Otomar Krejca
El director y actor, Otomar Krejca, es una de las más destacadas personalidades del teatro checo de los años 50 y 60, cuya obra contribuyó a la reanimación de los valores humanistas en el teatro checo de la segunda mitad del siglo pasado. El aporte de Krejca fue altamente apreciado por la prensa checa con ocasión de su 80 cumpleaños.
Otomar Krejca nació cerca de la ciudad de Pelhrimov, situada en la meseta checo-morava. Desde su juventud se interesó intensamente por la literatura y el drama.
Tras el bachillerato, Krejca actuó cinco años en teatros de Kladno e Jihlava, hasta que en 1945 empezó a colaborar con el teatro vanguardista "D 46", de Praga. Luego se desempeñó cinco años en el Teatro de Vinohrady, cuyo director artístico fue otro destacado representante de la vanguardia checa, Jirí Frejka.
Desde 1951 actuó en el Teatro Nacional de Praga como actor, siendo nombrado en 1956 jefe de dramaturgia. En 1961, cuando las autoridades comunistas expulsaron del teatro a Karel Kraus, su estrecho colaborador, Otomar Krejca renunció a su cargo en forma de protesta.
En 1965 fundó en Praga una escena experimental titulada "El Teatro Tras la Puerta", cuyo nombre indicaba que se trataba de un teatro no convencional e inconforme con la ideología oficialista de su época. Krejca dirigió este teatro hasta 1971, cuando renunció a su puesto para prevenir que las autoridades comunistas cerraran dicho escenario.
En los años setenta, Otomar Krejca fue considerado por el oficialismo comunista "persona non grata". Sin embargo, entre 1973 y 1976 las autoridades le permitieron a Krejca trabajar como director en el Teatro S.K.Neumann.
Pero durante este período, Krejca no tenía la posibilidad de desarrollar su típica dramaturgia, es decir, ese concepto de un "taller ético", en el que todos los protagonistas de la pieza, así como los espectadores participan en el proceso de la búsqueda del mensaje sustancial de la obra. Tampoco podía apoyarse en un factor que siempre fue muy sintomático para su trabajo: establecer una continuidad espiritual e interpretativa entre las piezas escogidas libremente por el director.
Debido a la imposibilidad de aplicar en la entonces Checoslovaquia sus principios de creación, orientados al mensaje existencial y metafísico de las obras escenificadas, Otomar Krejca empezó a realizar su dramaturgia específica en los escenarios extranjeros, sobre todo en Bélgica, Gran Bretaña, Francia, Suecia, Cuba y otros países. En ese período, Krejca logró una fama internacional, en especial gracias a sus escenificaciones de Chéjov.
logró un gran éxito con la presentación del drama "Los Diálogos de las Carmelitas", del francés Georges Bernanos.
Sin embargo, al poco tiempo, el renovado teatro de Krejca perdió el apoyo financiero del Ministerio de Cultura y desapareció por segunda vez. Desde 1997, Krejca actúa nuevamente en el Teatro Nacional de Praga, afamándose con la escenificación del "Fausto", de Wolfgang Goethe.