Bombardeo norteamericano de Praga el 14 de febrero de 1945

Un acontecimiento histórico que hasta el momento no ha sido cabalmente explicado: el bombardeo norteamericano de Praga en febrero de 1945.

Los conflictos militares suelen dar lugar muy a menudo a lamentables errores que cuestan centenares de vidas humanas. A mediados de febrero de 1945 cuando ya se acercaba el fin de la Segunda Guerra Mundial, una escuadra de bombarderos norteamericanos arrojó su mortífera carga sobre la capital checa, incluído el barrio residencial de Vinohrady. ¿Se habría tratado de un error?

Quizás deberíamos explicar primero en qué situación se hallaban las tierras checas durante la Segunda Guerra Mundial... Las tierras checas, Bohemia y Moravia, tenían el estatuto de Protectorado del Tercer Reich. Las tropas de Hitler que habían ocupado el país el 15 de marzo de 1939, desencadenaron en el Protectorado de Bohemia y Moravia un sangriento terror.

Los nazis que se habían apoderado también de la industria checa, la aprovechaban para fines bélicos... En todo caso, el Protectorado de Bohemia y Moravia era una víctima de la agresión nazi y no su aliado. A la luz de este hecho resultan inexplicables los bombardeos de algunos blancos en el territorio checo al acercarse el fin de la conflagración mundial.

Uno de estos enigmas es el bombardeo del barrio residencial de Vinohrady en la capital checa, acaecido el 14 de febrero de 1945... En dicho bombardeo que fue una de las mayores matanzas de civiles ocurrida durante la Segunda Guerra Mundial en el Protectorado de Bohemia y Moravia, perecieron unas 700 personas y casi 1200 resultaron heridas.

Los historiadores se preguntan si los navegadores del Octavo Ejército del Aire norteamericano sabían sobre qué ciudad sus fortalezas volantes descargaban el mortífero cargamento.

El historiador norteamericano Mark Burns afirma, por ejemplo, que las tripulaciones de los bombarderos confundieron Praga con la ciudad alemana de Dresde.

"Se trató de un trágico error, de una equivocación, que en una guerra suele ocurrir muy a menudo," sostiene el historiador. A su juicio, las dos ciudades tienen casi la misma superficie, siendo también muy parecida su situación en la red de los cursos fluviales y de las vías de ferrocarril.

Praga y Dresde están ubicadas a orillas de grandes ríos y el ferrocarril entre Pilsen y Praga se parece a la red ferroviaria entre Dresde y Meisen, argumenta el historiador norteamericano.

Jirí Rajlich del Instituto de Historia del Ejército Checo afirma que durante mucho tiempo creyó que la explicación de Mark Burns era fidedigna. Ahora le parece que algo en ella claudica. Por ejemplo, los navegadores norteamericanos debían saber que Dresde había sido arrasada. Y al bombardear Praga, debían darse cuenta de que atacaban una ciudad intacta. No podían confundir Praga con Dresde.

"Por eso pienso," afirma Jirí Rajlich," que escogieron Praga- respectivamente la estación principal de ferrocarriles y la de Smíchov- como un blanco sumplementario."

En el bombardeo de Praga tomaron parte, según Rajlich, decenas de fortalezas volantes....

...que en cinco minutos-entre las 12,35 y las 12,40- convirtieron la capital checa en un infierno. Los primeros crateres aparecieron en el barrio occidental de Smíchov, después las bombas cayeron sobre el sector comprendido entre el convento de Emaús y la estación principal de ferrocarriles, y el resto del mortífero cargamento fue arrojado sobre el barrio residencial de Vinohrady.

Desde el bombardeo norteamericano pasaron 56 años, pero el trágico acontecimiento sigue suscitando discusiones por su funesto balance: 700 muertos, 90 casas destruidas, 1700 seriamente dañadas, incluidos valiosos monumentos históricos, como el convento de Emaús o la casa de Fausto, procedentes de la Edad Media. El historiador Jirí Rajlich atribuye el elevado número de víctimas a una serie de fatales casualidades:

Según Rajlich, los praguenses habían vivido antes del fatal día centenares de alarmas y puesto que siempre salieran ilesos, tampoco se preocuparon el 14 de febrero de 1945. A la sensación de que nada podía pasarles contribuía el hecho de que la Alemania nazi ya estaba en estado agónico.

El día de S.Valentín, hacia el mediodía, los praguenses andaban despreocupados por las calles, veían u oían acercarse los aviones norteamericanos y algunos hasta bajaron a la calle para verlos mejor. La actitud despreocupada de los praguenses que se debía a la proximidad del fin de la guerra fue una de las principales causas de que el bombardeo se cobrase tantas vidas.

Un informe de la Protección Civil indicaba que los praguenses habían ignorado todas las señales de alarma. Ello se desprende también de lo que cuentan los testigos de aquel fatídico día.

Olga Kucerová, de 75 años, que había presenciado en 1945 el bombardeo del barrio praguense de Vinohrady, recuerda que la noche anterior a la tragedia ella, su mamá y su hermana durmieron muy mal.El ensordecedor estruendo de los aviones norteamericanos que bombardeaban la ciudad alemana de Dresde se oía hasta en Praga.

"En nosotros crecía la certeza," relata Olga,"que a los checos no les puede pasar nada, que las bombas cairían sólo sobre los alemanes.Y por eso el día siguiente no fuimos al refugio al sonar la alarma antiaérea." Después del trágico bombardeo del 14 de febrero de 1945 también la familia de Olga Kucerová empezó a tomar en serio las alarmas: "Al oír después la alarma, todos corríamos a refugiarnos,"relata esta vecina del barrio de Vinohrady.

La propaganda nazi desató el mismo 14 de febrero de 1945 una ruidosa campaña contra los supuestos "piratas aéreos norteamericanos". La gente no le prestó atención ya que los checos estaban hartos de la ocupación nazi. Olga Kucerová recuerda que los damnificado no maldecían a los norteamericanos.

"Nos decíamos,"cuenta," que no habría sido un acto deliberado sino una trágica casualidad."

Los historiadores, como Jirí Rajlich, siguen investigando el bombardeo de Praga de hace 56 años. Les falta todavía algo muy importante: por dilaciones de la burocracia norteamericana no disponen todavía de la copia del parte del Octavo Ejército del Aire norteamericano.Si lo tuvieran sabrían sobre qué blancos debían arrojar sus bombas los bombarderos que el 14 de febrero de 1945 despegaron de las Islas Británicas rumbo a Europa Central.