Las pequeñas salas de cine no sobrevivirán a la era digital
Hasta una tercera parte de las pequeñas salas de cine en la República Checa se podrían ver obligadas a cerrar debido a la falta de dinero para la digitalización. Dentro de un año todas las películas serán distribuidas únicamente en formato digital y los cines tradicionales podrán tener en cartelera sólo las cintas antiguas.
Sin embargo, no todos los cines checos disponen de recursos necesarios para despedir los viejos proyectores e instalar la nueva tecnología digital. Debido a eso, podrían cerrar hasta 300 de ellos, sobre todo los de menor tamaño.
Según Petr Žůrek, presidente de la Unión de los Cines Digitales, la llegada de la nueva tecnología se anunciaba desde hace varios años y las salas han tenido tiempo de prepararse.
“Hace dos años dijimos a los dueños de los cines que había que pensar en la digitalización, que un día iban a dejar de existir las películas de 35 milímetros. Sin embargo, nadie nos hizo caso”.
Muchos cines han tardado en reaccionar a la nueva realidad. Sus dueños pensaron que la modernización no iba a realizarse tan rápidamente. No obstante, desde principios del 2012, sólo dos de las distribuidoras de películas que operan en el país ofrecen las cintas tradicionales de celuloide y los cines tienen que esperar largos meses para conseguir una copia. Petr Vítek, director de la asociación Pro-Digi, que tiene por objetivo ayudar a los cines checos en la modernización, considera que la digitalización de las salas locales ha empezado muy bien en comparación con los otros países de la Unión Europea.“La República Checa puso la digitalización en marcha de manera muy eficaz. Hasta ahora hemos digitalizado alrededor de 100 salas convencionales y esto es un gran éxito”.
Sin embargo, falta por modernizar otros más de 300 cines pequeños. Muchos de ellos no cuentan con suficientes recursos para cambiar de tecnología.
La inversión mínima para la digitalización de una sala es de unos 80.000 euros, pero por lo general cuesta mucho más ya que las viejas salas sufren problemas técnicos que hay que resolver antes de instalar los nuevos proyectores.
Para financiar la modernización, los dueños de los cines pueden solicitar ayuda al Fondo Nacional de Cinematografía. No obstante, este último no cubre todos los gastos, explica Petr Vítek.
“El Fondo Nacional de Cinematografía puede otorgar solamente la mitad de la suma necesaria para la digitalización de las salas. El resto lo tiene que pagar el propietario del cine. En la mayoría de los casos, los propietarios de los cines pequeños son los municipios. El consejo municipal tiene que decidir si quiere salvar su cine”.En muchas ciudades y pueblos pequeños que no cuentan con tantos lugares de diversión, la sala de cine es un punto importante de reunión de los habitantes y su desaparición puede acabar con la vida social. A pesar de eso, varios municipios decidieron despedir sus cines definitivamente, mostrándose sordos a las ventajas que puede aportar una sala con tecnología digital. Una vez digitalizado, incluso un cine pequeño se puede convertir en un importante centro cultural que ofrece a la vez películas, conciertos de grupos famosos, espectáculos en vivo de ópera, de teatro, partidos de futbol o programas educativos para las escuelas.
Además, las nuevas películas pueden estar en cartelera de una ciudad pequeña el día de su estreno nacional ya que habrá un número ilimitado de copias que se podrán conseguir fácilmente vía Internet, lo que permite evitar la larga espera y el transporte complicado de las bobinas. Petr Vítek afirma que la digitalización ha ayudado a muchos cines a revivir.
“Cuando empezó la digitalización, hace dos años y medio, se hablaba del renacimiento de las pequeñas salas. Por primera vez después de la Revolución de 1989, las grandes cadenas de exhibición dejaron de quitar espectadores a los cines pequeños. La modernización no sólo es una cosa negativa. Al contrario, ha salvado a muchas salas pequeñas, la gente volvió al cine”.Los que dieron largas a la decisión de digitalizar las salas se toparon a principios del año 2012 con un nuevo problema. El Fondo Nacional de Cinematografía anunció para este año un presupuesto mucho menor de lo esperado y no podrá brindar montos tan importantes a los cines que requieren ayuda financiera. Los dueños tienen la posibilidad de solicitar apoyo de los fondos de la Unión Europea, sin embargo, el tiempo de espera para obtener el dinero es muy largo. Los cines no tendrán otra opción que cerrar.
La asociación Pro-Digi de Petr Vítek quiere proponer una solución que podría salvar al menos a algunas de las salas.
“Estamos tratando de introducir un modelo transitorio. Las películas se distribuyen también en formatos de DVD o Blu-Ray. No son formatos adecuados para un cine pero permiten a las salas seguir funcionando hasta que se encuentren los recursos necesarios para la digitalización. Si un cine cierra por un tiempo, los espectadores buscarán otras opciones de ver las películas y no volverán nunca a esa sala”.
En un futuro cercano, los únicos cines pequeños que podrán sobrevivir a la modernización sin tener que invertir miles de euros son los que decidan proyectar películas antiguas, ya que muchas joyas de la cinematografía checa no han sido convertidas aún al formato digital. Según afirman los aficionados al cine, en el mundo digitalizado, si son pocas, las salas que despiertan la nostalgia de los viejos tiempos pueden tener éxito.