Crece el interés por los entierros ecológicos en Chequia
Cada vez más personas eligen formas de enterramiento más respetuosas con el medio ambiente en Chequia. Sin embargo, la legislación no permite un desarrollo de estas nuevas tendencias que se extienden por todo el mundo de la mano de una mayor concienciación ecológica.
La preocupación por el medio ambiente es un sentimiento que no deja de crecer en las sociedades, que observan como los efectos del cambio climático son cada vez más patentes y las previsiones cada vez más pesimistas. Como es lógico, muchas de las personas que separan cuidadosamente la basura, o que más bien se preocupan por producir el mínimo indispensable o no usar medios de transporte contaminantes, por ejemplo, quieren mantener esa actitud hasta el último momento y que sus propios restos no sean también un problema más para el medio ambiente.
En Chequia poco a poco aparecen cementerios en los que se hace realidad la frase “polvo eres y en polvo te convertirás”, esto es, los restos humanos se descomponen de forma armónica y pasan a formar parte de la naturaleza.
Esta tendencia al alza la expuso para la Radio Checa Tereza Chmelařová, de la organización Ke kořenům (A las raíces), y administradora del conocido como Bosque de los Recuerdos, en el cementerio de Ďáblice, en Praga.
“Tenemos el Bosque de los Recuerdos ocupado ya hasta casi la mitad, lo que da muestra de que hay un interés por este tipo de enterramiento en Chequia. Surgió en 2015 y tenemos muchos arces, cerezos de Santa Lucía, tejos, que son árboles asociados a la muerte; tenemos lilas, que son muy bonitas y huelen muy bien, tenemos robles y también ciruelos, por ejemplo”.
Como explica Chmelařová, estos lugares ofrecen también un entorno distinto y, seguramente, menos lúgubre al habitual en los cementerios. Su organización, además, ofrece ceremonias alternativas.
“Nosotros dialogamos con los allegados y nos damos un paseo por el bosque para ver qué estaría bien hacer. Dejamos que buena parte de la ceremonia sea organizada por ellos porque la preparación de ese último adiós es una actividad terapéutica. Es algo muy libre y pueden surgir despedidas muy particulares y muy personales, que es algo que tiene sentido. Por otro lado, el bosque también es muy terapéutico. Hay familias que no quieren llevar a los niños al clásico tanatorio, pero sí a un bosque como este a una despedida más informal”.
En los enterramientos ecológicos no se permite cualquier elemento o sustancia que dificulte la descomposición de los restos o que deje residuos. Esto incluye los materiales de los que están hechos los ataúdes, las urnas o incluso la ropa del difunto. Tampoco se permiten las sustancias habituales en el embalsamiento de los cuerpos, que impiden la descomposición natural del cuerpo y dejan rastros químicos en el suelo.
Sin embargo, en el Bosque de los Recuerdos se entierran por ahora únicamente urnas de cenizas bajo los árboles, cuenta Chmeřalová.
“La incineración no es muy ecológica, como todos sabemos. Pero, por el momento, en Chequia no tenemos otra opción: o el enterramiento del cuerpo entero o la cremación. En el extranjero ya se prueban otros medios, pero no sabemos cuándo llegarán a Chequia o si llegarán. Nosotros queremos desarrollar servicios funerarios naturales, pero para ello necesitamos mayor colaboración del sistema”.
Efectivamente, junto al Bosque de los Recuerdos de Ďáblice, próximamente se va a inaugurar un Prado de los Recuerdos, en el que entre muchas flores descansarán cuerpos enteros, una opción mucho más ecológica que la incineración, dice Chmeřalová.
“Una buena tendencia que se empieza a dar en Chequia es el entierro ecológico de cuerpos enteros, que es mucho más sostenible y respetuosa con el medio ambiente que la cremación, ya que la incineración tiene un alto coste energético y libera toda clase de sustancias nocivas”.
En otros países se han implementado métodos mucho más avanzados en este sentido, como la composta de cuerpos o el enterramiento más cerca de la superficie, a un metro de profundidad, donde hay más oxígeno y organismos que a los habituales 1,60 metros o más. Otros procesos, como la cremación con agua muy caliente, o la promación, que se realiza con nitrógeno líquido a bajísimas temperaturas, ofrecen una descomposición acelerada de los restos con muy bajas emisiones de carbono y mínimo gasto energético. Tras ambos procesos luego quedan unas cenizas completamente aceptables para el medio ambiente, consiguiendo en pocas horas lo que la naturaleza tardaría dos décadas.
