Los soldados checos de KFOR en Kosovo

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Entre los ciudadanos checos que pasaron las fiestas navideñas y recibieron el año nuevo en el extranjero, lejos de su patria y sus seres más queridos, figuran más de 400 soldados del Cuarto Batallón Checo-eslovaco de la misión multinacional de paz KFOR dislocado en Kosovo. Nuestra colega Pavla Jedlickova visitó recientemente Kosovo y compartirá con nosotros sus impresiones.

Pavla, ¿con qué motivo viajaste a Kosovo?

Fue con motivo de una visita oficial del ministro de Defensa, Miroslav Kostelka, y el jefe del Estado Mayor, general Pavel Stefka. Viajaron a Kosovo el 23 de diciembre para saludar a los soldados checos de KFOR y desearlos Felices Fiestas Navideñas.

Los soldados checos y eslovacos se reunieron en la base de Sajkovac al pie del árbol navideño que junto con el típico menú navideño, carpa con ensalada rusa, evocaba por lo menos un poco la atmósfera que suele reinar en los hogares checos durante la Navidad.

"Su unidad cumple en KFOR tareas muy importantes por las que vale la pena que estén aquí. Merecen nuestra admiración sincera y nuestro agradecimiento", con estas palabras se dirigió al Batallón el titular de Defensa, Miroslav Kostelka.

"Durante la Navidad las familias suelen estar juntas. Yo siempre digo que el soldado tiene dos familias, su propia, verdadera, y aquella que viste el uniforme. Opino por ello cuan fantástico es reunirnos hoy aquí", expresó el jefe del Estado Mayor, Pavel Stefka.

Y yo quiero añadir que los soldados checos dislocados en el exterior están agradecidos por estas tradicionales visitas prenavideñas de sus superiores. Son señal de que no se olvida de ellos en su patria.


Pavla, ¿dónde están exactamente dislocados los soldados checos de KFOR?

Comandante en jefe,  teniente coronel,  Zdenek Havala  (por la izquierda)
Bueno, en primer lugar cabe decir que se trata de un batallón creado junto con Eslovaquia y compuesto de 408 soldados checos y un centenar de soldados eslovacos. Desde el veinte de octubre del año pasado está dislocado en el noreste de Kosovo en el marco de la brigada multinacional El Centro. El Batallón vigila un área de 960 kilómetros cuadrados y 180 kilómetros de la frontera entre la provincia y Serbia y Montenegro.

El comandante, el teniente coronel Zdenek Havala, puntualiza que sus soldados protegen también la minoría serbia en el pueblo Sekiraca.

"Por razones desconocidas los serbios no abandonaron dicha localidad durante la guerra. Se trata de un área de unos cuarenta kilómetros cuadrados donde vive sobre todo la población mayor. La vigilamos durante 24 horas y opino que si no los protegiéramos, esos habitantes se irían".

¿Registran incidentes armados?

"¿Entre albaneses y serbios? Sí y muy a menudo. En la mayoría de los casos son ataques terroristas contra la minoría serbia en Kosovo, tales como bombas colocadas en coches o explosiones en las casas de los serbios. Nuestra tarea primordial en la frontera es impedir el contacto entre el Ejército de Serbia y Montenegro y las fuerzas armadas kosovares surgidas tras la descomposición del albanés Ejército de Liberación Nacional, UCK".

Zdenek Havala señala que el retorno de los serbios a Kosovo no se logra tan como lo deseara la comunidad internacional.

"Hay localidades aquí donde se preparan viviendas para los serbios que regresen, pero opino que no se puede esperar un regreso masivo de los refugiados serbios. No pasaron ni cinco años desde el conflicto y los recuerdos, odios y rencores siguen siendo muy vivos en ambas partes. Y los ataques contra los serbios en Kosovo, casi diarios, confirman sus preocupaciones".


Los soldados checos de KFOR en Kosovo
Sin embargo, el comandante del Cuarto Batallón Checo-eslovaco, Zdenek Havala, para quien se trata ya de la quinta misión en los Balcanes, se muestra optimista en cuánto al futuro pacífico de Kosovo.

"Por primera vez estuve en Croacia en el 95 cuando transcurría la guerra. Luego estuve dislocado dos veces en Bosnia y, en 2002 y ahora en Kosovo. Comparando los últimos ocho años me parece que se ha logrado un gran avance hacia la convivencia pacífica en los Balcanes".

Una semejante experiencia la tiene también el brigada Roman Merpas.

"Todo en Kosovo está diezmado por la guerra y la gente tiene muchos problemas pero logra superar poco a poco las consecuencias del conflicto. La infraestructura empieza a reanudarse, empieza a funcionar el sistema escolar".

"La administración internacional de Kosovo contribuye a la paz y la tranquilidad en esta provincia, pero no estoy seguro del futuro desarrollo después de que KFOR termine su misión aquí", añade el teniente Miroslav Leska.

Los soldados checos y eslovacos cumplen también las tareas policiales, ¿verdad, Pavla?

Sí, realizan controles policiales con el fin de descubrir armas ilegales. El perrero Vlastimil Manák dice que portar armas es para los kosovares una cosa común y corriente.

"La gente tiene armas escondidas en los desvanes. Son armas modernas, pero prevalecen las procedentes incluso de la Segunda Guerra Mundial. Muy a menudo están en tal estado que quizás representen un mayor peligro para quien dispare de ellas que para contra quien se dispare. Claro que a los kosovares no les gusta cuando les quitamos sus armas, pero todavía no me he encontrado con un comportamiento agresivo".


Pavla, el avión militar checo transportó a Kosovo también ayuda humanitaria a niños, si no me equivoco...

Sí, fueron útiles escolares y juguetes recolectados por los alumnos de dos escuelas primarias de la ciudad morava de Hranice que participan en actividades del movimiento internacional "Ciempiés" de ayuda a niños en emergencia. La ayuda fue entregada a una escuela primaria de la ciudad de Podujevo. Y bajo estos ritmos los niños albanokosovares bailaron para el ministro de Defensa y el jefe del Estado Mayor checos, el 23 de diciembre.

Con nosotros viajaron a Kosovo dos alumnas checas que para los niños kosovares dibujan postales y organizan recolectas de útiles escolares.

"Coopero con "Ciempiés" porque me da pena que los niños de Kosovo no tengan lo que quisieran. Me gusta la justicia y quisiera que todos los niños tuvieran las mismas oportunidades que tenemos nosotros, en la República Checa", comparte sus impresiones con Radio Praga Alena Dolezalová, de quince años. Y está feliz por haber tenido la posibilidad de entrevistarse con sus amigos kosovares. "Vi con los ojos propios cómo viven y qué necesitan", agrega.

También el director de una de las escuelas primarias de Hranice, Ivan Pivoda, evalúa su viaje a Kosovo como una inolvidable experiencia.

"Se confirmó que nuestros alumnos son capaces de sentir la compasión hacia sus camaradas menos afortunados y de prestarles una ayuda eficaz. Esto ha conmovido a todos nosotros, tanto los maestros como los padres. Lo más importante de nuestro viaje a KFOR fue ver que nuestra ayuda no fue abusada, que verdaderamente llegó a los más necesitados. Representa un gran estímulo para nuestras actividades futuras en "Ciempiés".