Václav Havel se despide en Eslovaquia

Václav Havel y Rudolf Schuster en Bratislava, Foto: Roman Casado

El presidente checo, Václav Havel, realizó este miércoles su última visita oficial cuyo destino fue la capital de Eslovaquia - Bratislava. Ahí se despidió de representantes políticos, así como de sus amigos y otorgó condecoraciones a varios personajes eslovacos.

Václav Havel evaluó positivamente las relaciones checo-eslovacas expresando que no es por casualidad que el destino de su último viaje oficial sea precisamente Bratislava.

"Se cierra cierto círculo, ya que Eslovaquia fue el primer país que visité como presidente checo. Ciertos traumas, que sufrimos después de la separación de Checoslovaquia terminaron. Hoy en día me parece que las mutuas relaciones entre ambos países son muy buenas y naturales".

Václav Havel con su esposa Dagmar y Rudolf Schuster en el Teatro Nacional en Bratislava,  Foto: Roman Casado
Václav Havel empezó su visita depositando una corona en la sepultura de Alexander Dubcek, símbolo del intento de llevar a cabo reformas al socialismo en 1968 conocido como 'Primavera de Praga'. El primer mandatario checo se reunió después con su homólogo, Rudolf Schuster, quien le cedió a Havel la mayor condecoración eslovaca, la Orden de Doble Cruz Blanca. El presidente eslovaco resaltó que Havel tuvo gran mérito de que la revolución checoslovaca en el año 1989 se llame hoy 'Revolución de Terciopelo'.

"Los dos hoy hemos recordado un poco nuestros comienzos comunes. Havel es un gran personaje de la historia checa y eslovaca. Los hijos de la 'Revolución de Terciopelo' desaparecieron, excepto Havel".

Václav Havel,  Rudolf Schuster y Milan Lasica  (actor eslovaco) en Bratislava,  Foto: Roman Casado
Václav Havel ya no puede ser reelegido como presidente. El mismo mencionó, sin embargo, que aunque tuviera la posibilidad, no volvería a presentar su candidatura.

"Yo fui presidente un período bastante largo. Mi salud no es muy buena y estoy un poco cansado. Siento la necesidad de cobrar nuevas fuerzas. Seguro no aceptaría la candidatura".

A diferencia de las últimas visitas de Havel en Eslovaquia, cuando le esperaban en las calles sus numerosos seguidores, pero también adversarios, esta vez los ciudadanos eslovacos no mostraron mucho interés por la última visita de Havel a su país y sólo unas decenas de eslovacos vinieron a saludarle.