Chequia trae 10 medallas de Río de Janeiro

Rio de Janeiro, foto: ČTK

Con una plata lograda en ciclismo de montaña, Jaroslav Kulhavý redondeó en diez medallas la colección checa conquistada en la Olimpiada cerrada en Río de Janeiro. La delegación checa emuló el número de preseas de Londres, cumpliendo el propósito con el que viajó a la ciudad carnavalesca.

La cantidad supera la calidad

Lukáš Krpálek,  foto: ČTK
Con un oro, dos platas y siete bronces, la República Checa ocupó la posición 43 del medallero por países en los Juegos de la XXXI Olimpiada.

Aunque el número de medallas cumplió con las expectativas de la afición deportiva nacional, la delegación checa logró el peor resultado desde 1932.

La culpa la tiene la desproporción entre la cantidad y la calidad de los metales preciosos logrados en Brasil. En cuanto al número de medallas, Chequia ocupó el lugar 27 entre los 208 equipos que compitieron en Brasil.

Sin embargo, solo el judoca Lukáš Krpálek logró la medalla más preciosa en la categoría de menos 100 kg tras vencer en la final a Elmar Qasimov, de Azerbaiyán.

La plata llegó en campo a través y aguas tranquilas

Rio de Janeiro,  foto: ČTK
El ciclista Jaroslav Kulhavý y el piragüista Josef Dostál platearon la colección de medallas en Río de Janeiro.

El primero logró su segunda medalla olímpica. Tras triunfar en Londres, el ciclista no pudo en Brasil solo con el suizo Nino Schurter, que le devolvió la derrota de hace cuatro años. También el palista Josef Dostál subió al podio ya en la capital inglesa, donde ganó el bronce en la categoría K4 1.000 metros. El mismo resultado lo repitió con sus compañeros Daniel Havel, Lukáš Trefil y Jan Štěrba este verano en Río de Janeiro.

Dostál además consiguió la plata en la prueba individual en la categoría K1 1.000 metros.

Los piragüistas contribuyeron notablemente en la colección checa en esta Olimpiada. El bronce lo lograron también Ondřej Synek en skiff en aguas tranquilas, mientras que Jiří Prskavec alcanzó el bronce en aguas bravas en el eslalon de la categoría K1 individual.

La Edad del Bronce del deporte checo

Petra Kvitová,  foto: Filip Jandourek,  ČRo
Además de los piragüistas, los tenistas fueron los que más aportaron a la ampliación de la colección checa de medallas en la Olimpiada.

Petra Kvitová se hizo con el bronce tras vencer en la lucha por el tercer lugar del cuadro individual femenino a la estadounidense Madison Keys.

La pareja Barbora Strýcová y Lucie Šafářová logró la medalla de bronce tras derrotar a otro dúo checo Lucie Hradecká y Andrea Hlaváčková.

Por cierto, Strýcová-Šafářová fue la mayor sorpresa de la delegación checa. La pareja surgió por emergencia poco antes del comienzo de la Olimpiada, después de que Karolína Plíšková anuló su viaje a América del Sur por temor al virus zika. Aunque las dos tenistas habían jugados antes conjuntamente solo un partido en el dobles de la Copa Federación, en la primera ronda dejaron perpleja a la hinchada al superar a las hermanas Williams, que triunfaron en las tres Olimpiadas anteriores.

Otro bronce con sabor a oro lo conquistó la pareja Lucie Hradecká y Radek Štěpánek en el dobles mixto tras imponerse ante el dúo indio Mirza-Bopanna.

Mientras que Hradecká se hizo con su segunda medalla olímpica tras la plata alcanzada en el dobles femenino en Londres, Štěpánek ganó, a sus 37 años su primera medalla olímpica, que comparó con sus dos triunfos en la Copa Davis en 2012 y 2013.

Špotáková logra su tercera medalla consecutiva

Barbora Špotáková,  foto: ČTK
Barbora Špotáková conquistó la única medalla checa en atletismo. La competidora de 35 años cambió la historia al convertirse en la primera lanzadora de jabalina en lograr tres medallas olímpicas consecutivas.

La campeona olímpica de Pekín y Londres superó la mala suerte que sufrió esta temporada en los preparativos en las Islas Canarias al fracturarse el pie, lesión que casi destrozó su sueño de viajar a Brasil.

La deportista no pudo andar durante siete semanas y tuvo que reducir notablemente sus entrenamientos. Aunque no se sintió del todo bien, Špotáková volvió a mostrar su imperecedera voluntad por ganar medallas.

Tras unos intentos flojos al principio de la competición olímpica, envió el instrumento a la distancia de 64,80 metros, lo que le aseguró el bronce.

“Sucedió un milagro. Las cosas andaban mal. Pero saqué el resto de mis fuerzas, ni sé de dónde”, rio la lanzadora de jabalina una vez terminada la prueba olímpica con un desenlace feliz.

Autor: Roman Casado
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