La vida de los ancestros de los Montes Gigantes
Un viaje al pasado es lo que ofrece el Museo de Artesanías de los Montes Gigantes, situado en Poniklá, uno de los municipios más antiguos de la región de Liberec.
“Estas herramientas como la trilladora, sembradora o ventarrones para separar el grano de la paja formaban parte del equipo de casi todos los vecinos de Poniklá. Ahora ya no los necesitan, pero les da pena romperlos, así que nos los regalan”.
El trineo de Masaryk
Los Montes Gigantes son una de las zonas con más nevadas del territorio checo, por lo cual el trineo era en los siglos pasados un medio de transporte imprescindible. La exposición permanente cuenta con varios tipos de estos vehículos, y uno de ellos tiene alta importancia histórica, según apunta la propietaria.“Este trineo lo recibimos de una familia local cuyo abuelo llevó en él al primer presidente de Checoslovaquia, Tomáš Garrigue Masaryk. No sabemos en qué ocasión sucedió, pero para la familia siempre ha sido un trineo conmemorativo”.
Ejemplares únicos de vidrio soplado
El municipio de Poniklá es conocido por la fabricación de vidrio soplado. En la actualidad, es el único lugar del mundo donde se producen adornos navideños de perlas de vidrio soplado, una tradición que actualmente aspira a estar incluida en la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO. No es la única particularidad de la que presume el museo; la otra son los abalorios fabricados a partir de hialino, una particularidad a nivel internacional, aproxima Pičmanová.“El hialino es un tipo de vidrio negro, muy ligero, que empezó a fabricar una familia aristocrática de origen francés, los Bucquoy, en Bohemia del Sur. Desde mediados del siglo XIX, nadie los ha vuelto a producir ya que la tecnología ha caído en el olvido. En la casa de un vecino encontramos un total de seis cajas con este vidrio. Es un verdadero tesoro. Las joyas fabricadas de este material estaban de moda en toda Europa, sobre todo en la época victoriana”.
La moda es la protagonista de otra sección temática del museo de Poniklá. Entre las prendas expuestas destacan los vestidos de la modista checa Hana Podolská, conocida como la reina de la moda de la Primera República Checoslovaca. Materiales de alta calidad, austeridad y feminidad eran las claves de sus costuras que en la primera mitad del siglo XX asombraban a las celebridades y esposas de políticos checoslovacos.“Este vestido de lana de camello está decorado con adornos de vidrio soplado fabricado aquí en Poniklá. Otra particularidad con la que contamos solo nosotros y la Academia de Artes, Arquitectura y Diseño es esta gorra de crines hecha de encajes de bolillos y bordada con paja. Sinceramente ni sabemos cómo apareció aquí”.
La exposición da a conocer a los visitantes también las diferentes tecnologías de tejido, que en el siglo XIX representaba la manutención de la mayor parte de las familias de Poniklá. Se presentan asimismo las diferentes formas de decoración de textiles, entre ellos los abalorios, cuyo corte y enhebrado pueden probar también los visitantes. Conocerán también las diversas formas de lavar y planchar la ropa a lo largo de la historia. La muestra cuenta con decenas de juguetes y carritos de bebés.
Una parroquia y una taberna
La parroquia desempeñaba un papel importante de la vida cotidiana de Poniklá. Puesto que el municipio ya no cuenta con ella, los propietarios decidieron instalar su muestra en el museo, explica Pičmanová.“Nuestra parroquia fue derrumbada en 1984 por los miembros de la Cooperativa Agrícola Unida. El cura nos ofreció la decoración de la antigua parroquia y recientemente adquirimos incluso el órgano de una iglesia”.
En la primera mitad del siglo XX, los vecinos pasaban el tiempo libre también en una de las trece tabernas locales. Todas llegaron a mantenerse gracias a negocios adheridos, como carnicerías, lañadorías o tiendas con diferentes artículos. Los visitantes del museo tienen la oportunidad de ver una típica taberna de los Montes Gigantes, en la que se convirtió una de sus salas.
El Museo de Artesanías de los Montes Gigantes está abierto todo el año. En invierno se recomienda entrar bien abrigado ya que las instalaciones no cuentan con calefacción. En verano pueden aprender una de las artesanías tradicionales como cestería, cantería y herrería en uno de los cursos destinados al público.