La sociedad civil, un requisito indispensable para la democracia

Foto: Štěpánka Budková

Organizarse para tomar decisiones que conciernan a todos los ciudadanos más allá de las estructuras políticas y gubernamentales. Esa es una de las tantas tareas de la sociedad civil que todavía cojea en la República Checa. Un grupo de sociólogos asegura que en los últimos 20 años se ha descuidado la educación civil de la población y que ha llegado el momento de poner manos a la obra para evitar el avance del extremismo político.

Foto: Gabriela Hauptvogelová
El funcionamiento de una sociedad civil diferenciada de los intereses de las agrupaciones políticas es un elemento indispensable del sistema democrático.

En la República Checa, al igual que en la mayoría de los países poscomunistas los partidos políticos se dedicaron, durante los últimos 20 años, a proyectos de gobierno centrados en el crecimiento de la economía, como sanalotodo de la sociedad, dejando de lado el fomento de los valores patrios y el papel del ciudadano.

La socióloga Alena Falathová, de la Fundación Konrad Adenauer explicó que cuando una sociedad pasa de un sistema totalitario a uno democrático, esto no significa que automáticamente y de la noche a la mañana todos los ciudadanos se convierten en demócratas.

El extremismo ha empezado a manifestarse en la sociedad checa de manera cada vez más militante, tal y como alertara el propio presidente de la República, Miloš Zeman, en su discurso inaugural.

Peter Gabaľ, de la organización ciudadana ‘Asi-milování’ lanzó una publicación para los maestros de primaria y secundaria que busca crear opinión entre los estudiantes sobre el peligro que representa el extremismo.

Peter Gabaľ,  foto: Barbora Kmentová
“El proyecto surgió hace cinco años atrás. Como punto de partida sirvió el sorpresivo resultado de unas elecciones estudiantiles en las que los jóvenes apoyaron sobre todo a los grupos de la extrema derecha”.

El mensaje de los grupos radicales encuentra seguidores entre los estudiantes porque muchos de ellos no logran situarlo en el contexto histórico, según acentuó Gabaľ.

“Parece que la joven generación se aleja de los acontecimientos históricos, los percibe únicamente como un texto de lectura. Las marchas de los extremistas van en aumento y se endurecen los modales de la sociedad”.

Por su parte, el sociólogo Libor Prudký, reveló que de acuerdo a un reciente estudio conocido como ‘Inventario de valores’ al 25% de la población le resulta indiferente qué tipo de régimen político rige en el país.

Los sociólogos han descrito el problema que afecta a la sociedad checa, ahora esperan que, por un lado las formaciones políticas empiecen a invertir en la educación civil de la sociedad, y por otro que los ciudadanos comprendan que con su participación activa pueden ayudar a cambiar la situación en su comunidad y sociedad en general, porque ‘la sociedad civil sigue siendo un requisito indispensable para la democracia’.

Foto: Štěpánka Budková
Países como Alemania invierten anualmente millones de euros en programas de educación civil, porque el Estado está convencido de que un ciudadano activo o al menos conocedor de sus derechos y obligaciones es una garantía del sistema democrático.

Después de llegar a la silla presidencial en 1918, el primer mandatario checoslovaco Tomáš Garrigue Masaryk subrayó que el país había conseguido la democracia, pero que para mantenerla es necesario tener demócratas.