La Sinfonía No. 5 representó un hito fundamental en la trayectoria de Antonín Dvořák
La Quinta Sinfonía de Antonín Dvořák es una obra muy importante en la carrera de este compositor. Compuesta en poco tiempo, esta sinfonía marca un antes y un después en su estilo musical.
La Quinta Sinfonía de Dvořák es una obra clave para entender la evolución musical de este gran compositor checo. Representa un punto de inflexión en su carrera y sienta las bases para sus futuras obras maestras
Nacido en 1841, Antonín Dvořák figura entre los personajes más renombrados de la música clásica checa. Su obra más conocida es la Sinfonía número 9, llamada también la Sinfonía del Nuevo Mundo fue compuesta en 1893.
Sin embargo, 18 años antes había compuesto una obra que marcaría de manera trascendental su carrera posterior, la Sinfonía número 5 en fa mayor, que fue estrenada en Praga en 1879.
Se trata de una pieza que sobrepasa los límites habituales de las obras sinfónicas, un trabajo lleno de optimismo e ideas frescas, que marcó el rumbo del venidero desarrollo de Dvořák.
La obra que lleva toques de inspiración en Johannes Brahms, pone en evidencia el extraordinario talento de Antonín Dvořák que combina la música clásica con el folclore checo, lo que se nota en las melodías y armonías, así como en el compás que evoca la naturaleza y el campo checo con el flujo del agua, el canto de pájaros y el susurro del bosque.
La obra comienza de manera suave para crecer hasta alcanzar una plena fuerza orquestal, pero manteniendo siempre un ambiente muy melódico. La Sinfonía número 5 no fue bien recibida en la época de su surgimiento, pero poco a poco fue ganando renombre y hoy día suele ser calificada como una de las obras clave de Antonín Dvořák.
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