Por favor, ¡no disparen sobre el pianista!

Gastón Etchegoyen

Gastón Etchegoyen es un pianista chileno de formación clásica que tiene un sueño: difundir la música latinoamericana en Chequia. Pero no cualquier tipo de música, sino ésa que no tiene tanta salida, la que ha sido postergada por ritmos más populares y archirrepetidos, como la salsa o el merengue. Y para eso tocará los domingos, cada quince días, en el bar-restaurante La Casa Blů.

Gastón Etchegoyen
Lo único que le pide Gastón Etchegoyen al público que asista a escucharlo tocar es que, parodiando la famosa película de Truffaut, si tienen algún reparo, por favor no se les ocurra disparar sobre el pianista. Nada más.

Músico de formación clásica, con estudios en Chile, su país natal, y Estados Unidos, Etchegoyen está empeñado en difundir en República Checa la otra música latinoamericana, como él la denomina, aburrido de escuchar siempre lo mismo allá donde vaya: que si no es salsa es reggaetón, merengue o bachata, solo ritmos tropicales. No todos los latinoamericanos tienen que ser tropicales, cree este pianista, cuya próxima función en Praga es el 11 de abril.

“Esto va a consistir en una serie de, no diría conciertos, pero sí música en la tarde, música tradicional latinoamericana. La idea que yo tengo es tratar de tocar música que no es tan conocida de Latinoamérica. También habrá cosas conocidas, pero no hacia el lado de la salsa, de la bachata, que son cosas más masivas, más populares”.

Gastón Etchegoyen
Eso es lo que no quiere tocar Gastón Etchegoyen. Entonces, ¿qué tipo de música incluirá en el repertorio?

“Lo que quiero tratar de hacer es mostrar cosas que se hacen en Latinoamérica que son poco conocidas y que a mí me parecen de buena calidad. Por ejemplo, fado brasileño, choro brasileño, samba, boleros, tangos, lo que alguna gente llama el neotango, Piazzolla, valses peruanos, etcétera”.

A diferencia de la gran mayoría de hispanohablantes radicados en Chequia, Gastón Etchegoyen no vive en Praga. Vive en un pueblo del norte de Bohemia de muy difícil pronunciación, como él mismo cuenta.

“Vivo en Litoměřice. Después de mucho practicar la letra ř, sí, ahora puedo pronunciarla. Mi mujer checa, la familia de ella es de Litoměřice, y cuando decidimos venirnos a la República Checa, decidimos quedarnos ahí para empezar, porque Praga nos pareció caro y no un ambiente demasiado amistoso para los niños, porque tenemos una hija de un año y tres meses”.

Gastón lleva menos de un año en República Checa. Es el único hispanohablante radicado en su pueblo, pero parece disfrutar. Además de tocar el piano para un coro infantil del pueblo, dedica sus horas a enseñar español y disfrutar con su familia. Y ahora a difundir la música que le gusta.

“También tengo alguna música cubana que es música clásica, pero influenciada por los ritmos latinoamericanos. Es música que es muy poco conocida que me parece que vale la pena tocarla. También he pensado en tocar a Alberto Ginastera y Heitor Villa-Lobos, que son dos compositores muy conocidos latinoamericanos, pero que a lo mejor en el ambiente de un bar-restaurante como La Casa Blů, puede ser algo nuevo para la gente”.

La mayoría de los músicos latinoamericanos que vienen a Praga se maravillan con el interés de la sociedad por la música y por el nivel de sus artistas. A Etchegoyen no le gusta entrar en comparaciones.

“No tiene comparación, pero tampoco creo que hay que ver a Chile o Argentina o esos países muy por debajo. Tenemos una tradición musical que es diferente a la tradición checa. Por supuesto que a Mozart, Beethoven también los tenemos, pero acá existe una tradición de música clásica con más años que la que tenemos en Chile y eso se nota. Pero creo que en lugares como Chile hay una oferta musical que es importante. Yo creo que son dos cosas diferentes, pero no necesariamente una es mejor que la otra”.

Para demostrar que la música latinoamericana más seria también es valiosa, Gastón Etchegoyen animará las veladas dominicales en La Casa Blů.

Más información sobre los conciertos de Gastón Etchegoyen en www.lacasablu.cz

Foto: Gonzalo Núñez

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