Una Navidad en la olvidada Vysočina
La región de Vysočina representa la frontera entre Bohemia y Moravia, elevada entre 500 y 800 metros sobre el nivel del mar. Un lugar de clima intempestivo y vida austera donde, además, la Navidad es una atípica y colorida mezcla entre ritos cristianos y paganos.
La meseta Checomorava representa la frontera entre las dos grandes regiones históricas del país. Una barrera natural formada por una cadena de colinas y montañas que se extiende durante más de 150 kilómetros en dirección noroeste a través del país, con alturas de entre 500 y 800 metros. Se trata de la región de Vysočina o, según su traducción, precisamente, la “región de las tierras altas”.
En esta zona uno puede encontrar cumbres redondeadas, hermosos paisajes y panorámicas, valles, castillos e, incluso, algunos alojamientos vacacionales. Pero uno también puede encontrar pequeñas granjas y cabañas que salpican estas colinas y que acogen a la población local, una población para la que la vida y las costumbres aquí son realmente especiales.
La vida en Vysočina resulta tan especial como el propio lugar en el que se desarrolla, en un entorno rural, rodeada de naturaleza y alejada del bullicio de los núcleos urbanos. Con todo, la belleza de este lugar contrasta con las duras condiciones con las que conviven sus habitantes, que se unen a la precaria situación económica de una región, históricamente, “olvidada” con respecto al resto del país.
Las condiciones únicas de Vysočina fueron el caldo de cultivo de una población igual de única: más hermética y menos proclive a adoptar una autoridad o unas costumbres que veían como ajenas. Ilona Vojancová, etnóloga, se refirió a esto preguntada por Radio Praga Internacional. ¿Cómo se vive una navidad en Vysočina?
“La gente era tibia en su fe. El cristianismo y el catolicismo encontraron una respuesta positiva en algunos pueblos, había bastantes protestantes y también algunos grupos religiosos marginales, por ejemplo, el espiritismo estaba bastante extendido. En las costumbres populares, encontramos muchas tradiciones que se basan en rituales precristianos. Había los llamados carnavales eslavos, donde los lugareños marchaban y bailaban por los pueblos con varias máscaras, algunas de ellas máscaras de animales. Muestran cuán arraigadas estaban estas tradiciones e ideas precristianas y cuánto tiempo la población local las mantuvo vivas".
Si bien la Navidad y la tradición cristiana terminó por llegar al lugar y siendo adoptada, su implantación no fue un proceso inmediato. No solo eso, sino que durante el mismo mantuvieron su vigencia diferentes elementos o tradiciones propias y paganas que fueron combinadas con las más estrictamente cristianas. Si bien es cierto que esta realidad, la presencia de diferentes elementos paganos en el folclore navideño, existe aún en nuestros días, lo cierto es que en Vysočina su presencia es más visible.
“Hemos estado realizando una investigación continua sobre las costumbres populares durante la época de Adviento y Navidad. Descubrimos que, especialmente en el pasado, la gente de esta región mantuvo vivas muchas tradiciones que no eran muy compatibles con la línea oficial de la Iglesia cristiana”.
Tal y como afirma Vojancová, la combinación de las costumbres propias y ajenas, paganas y cristianas, fue una constante en la progresiva adopción de la Navidad como un ritual y una festividad común para el cristianismo. No se trató de un proceso uniforme, sino que se pueden apreciar las particularidades que este supuso para las diferentes regiones tanto a nivel europeo como nacional. Ya en nuestros tiempos, la Navidad se entiende como un fenómeno global, con sus propios códigos o tradiciones. Sin embargo, para alcanzar este punto, fueron necesarios años y años para superar y, en cierto modo, unificar las tradiciones propias de cada pueblo o cultura en concreto.
En el caso de Vysočina, se trató de un proceso de décadas en el que la región fue adoptando toda esta serie de costumbres importadas.
“Basándonos en nuestra investigación, podemos decir con certeza que la cena de Navidad fue el principal regalo para nuestros antepasados en el siglo XIX e incluso principios del XX. Era un hábito común invitar a un viajero a cenar si pasaba por el pueblo. No fue hasta finales del siglo XIX que empezaron a aparecer pequeños obsequios en los hogares en Nochebuena. Pero al principio, eran solo para niños, y la tradición de dar regalos se extendió muy lentamente antes de la Primera Guerra Mundial. Solo durante las primeras décadas del siglo XX también aparecieron regalos para adultos”.
Los regalos navideños son solo uno de tantos ejemplos que evidencian esta realidad. Podríamos citar también al árbol de Navidad, una costumbre ajena al folclore checo y que de igual forma tardó un buen tiempo en asentarse en esta zona. Así, y en un proceso similar, al igual que las costumbres y prácticas ajenas necesitaron cierto tiempo en ser tomadas como propias, los habitantes de la región también tardaron en renunciar a unas tradiciones que llevaban años practicando en favor de las importadas. De hecho, aún existen prácticas casi exclusivas de esta región que una minoría continúa perpetuando, evitando que caigan en el olvido o desaparezcan.
“El cabeza de familia cortaba una manzana en tantos pedazos como personas había alrededor de la mesa y se los entregaba a todos y cada uno de ellos. Luego comerían su parte de la manzana. Creían que si se perdían en algún lugar fuera de casa durante el próximo año, todo lo que tenían que hacer era recordar a todas las personas que estaban compartiendo la cena de Nochebuena con ellos y encontrarían el camino a casa”.
Entre la nieve y a cientos de metros de altura, la Navidad transcurre en Vysočina, un lugar en gran parte “olvidado” por el resto del mundo que, sin embargo, en estas fechas evidencia no solo ese eclecticismo de las tradiciones navideñas, sino también el carácter único y distintivo de su propio folclore.
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