Desempleo en zonas campestres

A pesar del optimismo de los especialistas respecto al relativamente bajo índice de desempleo en la República Checa, hay zonas en el país donde la falta de trabajo es más latente que en otras. Por ejemplo, en las regiones tradicionalmente mineras: Moravia del Norte o Bohemia del Norte, así como en zonas agrarias.

El fenómeno de la pérdida de trabajo y de la necesidad de búsqueda de uno nuevo, además, no se ha tornado aún parte natural de la vida de los habitantes de este país. La gente estaba acostumbrada a que el Estado lo solucionaba todo. Tampoco es costumbre establecerse en otra ciudad por razones laborales. La falta de viviendas ni lo permite. Así, para muchos, la pérdida del trabajo puede representar un callejón sin salida.

La región de Rakovník, Bohemia Occidental, es netamente agrícola, aunque en la propia ciudad hayan varias empresas de cerámica sanitaria, de detergentes, una fábrica cervecera... También en esa ciudad hay muchas personas sin trabajo, aunque el índice de desempleo oficial oscila alrededor del 7,9 por ciento. Lo peor es que cada vez es mayor el número de personas que busca trabajo desde hace años, encontrándose así en una situación social bastante difícil.

Sobre el tema hemos conversado con la senora Hana, de la aldea de Zavidov, a unos 15 kilómetros de la ciudad de Rakovník. Hana tiene 47 años de edad y hasta hace dos años trabajaba en el Telégrafo de Rakovník, donde era considerada una de las mejores trabajadoras.

¿Cómo sucedió, Hana, que quedaste sin trabajo?

"En el Telégrafo comenzamos a tener paulatinamente menos y menos trabajo, debido a que todo era trasladado a la central de Praga. Hace dos años el Telégrafo de Rakovník fue cerrado por completo. Y desde entonces no encuentro trabajo. Las posibilidades laborales en nuestra región son muy escasas, además, vivo en una aldea a 15 kilómetros de Rakovník, lo que me complica la comunicación con la ciudad. Los últimos trenes viajan alrededor de las 7 de la tarde y casi en todos los trabajos demandan dos o hasta tres turnos, lo que para mí por tanto resulta imposible. ¿Y viajar todos los días en bicicleta a mis casi 50 años de edad? Sería ridículo. Por un lado nuestra región es montanosa y por otro mi estado físico ya no está para esas andadas. Me propusieron trabajar en la central de Praga, pero me resulta difícil cambiar por completo mi vida. Dejar solos durante toda la semana a mi esposo y a mi madre enferma, sería irresponsable de mi parte. En otros lugares donde he averiguado me han dicho que prefieren a una mujer joven, sin hijos u otro compromiso, para que pueda dedicarse plenamente al trabajo."

¿Y cómo enfrentas esta situación, Hana?

"Por el momento me mantiene mi esposo quien, gracias a Dios, tiene un sueldo bastante bueno. De todas formas, después de pagar las cuentas, no nos queda mucho dinero extra. Durante los últimos seis meses he trabajado a media jornada en el jardín infantil de nuestra aldea y ello nos ha ayudado no sólo en lo material, sino también a mí en lo anímico. El trabajo con los ninos me encantó, y me permitió experimentar la hermosa sensación de que alguien confía en mí, en mis conocimientos y mis habilidades."

A pesar de todas las dificultades, Hana no se queda de brazos cruzados y continúa buscando trabajo. Confía en un futuro mejor y no pierde la esperanza ni el optimismo.

"La esperanza es lo último que se pierde. También yo confío en que todo mejorará. A lo mejor un empresario extranjero se decide a invertir en nuestra región."

Sobre el desempleo hemos conversado con la senora Hana de la aldea de Zavidov, situada a unos 70 kilómetros al oeste de Praga.