La mascarilla vuelve a ser obligatoria en Chequia y las pruebas de COVID no serán gratuitas
El Gobierno checo anunció la aprobación de una serie de nuevas medidas para repeler la propagación del coronavirus en el país. Por ejemplo, a partir del próximo lunes vuelve a ser obligatorio el uso de mascarillas en todos los espacios interiores, incluidos lugares de trabajo.
El súbito aumento de casos de COVID-19 en la República Checa, ha llevado a las autoridades a la aplicación de una batería de nuevas medidas que, además de frenar los contagios, persiguen evitar un cierre de emergencia.
El ministro de Salud, Adam Vojtěch, informó este miércoles a la nación que a partir del próximo lunes vuelve a ser obligatorio el uso de mascarillas tipo FFP2.
“A partir del día 25 de octubre será obligatorio el uso de mascarillas (FFP2) en todos los espacios cerrados, incluidos los centros de trabajo. La única excepción será para la persona que trabaje sola, por ejemplo, en su oficina”.
Claro está, que en el momento que una u otras personas ingresen en la oficina del trabajador, todos se tendrán que poner mascarillas. Las personas de un mismo lugar de trabajo llevaban, hasta la fecha, mascarilla solo en los pasillos. No obstante, la nueva medida se aplicará para todos los espacios cerrados sin excepción. Hasta ahora, era obligatorio llevar protección respiratoria en comercios, transporte público e instalaciones públicas.
Otro de los cambios aprobados por el Consejo de Ministros se refiere a las pruebas de coronavirus. Por recomendación del Ministerio de Salud se reducirá el tiempo por el que son válidas las pruebas de antígenos, que ahora será de 24 horas, y las PCR, durante tres días. Además, se acaba la gratuidad de las mismas, según especificó Vojtěch.
“Desde el 1 de noviembre las aseguradoras de la salud pública no cubrirán los gastos de las pruebas preventivas. Esto no se aplicará a las pruebas recomendadas por los médicos de cabecera o las instituciones sanitarias”.
El estado continuará pagando las pruebas preventivas para niños y jóvenes menores de 18 años, personas que cuenten con, al menos, la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19 y pacientes que no puedan ser vacunados por razones de salud.
De acuerdo con Vojtěch, el objetivo de cobrar por las pruebas es obligar a un mayor número de personas a vacunarse, pero este argumento no ha topado con el respaldo de algunos sectores especializados.
Las medidas anunciadas no han gustado a los dueños y administradores de bares y restaurantes, que estarán obligados a exigir los certificados sanitarios de inmunidad a sus clientes. De acuerdo con el ministro Vojtěch, se trata de lugares de riesgo de contagio comunitario. La Policía y las autoridades sanitarias realizarán controles aleatorios y en caso de infracciones se sancionará a los responsables del local y al cliente que viole la regulación.
Un asunto pendiente, al menos durante la exposición del ministro de Salud, son las pruebas preventivas en las escuelas. Mientras que el ministro de Educación, Robert Plaga, ha exigido la reanudación de las pruebas, Vojtěch promueve el uso de mascarillas en las clases en las regiones más afectadas del país.
En declaraciones a los medios de comunicación, el ministro Plaga dio a entender su disgusto con la propuesta de que los alumnos mayores de 12 aňos lleven mascarilla en clase.
“El lunes, el equipo del ministro dijo en el Consejo de Protección Sanitaria que tenían todo bajo control y ahora anuncian que los alumnos tendrán que llevar mascarilla. Estoy rotundamente en contra”.
Vojtěch subrayó que en las nuevas medidas se incluye que los niños menores de 12 años no tendrán que presentar ningún certificado de inmunidad. Hasta ahora, eso era válido para niños menores de seis años.
Un cambio más, que regirá desde la próxima semana, es que la cuarentena después de un contacto con una persona contagiada se reducirá de dos a una semana.
