Eliska Junková

Eliska Junková

Esta vez les hablaremos de Eliska Junková, la más rutilante estrella femenina del automovilismo mundial de todos los tiempos.

Eliska Junková
Eliska Junková, nacida en el año 1900, empezó a disputar las pruebas automovilísticas gracias a su marido, Cenek Junek. Cenek Junek debutó en las competiciones automovilísticas en 1922. En la tradicional prueba Zbraslav-Jíloviste, en las cercanías de Praga, se hizo con la victoria al volante de un mercedes. Poco tiempo después contrajo matrimonio con Eliska. Al matrimonio Junek se le cumplió un gran sueño en 1922 ya que conocieron al constructor de automóviles Ettore Bugatti y adquirieron el primer coche de carreras de su producción, el llamado CIGARE cuyo diseño se parecía a un puro. En aquel entonces Eliska Junková todavía no competía, pero se entrenaba diariamente por lo menos una hora bajo la supervisión de su marido.

Eliska Junková disputó su primera prueba como copiloto de su marido en 1923. Entretanto, su debut en solitario tuvo lugar en 1924. En la prueba disputada entre dos localidades checas su Bugatti alcanzó en los tramos rectos la entonces fantástica velocidad de 140 kilómetros por hora. En la meta fue ovacionada ya que había escapado a todos sus rivales masculinos. Alentada por su victoria, Eliska Junková decidió continuar su carrera deportiva.

En 1926 Eliska Junková conquistó el título de vencedora absoluta en la tradicional competición checa Zbraslav-Jíloviste, siendo la primera victoria de una mujer en una prueba internacional en la historia del automovilismo. Pilotando el Bugatti Rayo Azul, Eliska llegó a la meta con una ventaja de 1, 3 segundos sobre su marido.

Tras los éxitos conquistados en Checoslovaquia no tardaron en llegar invitaciones al extranjero. El Gran Premio de Suiza Eliska Junková lo disputó sola, sin su marido, acompañada solamente por su mecánico. En el ascenso hasta los 1950 metros sobre el nivel del mar, la señora Junková fue más rápida que el célebre piloto italiano Caracciola.

En la primavera de 1927, Eliska Junková disputó por primera vez la prueba Targa Florio, en Sicilia. El exigente recorrido por caminos polvorientos tenía 1500 curvas y subía hasta los 900 metros sobre el nivel del mar. Hasta el momento en que sufrió un accidente, Eliska Junková había liderado la prueba. La piloto checa obtuvo un espectacular éxito en el Gran Premio de Alemania, en el circuito de Nurburgring, donde ganó la prueba de automóviles deportivos con una cilindrada de hasta 2 mil centímetros cúbicos. Tras haber perdido 28 minutos debido a las reparaciones y paradas en el box, Eliska Junková se puso a la caza de sus rivales. La diabólica cacería hacía levantar al público de sus asientos. Al final nadie pudo resistir la velocidad del Bugatti de Eliska Junková.

En 1927, Eliska Junková disputó en la pista ovalada de París el Gran Premio de Damas, confirmando su fama de ser la mujer más rápida del mundo.

A pesar de estar en el auge de su carrera, Eliska Junková se preparaba para abandonarla puesto que quería dedicarse a los deberes familiares. Sin embargo, el constructor de autos Ettore Bugatti logró convencerla para que disputara una vez más la prueba Targa Florio.

En la prueba lideró en la segunda vuelta, pero después surgieron problemas mecánicos en su coche. Eliska Junková sufrió también un enigmático accidente al chocar con piedras que de repente aparecieron en una de las curvas del trayecto. Posteriormente se confirmaron las sospechas de que este obstáculo había sido colocado en el recorrido con el fin de perjudicar a Eliska Junková. Y llegó otra vez el Gran Premio de Alemania. En la prueba se inscribió Cenek Junek y Eliska fue suplente. Antes de que la prueba arrancase, Eliska entregó al marido su pulsera como talismán. No le trajo suerte: en un tramo con asfalto derretido Cenek Junek sufrió un accidente mortal. La trágica muerte de su marido puso fin a la brillante carrera deportiva de Eliska Junková.