Dueños de inmuebles en el centro de Praga temen por sus propiedades

Los disturbios de Seattle, en EE.UU., dictaron la pauta. La violencia se apoderó el año pasado de las calles de esa ciudad norteamericana después de que los adversarios de la globalización demolieran tiendas y restaurantes vinculados con las empresas transnacionales. La capital checa se prepara ahora para la sesión anual del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial por lo que los dueños de inmuebles toman medidas de seguridad.

Praga recibirá en septiembre a más de 30 mil personas que manifestarán su repudio por la política del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. Los adversarios de la globalización sostienen que los problemas económicos que han llevado a que los pobres sean cada vez más pobres y los ricos más ricos son responsabilidad de las empresas transnacionales respaldadas por los grandes centros financieros.

En el centro de la capital checa algunos restaurantes de comida rápida anunciaron que estudian la posibilidad de cerrar para los días de la conferencia, al tiempo que han comprado cristales de repuesto para sus ventanales y vitrinas.

Por su parte, el Ministerio del Interior checo ha elaborado un documento con recomendaciones para los dueños de inmuebles que podrían ser blanco durante los eventuales disturbios. Sugieren retirar de las vitrinas el alcohol y los cigarrillos, así como toda la mercadería que pueda atraer excesivamente la atención de las masas. Recomiendan también no mantener grandes cantidades de dinero en efectivo y adiestrar a los empleados para que abandonen los locales en caso de peligro.

La señora Daniela Mikulasová, representante de una red de supermercados con instalaciones en el centro de Praga reconoció que en caso de peligro están preparados para cerrar. Asegura que esa es la única medida que han tomado, que lo demás lo dejan en manos de la policía.

Para septiembre la policía se verá reforzada, y según informaran fuentes del gobierno no se descarta que se pida ayuda también al Ejército. A pesar de ello los dueños de inmuebles en el centro de Praga no ocultan su nerviosismo y temen por el destino de sus propiedades.

Autor: Federico Picado
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