El invento checo que convierte en agua el aire del desierto es la mejor innovación de la Expo de Dubái
El dispositivo SAWER con el que Chequia creó “un oásis en el desierto” en la Expo 2020 de Dubái, logró el UAE Innovates Award a mejor invento de la cita. Se trata del segundo gran reconocimiento en solo dos semanas para este avance tecnológico que saca agua potable del aire del desierto sin necesidad de ninguna fuente de energía externa.
La Exposición Universal de Dubái 2020, terminó, pese a su denominación, con el último día de marzo de 2022 por las consabidas complicaciones provocadas por la pandemia de coronavirus.
Sin embargo, para el invento checo SAWER (Solar Air Water Earth Resource), las cosas no podían haber salido mejor. Su llegada al desierto de Dubái fue ya de por sí exitosa, ya que al poner el novedoso dispositivo en funcionamiento, descubrieron que producía mucha más agua de la que habían calculado hasta alcanzar la cifra redonda de cien litros diarios por dispositivo. Hace dos semanas, esta sensación del pabellón checo ya logró el segundo lugar en la competición de proyectos de los 192 países participantes que otorga la revista estadounidense Exhibitor. Pero más importante es el primer premio de la organización gubernamental dubaití Innovates Award a la mejor innovación de toda la Expo.
El comisario general del pabellón checo, Jiří František Potužník, se mostró muy orgulloso del galardón y explicó para la Televisión Checa qué hace que este invento sea tan revolucionario.
“Resumiéndolo, lo que consigue es extraer agua del aire caliente del desierto. Con el dispositivo extraemos y acumulamos moléculas de agua con un desecante que, después, calentándolas a grandes temperaturas, conseguimos liberar en una corriente menor de aire que, al humedecerla, somos capaces de condensar con facilidad. Esto no es nada revolucionario, pero nuestro dispositivo lo consigue con energía solar, por lo que es completamente autónomo”.
Además, SAWER consigue más cantidad de agua que otros dispositivos anteriores y lo hace sin emisiones, ya que no consume gasolina ni electricidad que no haya logrado de manera autónoma con sus paneles solares, prosigue Potužník.
“El dispositivo no necesita ninguna fuente de energía externa, funciona de manera completamente autónoma. Y si no fuera porque lo que produce es agua potable, no necesitaría tampoco ningún componente mineral o químico que sí se agrega al agua para que se pueda beber”.
Pero SAWER tiene una doble función. Además de producir agua potable, también suministra agua de riego con la que el pabellón checo ha mantenido durante la Expo un frondoso jardín a su alrededor. De ahí lo del oasis en el desierto del que han presumido los checos ante los 23 millones de visitas que ha tenido la exposición dedicada a la sostenibilidad, la movilidad y las oportunidades.
Jiří František Potužník contó a la Televisión Checa de dónde proviene el buen aspecto de las palmeras y demás plantas del pabellón checo. Se trata de un sistema especialmente pensado para zonas áridas y arenosas.
“Esto lo explicarían mejor los compañeros del Instituto de Botánica de la Academia de Ciencias, que desarrollaron el sistema de riego en la zona ajardinada. El agua se enriquece con unas microalgas que aportan nutrientes, y esta mezcla es llevada directamente a las raíces de las plantas. Además, en las raíces hay unos microrganismos que retienen el agua como una esponja para que no se pierda hacia niveles inferiores y sea aprovechada eficientemente”.
El sistema está pensado especialmente para zonas desérticas en las que las temperaturas rara vez caigan de 20 °C. Cuanta mayor humedad en el ambiente, mayor producción, y cuantos menos días nublados, también, por lo que evidentemente parece hecho a medida para un país como Emiratos Árabes Unidos, pero también para otros más pobres de climas desérticos parecidos.
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