Los hallazgos arqueológicos procedentes de la Edad del Bronce revelaron interesantes transformaciones de la vida de la población en el territorio checo que llegaron de la mano con los cambios materiales.
El nuevo material formado a partir de la aleación de cobre y estaño dio nombre a toda una época. Este periodo revolucionario que generó herramientas y armas de mejor calidad se inició en el territorio checo alrededor del año 2100 a. C., precisó para Radio Praga Internacional Luboš Jiráň, del Instituto Arqueológico de la Academia de Ciencias de la República Checa.
“Toda la Edad del Bronce duró aproximadamente 1500 años y finalizó en el siglo VIII a. C. Entre la época de los celtas y el comienzo de la Edad del Bronce no tenemos ningún rastro de cambios fundamentales en la etnicidad o la población local como tal”.
La principal fuente de sustento en aquella etapa prehistórica era la agricultura. En el Bronce antiguo, predominaba en las Tierras Checas la cultura de Únětice, que se extendió desde el mar Báltico hasta el Bajo Danubio y se caracteriza por la costumbre de entierros esqueléticos. Su nombre se debe al yacimiento homónimo situado en cercanías de Praga. En el Bronce medio, fue sustituida por la cultura de los túmulos que destaca precisamente por la presencia de túmulos sobre tumbas de inhumación, aislados o conformados en grandes necrópolis.
El gusto por el alcohol
Los hallazgos de la época muestran las costumbres y aficiones de la población, prosigue Jiráň.
“Queda demostrado que la gente de la época tomaba alcohol y celebraba animadamente. Una cosa interesante relacionada con estos hallazgos son los llamados depósitos con objetos de cerámica. Los interpretamos como el resultado de enterramiento o almacenamiento de vasijas que servían para bebidas rituales y después del ritual se guardaban bajo tierra. Sabemos que la gente entonces tomaba cerveza, lo que demuestra el hallazgo de una vasija en la localidad Kladina en la región de Pardubice”.
Entre otros hallazgos de la Edad del Bronce destacan dos tipos de lingotes conocidos como costillas y grivnas que fueron traídos al territorio checo por las rutas comerciales desde Los Alpes. Se encontraron asimismo depósitos con artículos decorativos como joyas, adornos y rompecabezas. El auge de los depósitos llegó en el Bronce medio y final, explica el especialista.
“De aquella época conocemos entre 600 y 700 depósitos con un contenido mucho más variado que los anteriores. En el transcurso de la Edad del Bronce aparecían nuevos tipos de artefactos y armas. Por ejemplo, en la cultura de Únětice aún no se fabricaban hoces de bronce, su producción inició en el Bronce medio. En el Bronce final ya aparecieron las vasijas de bronce. La gama de artefactos fue en aumento y en la última etapa de la Edad del Bronce este material se utilizó en una gran variedad de objetos”.
La cultura de los campos de urnas
Durante la última etapa de la Edad del Bronce y el principio de la Edad del Hierro, se extendió en una gran parte del Viejo Continente la cultura de los campos de urnas que representó un cambio significativo de las costumbres de asentamiento y de los ritos funerarios, prosigue el arqueólogo.
“En el rito funerario se empezó a abandonar la costumbre de erguir los túmulos encima de las tumbas y prevalece la incineración que se volvió una costumbre generalizada. Las cenizas se colocaban en recipientes. Dado que algunas necrópolis eran muy grandes, llamamos aquel período como el de los campos de urnas”.
La caída de la Edad del Bronce
El colapso de la Edad del Bronce en el Mediterráneo se produjo entre los siglos VII y VIII a. C. con la llegada de los cambios sociales en toda Europa, algunos incluso violentos. Conforme varias teorías, el colapso fue provocado por el agotamiento económico, el cambio climático y otras situaciones naturales. Esta crisis en el Mediterráneo oriental, probablemente provocó la migración de los pueblos de la Edad del Bronce que ocasionó la formación de nuevas naciones. Una serie de catástrofes se produjeron también en Europa Central.
“En las localidades de Blučina cerca de Brno y Velimská Skalka, situada cerca de Kutná Hora, se descubrieron los restos de decenas de habitantes asesinados. Aparentemente, existía allí un centro religioso que fue destruido durante alguna brutal invasión y posterior masacre”, apuntó Jiráň.
El fin de la Edad de Bronce no fue un asunto agradable. La vieja organización de la sociedad se derrumbó e importantes centros de poder desaparecieron.
Los buscadores de tesoros
En la actualidad cada vez más checos se aficionan a la búsqueda de tesoros con detectores de metales y muchos acusan importantes hallazgos. No obstante, esta actividad está permitida solamente a las personas autorizadas y el hallazgo es propiedad de la región donde fue encontrada. De acuerdo con Jiráň, entre los buscadores hay gente más y menos razonable.
“El problema es que cuando un aficionado a la búsqueda de tesoros encuentra algo en la tierra, lo extrae y lo lleva al museo. Resulta que perdemos así muchos datos importantes, como el lugar exacto donde estuvo guardado, etcétera. Cuando alguien encuentra un artefacto, debería dejar la pieza sin tocar y llamar a los arqueólogos. De lo contrario, el valor informativo se reduce”.
La mayor colección de hallazgos de la Edad de Bronce, que incluye joyas, dagas y otras armas, se encuentra en las colecciones del Museo Nacional.
Esta serie ha surgido en colaboración con el Instituto Arqueológico de la Academia de Ciencias de la República Checa.
