Jan Kubelík, el Paganini checo

Jan Kubelík
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Un músico excepcional, uno de los pocos intérpretes que era capaz de tocar de memoria el repertorio mundial de obras para violín. Ese era Jan Kubelík, violinista y compositor checo de comienzos del siglo XX, apodado el Paganini checo.

Jan Kubelík
Jan Kubelík llevaba el talento musical en la sangre. A sus cinco años comenzó a tocar violín y a los nueve ofreció su primer concierto. El padre de Kubelík, que era sastre, y su madre, que provenía de una familia de latifundistas, apoyaron el amor de su hijo a la música. De las aptitudes del ‘niño milagroso’ se enteró el destacado profesor de violín checo, Otakar Ševčík, quien le facilitó a Kubelík estudiar en el Conservatorio de Praga a los 12 años de edad, y se encargó de su educación musical.

Otakar Ševčík
Kubelík llegó a ser el mejor alumno de Ševčík. Además de dominar a la perfección la más exigente técnica del violín, le daba un toque especial a las obras que interpretaba. En 1898, a sus 18 años, Kubelík actuó por primera vez con la Orquesta Filarmónica Checa y un año más tarde debutó como solista en Viena. Al poco tiempo fue invitado a tocar también en otras capitales, entre ellas en Londres, para la reina Victoria.

Jan Kubelík ofreció más de seis mil conciertos en más de 50 países de todos los continentes, a los que asistieron más de cinco millones de espectadores. Le conocieron en Nueva Zelanda, España, Chile, Argentina, China, la India y otros lugares. Kubelík fue un gran propagador de la música checa y nunca dejó de brindar ayuda financiera a otros músicos de su país.

Kubelík dominaba de memoria todo el repertorio mundial para violín. Su música predilecta eran las obras románticas clásicas de Paganini, Mozart, Dvořák, Beethoven, Bach, Tchaikovski y otros.

Jan Kubelík también compuso obras propias: seis conciertos para violín, una sinfonía y un sinnúmero de piezas menores. Este excelente músico checo falleció el 5 de diciembre de 1940 y fue sepultado en Praga en el Cementerio de los Próceres, en Vyšehrad.

A la música se dedicaron también los siete hijos de Kubelík. La mayor fama la conquistó su hijo Rafael, renombrado director de orquesta y compositor, quien falleció en 1996 y fue sepultado junto a su padre en la colina de Vyšehrad, en Praga.

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