El Día de la Lucha por la Libertad y Democracia
Radio Praga les ofrece un programa especial dedicado al Día de la Lucha por la Libertad y la Democracia, proclamado en la República Checa en memoria de dos acontecimientos: la ejecución de estudiantes checos por los nazis en 1939, y la manifestación estudiantil que en 1989 fue el detonador de la "Revolución de Terciopelo" que impulsó la caída del régimen comunista en este país.
Este año conmemoramos el 62 aniversario de los acontecimientos del 17 de noviembre de 1939, cuando los ocupantes nazis cerraron las escuelas superiores checas, ejecutaron sin tribunal a nueve líderes de la Unión Nacional Universitaria checa y deportaron a unos 1200 estudiantes al campo de concentración de Sachsenhausen-Oranienburg.
¿Pero cuál fue el prólogo de estas represalias salvajes de los nazis?
El 28 de octubre de 1939 en Praga tuvo lugar una multitudinaria manifestación antifascista, con ocasión del aniversario del surgimiento de la República Checoslovaca independiente en 1918. A las calles salieron miles de ciudadanos y estudiantes checos cantando el himno nacional.Contra los manifestantes intervinieron las unidades SS. Durante los enfrentamientos resultó gravemente herido el estudiante de la Facultad de Medicina, Jan Opletal. El 11 de noviembre Opletal falleció a causa de las heridas, y su entierro, efectuado el 15 de noviembre, se convirtió en una manifestación masiva contra la opresión nazi.
A los dramáticos sucesos en Praga reaccionó el propio Adolf Hitler, quien convocó una reunión extraordinaria de los más altos líderes nazis, para el 16 de noviembre en Berlín. En ella destacó que no podía permitir que los sucesos en el Protectorado de Bohemia y Moravia continuaran de esta manera. Por esta razón, Hitler ordenó cerrar por tres años las escuelas superiores checas y detener a los líderes estudiantiles. Bajo amenaza de duras represalias prohibió también todo tipo de manifestaciones.
Esa misma noche aparecieron en las calles de Praga anuncios en idioma checo y alemán sobre las medidas adoptadas por Hitler. Inició la acción denominada "17 de noviembre de 1939", en cuyo marco fueron ejecutados nueve líderes estudiantiles y 1200 estudiantes fueron deportados al campo de concentración de Sachsenhausen-Oranienburg.Esta persecución fue uno de los primeros pasos de Hitler encaminados a la germanización de la nación checa.
Para continuar nuestra narración, les proponemos, amigos oyentes, regresar 50 años atrás, es decir, al 17 de noviembre de 1951, cuando en Praga se efectuó un proceso escenificado contra un grupo de estudiantes checos acusados de supuesta resistencia armada contra el régimen comunista.
Esperamos que la narración del señor Vlastimil, miembro de ese grupo estudiantil y condenado a dos años de trabajos forzados, les ofrezca una imagen de las prácticas sistematizadas del régimen totalitario reinante en este país durante varios decenios.
"Toda esa historia comenzó a inicios de los años 50, poco antes de graduarme en una de las escuelas secundarias de Praga. Unos amigos y yo decidimos incorporarnos activamente en la resistencia contra el régimen comunista.
Uno de los principales motivos que me condujeron a actuar de esta manera fue que los comunistas borraron de los manuales escolares y de la historia nacional al primer presidente checoslovaco, Tomas Garrique Masaryk, calificándolo de presidente burgués quien, supuestamente, menospreciaba la clase obrera.
Se acercaba el 7 de marzo, aniversario del natalicio de Masaryk, y todos nosotros sabíamos que ese día no sería conmemorado, ni tampoco mencionado en los medios de comunicación. Por lo tanto, decidí escribir un texto sobre la vida y el legado de Masaryk, que posteriormente debía ser impreso y distribuido en los buzones postales.
No éramos tan ingenuos como para no darnos cuenta de que por dicha actividad podían expulsarnos de la escuela. Pero éramos jóvenes entusiastas. La falla realmente fatal de toda esta acción fue que aceptamos en nuestro grupo a un compañero de carácter bastante aventurero, que tenía dos pistolas, y del que luego nos enteramos que era confidente de la Policía Secreta."
Unas tres semanas antes de la acción planeada, en la casa del señor Vlastimil se efectuó un encuentro de los miembros del grupo de estudiantes. Unos días después, en su hogar irrumpió la Policía Secreta que le llevó a un interrogatorio. Durante el mismo, el señor Vlastimil se dio cuenta de que a los agentes no les interesaba tanto lo del panfleto como el saber si tenían armas en su poder. Es decir - si se trataba de una resistencia armada contra el régimen comunista. Pocos días después fue internado en la cárcel de Pankrác, en Praga, donde nuevamente fue sometido a numerosos interrogatorios.
El juicio del grupo estudiantil tuvo lugar ostentosamente el 17 de noviembre de 1951, fecha en que se conmemora el Día Internacional de los Estudiantes. Los jerarcas trataron de demostrar de esta manera que los estudiantes eran uno de los enemigos principales de la clase obrera.
"Yo al principio confiaba que se trataría de un proceso regular donde todo se explicaría, pero pronto comprendí que se trataría de un proceso escenificado. Que los abogados defensores juegan un papel simbólico y que el tribunal dictará sentencias que conoce de antemano. Que todo ese teatro tiene un guión previamente preparado. Yo tuve la suerte de cumplir entonces 19 años, por lo que en mi caso el tribunal se inclinó por una sentencia no tan dura como en el caso de mis compañeros. En mi caso el veredicto fue dos años de trabajos forzados en las minas de uranio.
Después del juicio nos llevaron nuevamente a la cárcel de Pankrác, donde me encontré con el vicario general de la archidiócesis de Olomouc, Stanislav Zela, condenado junto con altos representantes eclesiásticos checos a 25 años de prisión. En Pankrác me encontré también con el científico y autor del manual escolar, del que yo aprendía física en el liceo, condenado a doce años de prisión. Pese a ello, su preocupación principal era que su hijo no podría hacer los exámenes de bachillerato porque su padre había sido juzgado por oponerse al régimen."
Después del proceso, el señor Vlastimil fue enviado al campo de trabajos forzados Svatopluk, en las cercanías de la ciudad de Jáchymov. Al pasar por la entrada principal observó algo, cubierto con trapos, que se asemejaba a un cuerpo humano. "Así terminarás si tratas de escapar de aquí" - le dijo uno de los guardianes. Pese a ello, muchos trataron de escapar. El señor Vlastimil recuerda a uno que trató de huir en una cisterna de agua. Lo capturaron a pocos kilómetros del campo y lo llevaron de vuelta. Apareció golpeado, con las manos atadas con un alambre. Por tratar de huir le aumentaron el castigo en cinco años más.
En el campo había seis grandes barracas con una cocina, un almacén y la casa de los vigilantes, todo ello rodeado por dos filas de alambre de púas que los reclusos tenían que fabricar con sus propias manos. En la plaza central del campo los vigilantes obligaban a los reclusos a formar para controlar que no faltara nadie. Cuando el número no correspondía, permanecían de pie en la plaza durante muchas horas hasta que el número cuadrara.
"La jornada laboral en el campo duraba 8 horas. El trabajo era muy duro y agotador, de manera que todos se empeñaban por ser recluidos en el hospital del campamento. Para lograr esta meta algunos hasta no vacilaban en producirse intencionalmente diversas heridas. Yo también tuve la suerte de estar una vez en el hospital, y escupía las pastillas para poder quedarme el mayor tiempo posible. Es que allí me sentía como en el paraíso " camas limpias, agua corriente, calor, relativamente buena comida. Mientras tanto, en las barracas dormíamos veinte personas en una habitación con una sola estufa. Además, cada habitación disponía de dos baldes de carbón al día, de manera que el frío era permanente. Además, frecuentemente no había con qué lavarse porque el agua estaba congelada."
En la época de la "Primavera de Praga", en 1968, el señor Vlastimil y sus compañeros presentaron una solicitud de rehabilitación moral. No obstante, poco después de que se iniciara el proceso judicial, irrumpieron los tanques soviéticos que aplastaron el proceso reformista y pusieron fin también a la esperanza de los miembros del grupo de ser rehabilitados."Pero yo no me quejo de mi destino. Tuve una vida multicolor y rica en experiencias. Cursé la "escuela superior de Jáchymov", donde estaba encarcelada en aquella época la élite de la nación checa y donde aprendí muchas cosas. Cosas que, creo, son muy importantes para la vida. Así que me atrevo a decir, a pesar de que suene un tanto irónico, que Jáchymov representó cierto aporte para mi vida. Por otro lado me parece que fue una escuela demasiado dura, que pudo haberme costado la vida. Pero soy feliz de haber logrado sobrevivir.
El hecho de que el régimen comunista comenzara a derrumbarse precisamente el 17 de noviembre, día en que se efectuó ese proceso infame con nuestro grupo, resultó para mí más que simbólico. Aquel 17 de noviembre de 1989 sentía una gran alegría y alivio, pero también amargura porque los comunistas me habían prohibido estudiar. En los años posteriores, el estigma de "enemigo de clase" no me había permitido ejercer trabajos bien remunerados lo que, en consecuencia, perjudicaba también a los miembros de mi familia.
Siento una gran felicidad y satisfacción por haber sido testigo de la caída del régimen totalitario y de la gran derrota histórica de los que me encarcelaron injustamente."
Hasta aquí la narración del señor Vlastimil, quien el 17 de noviembre de 1951 fue condenado en un proceso escenificado a dos años de trabajos forzados.
Y volvamos ahora al viernes 17 de noviembre de 1989, cuando en las calles de Praga comenzó una manifestación estudiantil que tenía por objetivo recordar la clausura de las escuelas superiores checas por los ocupantes nazis el 17 de noviembre de 1939. Después de la Segunda Guerra Mundial, esa fecha fue proclamada como Día Internacional de los Estudiantes.En las proximidades del Teatro Nacional, la marcha estudiantil se vio acordonada en la Avenida Nacional, donde la policía cargó contra los participantes. La acción terminó con muchos heridos y cientos de detenidos. Esta fue la chispa que encendió lo que después se conocería como la "Revolución de Terciopelo". Las calles de Praga fueron invadidas por miles de ciudadanos que en voz alta protestaban contra el régimen totalitario. Los ciudadanos desfilaban, portaban banderas y pancartas, organizaban mítines.
Mientras tanto, los estudiantes de las universidades de Praga se declaraban en huelga. Los teatros capitalinos expresaron su solidaridad con los estudiantes, cancelando todas sus funciones. En los teatros transcurrían acalorados debates públicos sobre la nueva situación y la necesidad de cambios sociales y políticos radicales.
Así, en uno de los teatros de Praga tuvo lugar la asamblea constituyente del Foro Cívico - coalición de personas de pensamiento crítico, decididas a restaurar una república libre y democrática, con un sistema pluralista.
Mientras tanto, en la Plaza Venceslao, de Praga, tenían lugar manifestaciones que exhortaban a la celebración de elecciones libres. El 24 de noviembre la televisión transmitió en vivo por primera vez la manifestación de la Plaza Venceslao e informó sobre la renuncia del secretario general del Partido Comunista, Milous Jakes, y de toda la presidencia del partido. En ese momento todos salieron a las calles y empezó una gran fiesta popular.El lunes 27 de noviembre comienzan a sonar sirenas en todo el país en señal del inicio de la huelga general que tiene por objetivo comprobar la disposición de los ciudadanos de resistir y de no contentarse sólo con los simples arreglos cosméticos que pudiera realizar el régimen comunista con tal de mantenerse en el poder.
La nación checa siente en ese momento que tiene que demostrar su firme decisión de llevar el proceso reformador a buen fin, lo que impulsa una ola de actividades ciudadanas. Pese a que para la derrota definitiva faltaba mucho todavía, ya no había quién detuviera aquella avalancha.
Los checos vivieron en aquellos días de noviembre de 1989 algo que no se puede borrar de su memoria. Todos los presentes en las manifestaciones multitudinarias se daban cuenta, sin lugar a dudas, de que se trataba de un momento crucial en la historia moderna de este país y que el futuro de las generaciones próximas estaba en sus manos.Nadie sabía cuál sería el resultado final, pero tampoco nadie se detuvo a pensar en ello, ansiosos como estaban de libertad y de la posibilidad de decidir sobre su propio destino.
Tanto más lamentable resulta constatar que, pese a los esfuerzos de la Oficina para la Investigación de los Crímenes del Comunismo, ninguno de los principales jerarcas del régimen comunista haya sido condenado por los crímenes cometidos contra toda la gente honesta de este país.
Este hecho lo destacó el presidente checo, Václav Havel, en su discurso con ocasión del 83 aniversario del surgimiento de la República Checoslovaca independiente, celebrado el 28 de octubre pasado. Havel dijo que ni después de 12 años de régimen democrático, la sociedad checa había logrado ajustar sus cuentas con el pasado.Por razones misteriosas las investigaciones de los crímenes comunistas se prolongan por largos años. Frecuentemente reaparecen insuficiencias formales o barreras judiciales que impiden demandar y llevar a los tribunales a los antiguos jerarcas comunistas, destacó Havel.
El presidente opinó que las razones que impiden ceder paso a la justicia tienen raíces muy profundas. Resulta que, bajo una presión dura y refinada, la mayoría de los ciudadanos colaboraba, o por lo menos toleraba, al régimen comunista.
Por otro lado, Havel subrayó que, gracias a la libertad de expresión, nuestro pasado, no tan lejano, fue objeto de profundas reflexiones y análisis históricos. Y precisamente el conocimiento y el estudio de los sucesos históricos es uno de los elementos fundamentales para que una nación pueda ajustar sus cuentas con el pasado, dijo el presidente checo, quien expresó que la nación checa saldrá airosa también de esta dura prueba.