Personalidades checas Frantisek Bílek

Frantisek Bílek

La catedral gótica de San Vito, en el Castillo de Praga, muestra en una de sus naves laterales una enorme talla en madera de Jesucristo Crucificado, obra de Frantisek Bílek, escultor, artista gráfico y autor de proyectos arquitectónicos, considerado uno de los más destacados artistas checos de las postrimerías del siglo XIX.

Frantisek Bílek
Frantisek Bílek es considerado en la República Checa como el representante más relevante del simbolismo artístico checo y uno de los mejores escultores y tallistas de esta nación. Hay que decir, no obstante, que su extraordinario talento y maestría no fueron valorados en toda su magnitud hasta finales del siglo XX, mucho tiempo después de la muerte del artista. A lo mejor esto se debió al carácter hermético de Bílek, o quizás porque la época en la que había vivido no reconociera la importancia del arte para el ser humano.

Frantisek Bílek nació el 6 de noviembre de 1872 en la localidad de Chýnov, en Bohemia del Sur, hijo de un cochero. A pesar de sus escasos recursos materiales, la familia disponía de un admirable don artístico que muy pronto se patentizó también en el joven Frantisek.

Años más tarde el artista afirmaría que su talento pudo desarrollarse gracias a las experiencias que le deparó la vida, la cual – según Bílek - constituye una obra artística magistral.

Jesucristo Crucificado,  Frantisek Bilek
Al concluir la enseñanza primaria, Frantisek Bílek decidió ingresar en la Academia de Artes Plásticas con sede en Praga y dedicarse a la pintura. Sin embargo, esa aspiración no pudo materializarse debido a que durante los exámenes de ingreso se descubrió que Bílek padecía de daltonismo.

Frantisek Bílek no se dio por vencido y decidió estudiar escultura en Praga. A sus 18 años de edad obtuvo una beca para estudiar en París, donde permaneció de 1891 a 1892.

Durante su estancia en París, Bílek se interesaba especialmente por el arte gótico temprano y el arte cristiano antiguo. Fue también en ese período cuando Bílek descubrió finalmente el sentido de su vida y se identificó con el simbolismo, movimiento artístico aparecido en Europa a finales del siglo XIX inspirado en el espiritismo.

Frantisek Bílek era muy devoto desde su infancia. Las diferentes corrientes religiosas las concebía como distintos brazos de un mismo río, por lo que sus estatuas y grabados se caracterizan por una síntesis de la filosofía moderna, el cristianismo y el misticismo oriental. Sin embargo, Bílek no llegó a identificarse con la Iglesia Católica Apostólica Romana, insistiendo en que las tradiciones cristianas podían ser restablecidas únicamente por la Iglesia Husita Checoslovaca, de orientación protestante.

La villa de Bilek
Después de contraer matrimonio, Bílek se trasladó con su familia a Praga, donde mandó a construir una villa según su propio proyecto. La obra, realizada entre 1910 y 1912, es una interesante muestra de la arquitectura moderna de Praga.

Desde 1993 la villa de Bílek sirve de sede de la exposición permanente de la obra del artista. Hasta ese momento sus creaciones habían estado diseminadas por diferentes museos y galerías del país. Frente a la villa se encuentra la escultura que en 1926 Bílek hiciera del pedagogo checo del siglo XVII, Juan Amos Comenio.

Como una de las mejores obras de Frantisek Bílek es considerada la talla en madera "Jesucristo Crucificado" realizado en 1899. Se trata de un retablo de casi cinco metros de altura que desde 1927 se encuentra en una de las naves laterales de la Catedral de San Vito en el Castillo de Praga.

Frantisek Bílek nunca llegó a ser un hombre adinerado. Quizás fueran la complejidad de su personalidad unida a las visiones espirituales que le acompanaron durante toda la vida, las que hicieron que la obra de Bílek no siempre fuera aceptada y comprendida.

Frantisek Bílek falleció el 13 de octubre de 1941 en su pueblo natal de Chýnov, en el que se había refugiado en los últimos años de su vida.