puesta en libertad de los presos de conciencia.
La canonización de la beata Inés Checa, el 12 de noviembre de 1989, se convirtió en una manifestación nacional de apoyo a los valores humanistas de la civilización eurooccidental. Los checos rechazaron públicamente la hoz y el martillo, símbolos de la ideología que asfixiaba al país desde 1948. La caída del comunismo empezó a ser un asunto de tiempo.
Viernes 17 de noviembre de 1989. En Albertov, sede de residencias estudiantiles, se reunieron miles de estudiantes universitarios para asistir al acto conmemorativo del 50 aniversario de la clausura de las escuelas superiores checas por los nazis. El acto fue organizado por la Juventud Socialista, organización juvenil del Partido Comunista.
Pero la atmósfera no sugería en absoluto las reuniones oficiales orquestadas por la dictadura. Los jóvenes que acudieron a Albertov, se desplazaron al lugar indignados por la falta de libertad, rechazando vivir más en el régimen que les impedía viajar al extranjero y que reprimía toda la libertad de expresión.
Los estudiantes salieron de Albertov hacia la céntrica Plaza de Venceslao. Sin embargo, en la calle Národní fueron cercados por unidades de la Policía antimotines. Los jóvenes se sentaron en el suelo, encendieron velas y levantaron sus manos, coreando "Tenemos las manos vacías" y cantando la canción favorita del primer presidente checoslovaco, Tomás Garrigue Masaryk:
Las boinas rojas intervinieron contra los manifestantes con extrema brutalidad. Formaron un corredor por el cual tuvieron que pasar todos que querían abandonar la calle, recibiendo punetazos, porrazos y patadas. La manifestación fue suprimida después de dos horas. Los policías hirieron a más de 500 personas. Pocas horas después las escuelas superiores se declararon en huelga.
Cuando los estudiantes agredidos llegaron a los teatros praguenses para informar a los ciudadanos sobre lo sucedido en la calle Národní, los actores se sumaron a la huelga estudiantil. Empezó así lo que posteriormente se conoció como la "Revolución de Terciopelo", que derrocó al comunismo.
Dos días después, el domingo 19 de noviembre de 1989, fue fundado el Foro Cívico, plataforma de disidentes, huelguistas y propulsor de la sociedad cívica. Entre las primeras exigencias de este movimiento cívico figuraron la puesta en libertad de los presos políticos, una investigación imparcial de la intervención contra los estudiantes en la calle Národní, la dimisión de los dirigentes comunistas más comprometidos y radicales reformas políticas.
Su apoyo a los huelguistas lo manifestaron en todo el territorio nacional las capas más amplias de la sociedad, porque la brutalidad cometida contra los estudiantes fue la última gota con que rebosó el vaso de la obediencia y la sumisión al régimen totalitario. La indignación expresada con la frase "nosotros renunciamos a la libertad, nos dejamos humillar por la dictadura, pero no permitiremos que golpeen a nuestros hijos", hizo salir a las calles a la mayoría de la población.
Los sucesos tomaron un curso rápido. El 24 de noviembre dimitió el politburó del Partido Comunista y los días 25 y 26 se efectuaron en la planicie de Letná en Praga dos manifestaciones a las que acudió casi un millón de personas. Las protestas culminaron el día 27 con una huelga general.
El 29 de diciembre resultó electo presidente de la República Václav Havel - paradójicamente todavía por el Parlamento comunista-. Los estudiantes y los actores revocaron la huelga. El nuevo mandatario compareció ante la nación por primera vez el 1 de enero de 1990, pronunciando en la Televisión el tradicional discurso del Año Nuevo:
"Estimados compatriotas, durante los últimos cuarenta años habían podido escuchar este día a mis predecesores que siempre decían lo mismo: de que nuestro país florece y de que ante nosotros se abren perspectivas felices. Supongo que yo no fui elegido para mentirles. Nuestro país no florece".
En junio de 1990 se celebraron después de 44 años las primeras elecciones parlamentarias libres.
La nación checa ha cumplido once años de vida en democracia y libertad. Fueron años difíciles, marcados por grandes avances y graves errores; fulminantes carreras y dolorosas caídas. Fue un período de frustraciones pero también de éxitos económicos y políticos.
Testimonio del buen rumbo dado por este país en estos once años es su entrada, en marzo de 1999, a la Alianza Noratlántica, así como sus esfuerzos por incorporarse en la Unión Europea.
En términos bíblicos, la nación checa salió en 1989 del cautiverio egipcio y ahora se encuentra en el desierto, lleno de inseguridad y dioses falsos. Todavía queda por recorrer un largo y espinoso camino hacia el río Jordán.
No nos queda más que desear a la joven democracia checa mucha suerte y sobre todo una firme voluntad para defender uno de sus mayores valores y logros: la libertad.