La benedicción a la Capilla de la Santa Cruz en Karlstejn

Tras 19 años de restauracción, la famosa capilla gótica de la Santa Cruz en el castillo checo de Karlstejn, fue bendecida por el arzobispo de Praga, cardenal Miloslav Vlk.

"Nos encontramos en el recinto más sagrado de Karlstejn y también de la patria checa," resaltó durante el acto de bendición el primado checo. Al mismo tiempo, el cardenal Vlk recordó que el rey checo y emperador romano-germánico, Carlos IV, levantó en el siglo XIV en el mismo lugar una cruz que debía ser venerada en todo el Reino Checo como un símbolo de sacrificio y amor al prójimo. Según la opinión del cardenal Vlk, quizás en ninguna parte de Europa exista un lugar con tantos tesorros acumulados en un espacio tan pequeño.

Por su parte, el decano del Capítulo de Karlstejn, Pavel Grimmig, reiteró en el acto solmene que el enorme valor de la Capilla de la Santa Cruz no sólo consiste en su significado artístico e histórico, sino también en su dimensión espiritual, porque en este espacio se mantiene el legado espiritual del emperador Carlos IV. El Capítulo de Karlstejn conmemora este legado anualmente en las misas votivas que se celebran en otra capilla del castillo, la de la Vírgen María.

Después de sus 19 años de restauración, la Capilla de la Santa Cruz cuenta ahora con un dispositivo computarizado, que suministra cada hora al recinto dos mil metros cúbicos de aire acondicionado para que las 129 tablas góticas del maestro Teodorico que se exhiben en la capilla, no se deterioren. En la Capilla de la Santa Cruz se encuentran 123 tablas originales: seis son copias, y sus originales se exhiben en la Galería Nacional, con sede en Praga.

En el mundo no existe otro conjunto tan completo y tan antiguo de tablas góticas como el de los cuadros del maestro Teodorico del siglo XIV. La Capilla de la Santa Cruz, en la que entraba descalzo hasta el propio fundador, Carlos IV, está llena de símbolos. Las tablas representan a la hueste celestial, las paredes revestidas de piedras semipreciosas simbolizan las murallas de Jerusalén, y los candelabros son símbolo de la corona de espinas de Jesucristo. Según un decreto de Carlos IV, las mujeres no podían entrar en la Capilla de la Santa Cruz donde se guardaban durante su reinado reliquias, joyas de la coronación e importantes documentos estatales. La capilla era considerada un recinto sagrado y casi celestial.

Para preservar esta joya histórica, en sus recintos pueden ahora entrar tan sólo diez turistas por hora y hay que pedir reservar con antelación. La entrada cuesta unos 15 dólares. Al mismo tiempo, los interesados por la Capilla de la Santa Cruz pueden ver ahora una réplica en el Pabellón Checo de la Expo 2000, en la ciudad alemana de Hannover.

Autor: Vít Urban
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