Escultor Václav Levý

En las proximidades de la ciudad de Melník, al norte de Praga, hay un bosque en el que, de pronto, se abren ante el visitante inesperadas vistas. Entre los árboles se levantan monumentales rocas de varios metros de altura, en las que yacen talladas diversas figuras o rostros de seres humanos. Avanzando por el bosque se llega también a una cueva, en la que hay otras obras escultóricas talladas en una roca. Esta vez se trata de figuras de animales que ridiculizan diversos vicios del ser humano. Todas son obra de Václav Levý, uno de los fundadores del arte escultórico moderno checo.

Al hablar de Václav Levý, quien viviera en el siglo XIX, cabe decir que su nombre es conocido en la República Checa entre los círculos artísticos, mientras que la mayoría de los ciudadanos no le conoce. Por otro lado, las esculturas que decoran uno de los bosques en las proximidades de la ciudad de Melník, al norte de Praga, las conoce medio mundo.

Václav Levý nació en 1820 en una pequeña aldea de Bohemia Occidental. Su familia era de escasos recursos y no le fue posible mantener a sus hijos en los estudios. Debido a que desde pequeño a Václav Levý le gustaba tallar diversas figuras en madera, sus padres lo enviaron a aprender el oficio de carpintero.

Sin embargo, a Levý no llegó a gustarle esa profesión, pues ataba su imaginación y no le permitía trabajar la madera según su propia invención. Prefirió trabajar de cocinero y en su tiempo libre dedicarse a su afición. Tuvo la suerte de trabajar en varios monasterios y posteriormente también en casas y palacios de familias de nobles.

El propietario del palacio de Libechov, el aristócrata, Antonín Veith, un gran amante del arte, muy pronto se dio cuenta del talento de Václav Levý. Gracias al apoyo de Veith, Václav Levý pudo estudiar el arte escultórico en Praga y posteriormente también en Munich.

Las esculturas en el bosque cercano a la ciudad de Melník provienen de mediados del siglo XIX, siendo un testimonio elocuente de la primera etapa de la carrera artística de Václav Levý. Reflejan además, la orientación de los artistas de aquella época quienes se inspiraban en sus creaciones con temas históricos y leyendas nacionales. Uno de sus trabajos más impresionantes son, por ejemplo, las llamadas "Cabezas del Diablo" un conjunto de varios rostros tallados en una roca en el bosque. Cada uno de esos rostros es de aproximadamente diez metros de altura.

Al terminar los estudios, Václav Levý realizó varias obras escultóricas para el aristócrata Antonín Veith. También talló otras numerosas estatuas en madera que hasta hoy decoran los interiores de varias iglesias, monasterios y palacios de la República Checa. De ese período data también la escultura "Adán y Eva" que, según los especialistas en arte, es una de sus mejores obras. Actualmente forma parte de las colecciones de la Galería Nacional de Artes, en Praga.

Después de la muerte de su mecenas Veith, Václav Levý decidió pasar un tiempo en Italia. En Roma permaneció 12 años, aprovechando la estadía para realizar nuevas obras escultóricas como también para continuar ampliando sus conocimientos.

Esa etapa de la vida de Levý se reflejó en su obra por la orientación mayormente hacia temas bíblicos y por el aprovechamiento de diversos materiales, especialmente el mármol. Levý efectuó numerosas figuras de la Virgen María para iglesias de Italia, Croacia, así como de su Patria.

Václav Levý pasó el último período de su vida trabajando en Praga. Se desempeñó en un renombrado taller artístico de Hradcany, junto al Castillo de Praga. Allí coparticipó en la formación artística de varios jóvenes escultores checos que, posteriormente, adquirieron fama. Václav Levý falleció en Praga en 1870 y junto a otros grandes hombres de la historia y la cultura de este país fue sepultado en el Cementerio Nacional de Vysehrad.