Por las sendas de Sumava con Karel Klostermann

Sumava

En esta edición emprenderemos imaginariamente una excursión a la sierra de Sumava, tras las huellas de Karel Klostermann, escritor checo de la segunda mitad del siglo XIX.

Sumava
La sierra de Sumava se encuentra en la zona fronteriza de la República Checa con Austria y Alemania. En 1963 se convirtió en reserva natural y hace diez años, en 1991, su zona más virgen fue declarada parque nacional, y se extiende en una superficie de 685 kilómetros cuadrados.

El parque, poblado en gran parte por bosques de abetos, es famoso por la selva virgen denominada Boubín, profundos lagos glaciales, turberas extensas y sobre todo por mesetas situadas a 1100 metros sobre el nivel del mar. En 1990 la UNESCO incluyó a Sumava en la lista de las reservas biosféricas.

Sumava
Con sus frondosos bosques, la sierra de Sumava forma una frontera natural que en el pasado protegió a la nación checa contra incursiones de sus enemigos. Ya en épocas remotas cruzaban la sierra sendas que facilitaban el intercambio comercial entre las tierras bálticas y Europa del Sur.

Sumava es también un gran depósito de agua para la República Checa. Nace allí, por ejemplo, el río Vltava, al que están vinculadas muchas leyendas de la historia checa y que, durante el Renacimiento Nacional, en los siglos XVIII y XIX, se convirtió en uno de los símbolos de la nación checa. En Sumava se encuentra Lipno, la mayor presa del país, que es un lugar de recreo favorito de los checos.

En las postrimerías del siglo XVIII, el príncipe Schwarzenberg, uno de los mayores terratenientes de Bohemia del Sur, hizo construir en la sierra un canal para el transporte de madera en balsas, considerado hoy como monumento histórico. El canal tiene 45 kilómetros de longitud y por primera vez en la historia unió las cuencas de los ríos Vltava y Danubio.

Los bosques de Sumava, cuyo nombre se deriva del verbo checo "Sumet", o sea susurrar, según el susurro de árboles, proporcionan madera para la producción de instrumentos musicales. En la sierra floreció la industria de la madera y el cristal, así como también la extracción de oro; aurífero fue sobre todo el río Otava que, tal como Vltava, nace en Sumava.

Los turistas descubrieron las bellezas naturales de la sierra a finales del siglo XVIII, o sea en los albores del senderismo. Y desde entonces cada año crece el número de turistas que visitan este parque nacional - con excepción del período del extinto régimen comunista, que en la frontera checa con Austria y Alemania erigió un telón impenetrable, haciendo de la mayor parte de Sumava una zona rigurosamente vigilada por el Ejército.

Fueron muchos los escritores, poetas, pintores, compositores y artistas en general que se dejaron inspirar por las selvas y praderas de Sumava. El puesto de honor lo ocupa Karel Klostermann. Aunque nacido en la ciudad austríaca de La Haya en 1848 y de padre alemán y madre de origen francés, Klostermann pasó toda su vida en Sumava, plasmando en sus novelas la naturaleza y la vida dura de sus habitantes.

En nuestro viaje queremos destacar la pequena aldea de Srní, cuna de la estirpe de los Klostermann. Sus antepasados pertenecieron al grupo privilegiado de campesinos reales, exentos de la servidumbre de gleba. A cambio de vigilar la frontera de los territorios de la antigua Corona Checa, estos campesinos gozaron del privilegio real de poder utilizar libremente los frutos de los bosques y los ríos.

Hasta hoy se pueden ver en el cementerio de Srní nombres de figuras que aparecen en las novelas y cuentos de Klostermann. En el pueblo montanés pueden admirar también una casa rústica en la que -supuestamente- el escritor escribió algunas de sus obras. Desde Srní se puede viajar hasta la aldea de Antýgl, residencia de campesinos reales desde el siglo XV y centro de producción de cristal, y desde allí continuar, a lo largo del río Vydra, el más peligroso de los ríos que tiene sus fuentes en la sierra, hacia el pueblo de Modrava, otro de los lugares plasmados en la obra de Karel Klostermann.

A pocos kilómetros de Modrava se halla la denominada "Planicie", una amplia meseta con lagos y pastos, adonde Klostermann situó la trama de sus novelas. Una de ellas cuenta una tragedia que realmente ocurrió en esta meseta, cuando durante fuerte nevada un grupo de 26 escolares, con su maestro, se perdieron y todos fallecieron.

En fin, en cada aldea y pueblo, en cada arroyo y río y en cada colina y montana de Sumava palpita la presencia de Karel Klostermann. Todos los lugares mencionados, situados en el valle del río Vydra, son escenario de su novela maestra "En el Paraíso de Sumava". La trama de esta novela tiene lugar en 1870 cuando una plaga de bostrigos provocó una tala masiva de los bosques.

Por un lado, la tala significó una gran prosperidad para los habitantes de Srní, Antýgl, Modrava y otras aldeas, pero por otro lado, fue la causa de la disensión y la ruina de muchas familias porque el fácil enriquecimiento desembocó en la desmoralización absoluta y el abandono de los valores tradicionales.

Kasperske Hory,  foto: CzechTourism
Y si se deciden a emprender este viaje siguiendo las huellas de Karel Klostermann, les recomendamos finalizarlo en la ciudad de Kasperské Hory, antiguo centro de extracción de oro. También esta ciudad, en la que el padre del escritor checo se desempenó como médico, fue escenario para varias novelas.

Kasperk,  foto: CzechTourism
En Kasperské Hory pueden ver el monumento a Karel Klostermann y, al estar allí, no olviden visitar el castillo de Kasperk, donde está instalada una exposición permanente dedicada a este escritor checo de las postrimerías del siglo XIX que consagró su obra y su vida a la fascinante sierra de Sumava.

Y cuando lleguen a la torrente del río Vydra, siéntense en sus orillas y durante un par de minutos escuchen cantar sus aguas, disfrutando de la calma divina que se respira en esas latitudes. Quizás se sientan tan felices como el compositor checo Bedrich Smetana, quien precisamente en las orillas del Vydra compuso los primeros tonos de Vltava, del ciclo de poemas Mi Patria.