Cuatro damas de sangre real en la basílica y el convento de San Jorge

Basílica de San Jorge

Cuatro ilustres figuras femeninas de la Edad Media, relacionadas con la basílica y el convento de San Jorge, en el Castillo de Praga, protagonizarán esta edición de "Legados":La princesa Ludmila; la abadesa Mlada, también de sangre real; la reina Kunhuta y su hija del mismo nombre, promotora del arte de la iluminación de libros.

La basílica románica de San Jorge, situada en el recinto del Castillo de Praga, es uno de los edificios más antiguos de la capital checa. El santuario primitivo fue fundado hacia el año 920 por el príncipe Vratislao, padre de San Venceslao.

En la nave principal encontramos la tumba de Vratislao y a la izquierda la del príncipe Boleslao II que sufragó la fundación, en el año 973, del primer convento del Reino Checo precisamente en la vecindad del templo de San Jorge.

Después de ser incorporado al convento de benedictinas, el santuario fue remodelado y ampliado después del año 979. Una nueva remodelación fue llevada a cabo después del incendio acaecido en el año 1142.

En el siglo XIV, durante el reinado de Carlos IV, algunas partes de la iglesia de San Jorge fueron remodeladas en estilo gótico. A principios del siglo XVI surgió el portal sur, adornado con un bellísimo relieve que representa la lucha de San Jorge con el dragón.

En la basílica de San Jorge fueron sepultados algunos soberanos de la Casa de los Premislitas. Además de Vratislao I y de Boleslao II los príncipes Oldrich, Jaromír y quizás también Boleslao I.

 Santa Ludmila
Adyacente al presbiterio de la basília se encuentra la capilla de Santa Ludmila, construida en estilo románico tardío entre 1200 y 1228. En una tumba esculpida hacia el año 1380 por el prestigioso taller de Petr Parlér reposa Santa Ludmila, asesinada en el año 921 por sicarios a sueldo de su nuera Drahomíra.

Con Santa Ludmila está relacionada la siguiente leyenda: En la basílica de San Jorge cuelga a la izquierda del altar un crucifijo del que se sabía que siempre sudaba sangre cuando debía fallecer algún miembro de la dinastía reinante de los Premislitas. Este aviso lo recibió también Santa Ludmila.

La princesa Ludmila solía rezar muy a menudo al pie del crucifijo. Cuando le cayó un día en la frente una gota de sangre del cuerpo de Jesucristo la santa se espantó y levantó la cabeza. El templo se sumergió de repente en tinieblas y ella no vio absolutamente nada. Sólo unos instantes después le parecía distinguir los contornos de su aposento en el castillo de Tetín que le pertenecía.

Santa Ludmila tenía la impresión de que escuchaba golpes en la puerta cerrada del aposento y que del otro lado retumbaba el fragor de las armas.

La santa cayó desmayada al suelo. Cuando las criadas que la acompañaban lograron que Santa Ludmila recuperase la conciencia, en vano le preguntaron qué la había espantado de manera tan atroz.

La princesa santa se daba la cuenta de que era la premonición de su pronta muerte violenta a la que sucumbiría en su castillo de Tetín el 15 de septiembre del año 921.

Después de que San Venceslao asumiera el gobierno en Bohemia, se propuso trasladar a Praga el cuerpo de su abuela Santa Ludmila que lo había educado. El príncipe envió con ese objetivo a Tetín a unos mensajeros que con el antiguo capellán de Santa Ludmila, el sacerdote Pablo, empezaron a quitar la tierra de la sepultura de la princesa asesinada.

Al avistar que la tapa del féretro estaba podrida, quisieron desistir. Pero el sacerdote Pablo la arrancó con fuerza y todos pudieron comprobar que el cadáver de Santa Ludmila estaba incorrupto, narra la leyenda.

Al lado de la basílica de San Jorge existía desde el año 973 el convento de benedictinas, el más antiguo de Bohemia, fundado por Mlada, la hija menor del príncipe Boleslao I. A pesar de ser mujer, fue la primera embajadora y diplomática checa.

La princesa Mlada "educada en las Sagradas Escrituras, devota en la religión cristiana y adornada con toda la honestidad de los modales", según escribe el cronista Cosmas, estaba predestinada al servicio de Dios. En vista de este objetivo recibió una magnífica formación.

Kunhuta
En el año 965 viajó a Roma. Su misión no fue apenas religiosa sino más bien diplomática: consiguió la emancipación religiosa de Bohemia mediante la fundación de un obispado en Praga. La misión fue exitosa y Mlada regresó de Roma además como abadesa del nuevo convento de benedictinas en el Castillo de Praga. El significado político del obispado en Praga fue inestimable para el Estado Checo.

Con la basílica de San Jorge está relacionada una singular leyenda surgida a raíz de los sucesos del siglo XIII. El rey checo Premysl Otakar II, denominado por su riqueza, méritos y capacidades "Rey de Hierro y de Oro", libró en 1278 una cruenta batalla contra el rey Rodolfo I de Habsburgo.

El día de la batalla la segunda esposa del soberano checo, Kunhuta, rezaba en la basília de San Jorge por la victoria de su marido. Durante su oración pasó algo insólito: el crucifijo al pie del cual estaba arrodillada, empezó a sudar. Estaba descartado que pudiera tratarse de los efectos del clima porque era el mes de agosto y reinaba un tiempo seco. Kunhuta interpretó el singular fenómeno como una señal premonitoria que le anunciaba la muerte de su marido.

Y así fue. El rey Premysl Otakar II se batió con valentía contra las huestes enemigas, pero en el fragor de la batalla uno de los enemigos le partió con un espadón el cráneo.

Premysl Otakar II
La hija primogénita de Premysl Otakar II se llamaba Kunhuta como su madre. Fue abadesa del convento de benedictinas adyacente a la basílica de San Jorge. El nombre de la princesa premislita lo lleva un precioso manuscrito denominado "Pasionario de la abadesa Kunhuta".

La princesa Kunhuta nació en el año 1265. Cuando niña, contrajo esponsales dos veces, pero en 1277 acabó por ingresar en el convento Na Frantisku, donde pasó su adolescencia teniendo por tutora a su parienta Santa Inés Checa.

Las razones políticas hicieron que la joven cediera a la presión de su hermano, el rey Venceslao II y contrajera matrimonio con un duque polaco. Después de diez años el enlace fracasó. Kunhuta regresó a Bohemia donde se hizo abadesa del convento de San Jorge.

En dicho convento fundó la célebre tradición del arte de iluminación de libros. Ordenó crear el primoroso Pasionario de la abadesa Kunhuta cuyo autor fue el canónigo Benes y el monje dominico Kolda lo adornó con espléndidas pinturas.

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