El arte como aliado en la lucha contra el cáncer
Hace diez años a Jitka Dosoudilová le diagnosticaron cáncer. Sin embargo, en ese momento tan adverso de su vida, se le ocurrió ponerse a crear obras digitales y collages cuyos colores tan cálidos como intensos transmiten una fuerte sensación de esperanza. En esta entrevista, la artista nos presenta su valiosa historia y nos habla de ‘Pura alegría’, la actual exposición de sus pinturas que tiene lugar hasta el 15 de enero en un hermoso sitio de Praga: la galería Portheimka.
Portheimka es el nombre de un palacio de verano de estilo barroco ubicado en el distrito de Smíchov en Praga. Monumento cultural de la República Checa, actualmente se utiliza como galería de arte. Y ese fue el contexto soñado que encontró la artista digital Jitka Dosoudilová para dar a conocer sus obras digitales y collages que empezó a trabajar sin ningún tipo de experiencia ni formación previa en pleno padecimiento de un cáncer que, en algún punto, superó también gracias a su notable creatividad.
“Descubrí que estaba enferma, me operaron y me hicieron radiación, nada agradable, pero entonces tuve una idea que me cayó del cielo. Nadie imagina que, en medio de ese momento, puedes llegar a empezar a hacer algo nuevo. Entonces, lo tomo como un verdadero regalo, fui una afortunada. Bueno, en realidad, cuando alguien te ofrece un regalo, tu tarea es extenderlo”.
“Lo más importante de todo es tener una idea. Si tienes una buena idea, simplemente puedes cumplir tus objetivos”.
Un año después de empezar lo que ella misma denomina su gran aventura, expuso por primera vez sus pinturas en un sector del emblemático Teatro de los Estados de Praga y la buena repercusión no hizo más que incrementar su deseo de seguir evolucionando a nivel artístico. En cuanto al proceso creativo cuenta Dosoudilová que consta de varias etapas, aunque en su opinión lo más importante de todo es dar con una idea.
“Primero debe haber una imagen digital, luego un programa de computadora y, lo más importante de todo, una idea. Si tienes una buena idea, simplemente puedes cumplir tus objetivos. Yo suelo trabajar con series porque la cabeza se me llena de cosas que quiero hacer y, de repente, me encuentro con que tengo un montón de fotos y me doy cuenta de que ya es suficiente y me quedo satisfecha de haber aprovechado al máximo la idea que tenía. Recién en ese punto empiezo a pensar en la siguiente idea”.
Con el título de Pura alegría, la actual exposición de Jitka Dosoudilová se inauguró en la galería Portheimka el 30 de noviembre del año pasado y se mantendrá hasta el 15 de enero. Por otro lado, muchas de las obras ya habían sido expuestas en 2019, en el marco del Día Mundial contra el Cáncer, un evento anual organizado en la Casa Europea. Lo curioso es que si bien decidió dedicarse al arte en uno de los momentos más difíciles de su vida, Dosoudilová nunca sintió la necesidad de mostrar tristeza o debilidad en sus obras, más bien todo lo contrario.
“Creo que si hablas honestamente con cualquier persona, puedes descubrir que todos tienen algún drama en su vida, algún tipo de dolor, un malentendido o algo por el estilo, no existe la felicidad hollywoodense. En mi caso, encontré que esta era mi forma de expresarme, mi manera de salvarme. Sin embargo, mi estilo no tiene que ver con ningún pozo de oscuridad, en mis cuadros puede haber incluso rusalkas bailando por ahí, pero nunca melancolía, depresión ni oscuridad”.
De hecho, un elemento en común en los cuadros y collages de esta autora que asegura no tener ningún referente artístico más allá de su propia imaginación es, precisamente, la enorme diversidad de colores tan intensos como cálidos que irradian a primera vista, transmitiendo una fuerte sensación de amparo y confianza en el futuro.
“La creación fue, sin lugar a dudas, mi curación, algo con lo que mi mente pudo empezar a enfrentar, de algún modo, esa nueva situación en la que estaba. Por eso las pinturas son tan coloridas, porque eso me ayuda a sentirme muy liberada. Puede sonar un poco extraño pero yo necesito de esos colores para vivir como otros pueden necesitar de vitaminas o suplementos nutricionales. Yo necesito los colores”.
Además, esos colores no son simples tonalidades sino que muchas veces condensan y refieren inexorablemente a algunas de las ciudades que ella visitó y más lograron impactarla, como es el caso, por ejemplo, de Santorini en Grecia. Sin embargo, hay otra ciudad de Italia que fue la que más logró conmoverla y, por ende, inspirarla, tal como demuestran muchas de sus pinturas.
“Así que primero trabajé con algunas de las fotos que he tomado allí, luego les di el colorido que es la esencia de mis cuadros. Pero es cierto que llevo a Venecia en mi corazón, tan solo su atmósfera es realmente maravillosa. Me gusta muchísimo, es una ciudad a la que podría volver en cualquier momento”.
“Puede sonar un poco extraño, pero yo necesito de los colores como otros pueden necesitar de vitaminas o suplementos nutricionales”.
Otro rasgo evidente de las obras de Dosoudilová es la enorme gama de motivos que abordan en un rango muy extenso que va de lo más concreto a lo puramente abstracto. Agradecida tras leer algunos comentarios que empezaron a generar sus cuadros entre los espectadores y contenta por contar con el respaldo de un lugar tan hermoso de Praga como es la galería Portheimka, la artista revela cómo fue que se le ocurrió exponer en ese espacio sus pinturas.
“Estuve aquí en la inauguración de una exposición del director de cine Jindřich Polák que presentó el anterior alcalde de Praga 5, entonces le pregunté si sería posible presentar mis pinturas en este espacio. Después hubo una reunión en el ayuntamiento, luego tuve que presentar un proyecto a la comisión cultural, les conté mi historia y les mostré algo de mi última exposición, les gustó mucho y me dijeron que lo veían muy adecuado para Portheimka, así fue que empecé a preparar toda esta exhibición”.
Con el propósito de que nuestros oyentes puedan advertir la importancia que tienen los colores en su vida, cuenta Dosoudilová que al armar esta muestra tuvo que vaciar momentáneamente el living de su casa y, al volver a ver las paredes desnudas, experimentó una sensación tan desagradable que enseguida decidió colgar otros cuadros que tenía guardados para escapar de la hegemonía del blanco y negro y recuperar así sus tan deseadas vitaminas.
