El día en el que se murió la Primavera de Praga

El 21 de agosto de 1968, calle Vinohradská, Praga

Hace exactamente 42 años las tropas del Pacto de Varsovia invadieron Checoslovaquia para abortar el movimiento democratizador conocido como la Primavera de Praga. La ocupación del país, orquestada por la Unión Soviética, supuso el comienzo de la llamada “normalización”, es decir, la vuelta del Partido Comunista Checoslovaco a las posiciones ortodoxas dictadas por Moscú.

El 20 de agosto de 1968, el incipiente sueño de los habitantes de las regiones fronterizas de Checoslovaquia fue interrumpido hacia las 23 horas por un estruendo de tanques y vehículos blindados.

El Pacto de Varsovia, controlado por la Unión Soviética, envió a Checoslovaquia un total de 600.000 soldados y 6.300 tanques para aplastar el movimiento democratizador. En la operación tomaron parte 550 aviones de combate y 2.000 piezas de artillería.

Esta descomunal fuerza estaba destinada a paralizar a los 150.000 soldados que integraban el ejército checoslovaco. Por orden de la dirección política checoslovaca, el Ejército nacional no opuso resistencia a los invasores.

Alexander Dubček,  foto: CTK
"La resistencia militar habría supuesto el suicidio para checos y eslovacos," argumentó 25 años después, en una conferencia de historiadores en el palacio de Liblice, el líder de la Primavera de Praga, Alexander Dubček.

A: En dicha conferencia, celebrada después de la Revolución de Terciopelo, Dubček dijo que en agosto de 1968 se había dado cuenta de que no controlaba plenamente al Ejército ni las fuerzas de seguridad, llenas de duros estalinistas, al igual que la dirección del Partido Comunista y del Estado. Por eso no fue posible organizar una defensa eficaz de cara a la invasión.

Una muerte anunciada En los meses precedentes a la invasión del Pacto de Varsovia los dirigentes checoslovacos cerraban los ojos ante la posibilidad de que el Kremlin atacara. La dirección reformista del Partido Comunista de Checoslovaquia contaba con que la cúpula soviética actuaría con prudencia para no desacreditarse ante el movimiento comunista mundial, cuya conferencia general debía realizarse en noviembre de 1968.

La dirección política checoslovaca consideraba, por lo tanto, la concentración de las tropas soviéticas y de sus vasallos del Pacto de Varsovia apenas como un intento de intimidación que no desembocaría en una intervención militar.

Sin embargo, el temor de perder el control de una parte de su área de influencia inclinó al Kremlin hacia la ocupación de Checoslovaquia. Con la invasión llegó esa noche tan larga sobre la que canta Karel Kryl y que se prolongaría hasta la caída del comunismo en 1989.

Un país sometido La Unión Soviética y sus estados vasallos de Polonia, la República Democrática Alemana, Hungría y Bulgaria, cuyas tropas ocuparon Checoslovaquia, alegaban que los ejércitos habían llegado a invitación de los dirigentes checoslovacos para ayudarles a sofocar la contrarrevolución.

El intento de justificar ante la opinión pública la intervención militar fracasó: "La presidencia del Comité Central del Partido Comunista de Checoslovaquia considera que este acto conculca no sólo los principios que rigen las relaciones entre los Estados socialistas, sino también pisotea las normas elementales del derecho internacional...", decía una declaración difundida por la Radio Checoslovaca.

La declaración destacaba que la invasión del Pacto de Varsovia ocurrió sin el conocimiento del Presidente de la República, del presidente de la Asamblea Nacional, del primer ministro y del primer secretario del Comité Central del Partido Comunista, Alexander Dubček.

El primer día de la ocupación por el Pacto de Varsovia perecieron 58 ciudadanos checoslovacos, incluida una niña de ocho años.

El mayor número de muertos y heridos se registró el 21 de agosto de 1968, ante el edificio de la Radiodifusión Checoslovaca, en Praga. Los praguenses acudieron a la Calle Vinohradská, en el centro de la capital checa, para defender las instalaciones de la radio.

Tres de los manifestantes cayeron abatidos por el fuego de los soldados soviéticos, 12 perecieron al estallar un carro de municiones de los ocupantes y dos murieron al saltar por la ventana de una casa incendiada durante el enfrentamiento.

21 de agosto  de 1968 en Praga
Los dirigentes checoslovacos, Alexander Dubček, el primer ministro, Oldřich Černík, el presidente del Parlamento, Josef Smrkovský y los miembros reformistas de la presidencia del Comité Central del Partido Comunista fueron secuestrados el primer día de la ocupación y llevados a la Unión Soviética. Más tarde viajó a Moscú el presidente checoslovaco, Ludvík Svoboda.

Entre el 23 y el 26 de agosto de 1968 los dirigentes checoslovacos mantuvieron en Moscú negociaciones con la cúpula soviética. Sus resultados pueden considerarse como una especie de segundo Tratado de Múnich, ya que confirmaban la hegemonía de la Unión Soviética sobre Checoslovaquia.

Los últimos coletazos Al regresar a Praga, Alexander Dubček utilizó por primera vez la palabra "normalización", que con el tiempo adquiriría un sentido funesto:

"La normalización de la situación es la premisa fundamental para podernos centrar en nuestro esfuerzo de seguir adelante sin graves errores y retrasos en el camino en el que creímos tanto como Uds."

Meras palabras. La normalización fue el camino para atrás. Significó la reintroducción del férreo control del Partido Comunista sobre la ciudadanía, la reimplantación de la censura y un estancamiento político que se prolongaría por veinte años.

En protesta contra la ocupación soviética y contra la normalización que doblegaba el carácter de los checoslovacos, se inmoló en enero de 1969 el estudiante Jan Palach. Y su sacrificio no fue en vano. Muchos estudiantes izquierdistas de Occidente empezaron a pensar que Moscú los engañaba.

La muerte de Jan Palach fue el trágico punto final de la Primavera de Praga. El aplastamiento de este proceso democratizador mostró al mundo la esencia imperialista del sistema soviético.

El comunismo quedó desacreditado, empezando un descenso que desembocaría a finales de los 90 en la caída de los regímenes totalitarios controlados por Moscú.

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