La pandemia hace mella en el estado físico y anímico de la población checa
Casi un año después del comienzo de la pandemia de coronavirus en Chequia, los datos muestran el impacto negativo de esta situación en los ciudadanos tanto a nivel físico como a nivel psicológico.
La obesidad era ya antes de la llegada del coronavirus un serio problema en nuestra sociedad, y una de las llamadas “enfermedades de la civilización”. Pero la situación se ha acelerado en el último año.
En Chequia, el 43 % de la población ha engordado desde que comenzó la pandemia de coronavirus. El dato cobra mayor importancia si tenemos en cuenta que la obesidad es además uno de los factores de riesgo en caso de estar afectado por el COVID-19.
Según explicó para la Televisión Checa Kateřina Cajthamlová, psicoterapeuta y experta en alimentación, esta tendencia se acelera debido a una mezcla muy peligrosa: estrés y descuidos alimentarios.
“Yo diría que los principales factores son el estrés y la falta de cuidado con el almuerzo. Porque la gente que hace teletrabajo, y esto afecta especialmente a muchos jóvenes, ya no tiene la costumbre de cocinar y las cafeterías de sus centros de trabajo están cerradas. Así que al final acaban comprando comida rápida. Además, el estrés crónico reduce la sensibilidad a la insulina y lleva a problemas metabólicos, entre los que se encuentra la obesidad”.
Por si fuera poco, el cierre de los gimnasios decretado por las restricciones gubernamentales ha agudizado el problema. Hay personas que no tienen el material adecuado en casa o que han perdido la motivación para entrenar. Según los últimos datos disponibles, de entre quienes hacían ejercicio regularmente, el 36 % ya no lo hace.
Para Jana Havrdová, presidenta de la Cámara Checa de Centros Fitness, esta es una actividad que precisamente podría ayudar a los pacientes con obesidad a reducir los riesgos si son infectados por el coronavirus, sin embargo, ahora se ven privados de esta opción, señaló para la Televisión Checa.
“Es un gran problema, porque ya antes de la pandemia los checos no eran muy activos. Según el Eurobarómetro de 2018, el 65 % de los checos no hace deporte nunca o solo ocasionalmente. Esto afecta a la salud de la gente con problemas como el sobrepeso y la obesidad. Y ahora con la llegada del coronavirus, la actividad física, que precisamente podría ayudar de forma preventiva al grupo de población de riesgo, se ha reducido al mínimo”.
Entre los efectos que podríamos considerar más positivos, cabría mencionar la gran demanda de cursos online. Como apunta el asesor y mentor Jan Mühlfeit, que se dedica a la formación a través de internet, para mucha gente la pandemia ha sido un impulso para plantearse qué quieren hacer con sus vidas.
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“Con la pandemia veo que más personas intentan mejorar su formación y aprender. En primavera empecé a transmitir algunos vídeos por las redes sociales, y hasta ahora los han visto dos millones de personas. La gente empieza a plantearse cuál es el sentido de su vida porque por primera vez tienen tiempo para pensar en ello”.
También el bolsillo de los checos ha notado los vaivenes de este año de pandemia. Muchas compras e inversiones se han retrasado ante la incertidumbre de estos tiempos. Y crece el número de quienes prefieren guardar el dinero en el banco, según los datos proporcionados por las entidades bancarias.
En los casos más extremos, hay personas que han perdido casi todo lo que tenían, y las ONG registran más peticiones de ayuda que en los años anteriores.