El palacio de Bezdruzice y su Museo del arte vidriero checo
El palacio de Bezdružice, la meta de nuestro viaje de hoy, se encuentra en un pueblo del mismo nombre, en Bohemia Occidental. De buscar el pueblo en un mapa, lo encontrarían ubicado aproximadamente entre las ciudades de Pilsen y Karlovy Vary.
El viaje en auto de Praga a Bezdružice dura unas dos horas. La ruta más rápida resulta tomando la autopista a Pilsen y de allí la carretera que lleva al balneario de Karlovy Vary. Después de unos veinte kilómetros, al salir de Pilsen, se llega a un cruce donde un indicador señala que para llegar al pueblo de Bezdružice hay que doblar a la izquierda.
Falta todavía atravesar una zona boscosa, dejar atrás extensos prados, subir una leve pendiente y ...se llega a Bezdružice.
Las primeras menciones del pueblo de Bezdružice datan del año 1227, cuando éste estaba en posesión del magnate Kojata de Most, quien mandó construir en el lugar un fortín. En el siglo XIV el pueblo fue propiedad de los magnates de Bezdružice, pero más tarde fue vendido, y luego todavía varias veces más, según dijo Jan Pavelka, nuestro guía por el lugar."Los diferentes propietarios fueron adaptando el lugar a sus necesidades y fue así también como el fortín gótico de Bezdružice sufrió varias transformaciones y en el siglo XVI fue transformado en un cómodo palacio, reconstruido más tarde en estilo barroco tardío. El aspecto adquirido por aquel entonces lo conservó hasta la actualidad, aunque, al igual que al pueblo a sus pies, le tocara superar varios períodos muy difíciles".
Una de las mayores desgracias se abatió sobre el pueblo durante la Guerra de los Treinta Años en Europa, en el siglo XVII, cuando Bezdružice se vio afectado por una fuerte epidemia de peste. Las tropas suecas que temían entonces que la peste se extendiera por la zona, quemaron el pueblo. Muchos de los habitantes perecieron a causa de la epidemia, otros abandonaron el lugar. Bezdruzice casi desapareció de la faz de la Tierra.Gracias a los pobladores alemanes que volvieron a levantar el pueblo, Bezdružice logró revivir y superar los duros golpes sufridos. A comienzos del siglo XVIII, todo el señorío de Bezdružice pasó a ser propiedad del príncipe Maxmilián Karel Löwenstein, y en manos de sus descendientes permaneció hasta el año 1945. A Maxmilián Karel se debe el desarrollo de toda la región. Cerca de Bezdružice, por ejemplo, mandó a construir el centro termal de Konstantinovy Lázně que ofrece sus servicios hasta el presente.
Los Löwenstein, no obstante, vivieron poco tiempo en el palacio de Bezdružice. En 1850 lo ofrecieron a las autoridades oficiales y éstas lo transformaron en sede del Tribunal regional y una parte en prisión. Es por ello que en el palacio no se ha conservado el mobiliario original. Posteriormente, en el siglo XX, el palacio de Bezdruzice sirvió de centro de recreo para los trabajadores del consorcio de maquinaria, CKD.
Un nuevo capítulo de la historia de Bezdružice comenzó a escribirse a comienzos de los años noventa del siglo XX. Entonces el empresario checo, Petr Široký, conocido mecenas de arte, asumió la tarea de reconstruir el palacio y transformarlo en Museo del Arte Vidriero Decorativo checo.La obra fue terminada a mediados del año 2004 y desde entonces acuden al palacio de Bezdružice y al pueblo del mismo nombre, miles de visitantes.
El palacio de Bezdružice se encuentra en una pequeña pendiente que encierra la plaza mayor del pueblo. Se llega a él subiendo unas escaleras o también se puede ir por un camino, dando la vuelta al palacio. A la entrada hay una cafetería, en la que las personas que se hayan cansado al subir pueden recobrar fuerza.
Nuestro guía, Jan Pavelka, sostiene que a cada checo que conoce un poco la historia nacional, el nombre Bezdruzice le recuerda al noble Kryštof Harant de Polžice y Bezdružice, oriundo del lugar, gran humanista, compositor y viajero que tuvo un triste destino.
"En 1619, el noble Kryštof Harant de Polžice y Bezdružice brindó oficialmente su apoyo al levantamiento de los estamentos protestantes checos, negando la obediencia a la Casa Imperial de los Habsburgo. Tras la derrota del levantamiento por las tropas imperiales, Kryštof Harant y otros veinte nobles checos fueron degollados en la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga".
Dicho sea de paso, esos tristemente célebres acontecimiento que de cierta forma marcaran el inicio de la Guerra de los Treinta Años en Europa, los hacen recordar hasta hoy 21 cruces de adoquines que forman parte del pavimento junto al antiguo ayuntamiento en la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga."Aunque también en el palacio de Bezdruzice hay algo que recuerda el triste destino de los 21 nobles checos", indicó Petr Široký, mecenas de arte checo que encargó la reconstrucción del palacio de Bezdružice.
"Aquí se halla expuesta una copia del hacha con la que el verdugo Mydlář degolló a los nobles checos en Praga y también una copia de la súplica del verdugo, en la que solicita el pago de ese trabajo".
¡Pero basta de verdugos y de esos tristes hechos de la historia! El palacio de Bezdružice ofrece cosas mucho más agradables e inspiradoras. Por ejemplo, un hermoso gobelino, cuyo original se encuentra en el museo de Louvre, en París, así como valiosos frescos en la sala central del palacio, descubiertos durante la reconstrucción y también un interesante cuadro con un mapa. Según Petr Široký, es un antiguo mapa de Venecia."Es un plano de Venecia de la época en que el noble checo, Kryštof Harant de Polžice y Bezdružice, realizó un viaje a Tierra Santa, a Jerusalén. Por el camino se detuvo en varios lugares, entre ellos, en Venecia. Es interesante que, aunque el mapa date de principios del siglo XVII, es posible guiarse por él en la actualidad. O sea que, desde el punto de vista arquitectónico, ya entonces Venecia formaba un conjunto único que, en general, se conservó intacto por varios siglos".
Pero, como hemos dicho al comienzo, el palacio de Bezdružice sirve actualmente también como Museo del Arte Vidriero Decorativo checo. En sus interiores encontramos un sinnúmero de esculturas de vidrio, realizadas por destacados maestros vidrieros checos, entre ellos, Stanislav Libenský, Jaroslava Brychtová, Václav Cígler, Marián Karel y otros, según sostuvo Josef Kessler, comisario de la exposición."Se puede decir que las obras expuestas en este museo representan los fundamentos del arte plástico vidriero checo, asentados a mediados del siglo XX. Los artistas presentes aquí por medio de su obra, se inscribieron también en los anales del arte plástico vidriero mundial. Recordemos que éste, junto con la cinematografía, son los dos únicos géneros de arte que surgieron en el siglo XX. En Bezdružice, además, los maestros vidrieros checos se encontraron así por primera vez en un mismo lugar".
Todas las esculturas de vidrio expuestas en el palacio merecen atención, aunque a los visitantes les atrae sobre todo una de las obras de Jaromír Rybák. Este artista contemporáneo checo trabajó un año y medio en algo peculiar. En el año 2004 finalizó su obra, donándola al palacio de Bezdružice. Se trata de un pesebre de vidrio, considerado en su género como el más grande del mundo.El nacimiento tiene la forma de dos hemisferios, pesa 3 650 kilos y sus dimensiones son 180 por 180 centímetros. Se encuentra instalado en la antigua capilla del palacio. Fue realizado en bronce y en cristal de roca brasileño, siendo instalado sobre una base de madera. La luz que llega a la capilla desde fuera o de las lámparas que alumbran el pesebre, ilumina la obra de tal manera que se distinguen fácilmente en ella un sinnúmero de figuras, plantas, animales y también pueblos. La obra tiene varios planos que acentúan la complejidad de nuestro mundo y su larga historia.
"Se me pidió que realizara algo especial para el palacio de Bezdružice y el Museo del Arte Vidriero Decorativo local. Escogí el Nacimiento que considero un tema eterno y cercano a todos los seres humanos. La obra la denominé el Belén de Bezdružice ya que, desde su instalación en el lugar, es parte inseparable del palacio", dijo Jaromír Rybák, autor de la obra.
El recorrido por el palacio de Bezdružice llega a su fin. Queda por visitar el patio local, donde en verano suelen celebrarse conciertos y una tienda de objetos recordatorios. Recomendamos bajar también a los sótanos, donde se encuentra un pequeño, pero agradable bar, en el que es posible degustar vinos de la región.
Junto a una copa de sabroso vino tinto de Bezdružice, concluimos la visita al palacio y al pueblo del mismo nombre, situados en Bohemia Occidental.