Los patronos de Europa y su legado

El ministro de enseñanza checo en los años de 1992 a 1994 y renombrado pedagogo e historiador, Petr Picha, publicó recientemente una reflexión sobre los patronos de Europa y su legado espiritual para la época contemporánea.

Resumiendo el legado de San Benedeto y el de los misioneros eslavos, San Cirilo y San Metodio, así como los de Santa Catalina de Siena, Santa Brígida de Suecia y Santa Edita Stein de Alemania, el profesor Picha señala sus aportes a la unificación de Europa. Constata que además de su trascendencia espiritual, estas seis personalidades del Viejo Continente desempeñaron un importante papel en la historia del idioma y de la literatura.

San Cirilo y San Metodio sentaron en el imperio de la Gran Moravia las bases de la creación literaria y de la cultura eslava. Santa Catalina de Siena es considerada como uno de los fundadores del italiano culto, y Santa Brígida tiene mucho que ver con las raíces del sueco moderno. Por su parte, la recientemente canonizada Santa Edita Stein era germanista e impartía clases de alemán.

San Benedeto escribó en latín y sus reglas de la vida monástica son una escritura que, junto con los textos litúrgicos, contribuyó a la conservación del latín, construyendo así un puente entre la Antigüedad y la cultura cristiana de la época medieval.

Todos estos patronos europeos se destacan por una excelente forma de expresión lingüística. Si tomamos en cuenta también las calidades de su pensamiento, se hacen más evidentes aún las diferencias entre su legado literario y el de los autores de los confusos textos contemporáneos.

Sin embargo, el idioma representa un orden generalmente aceptado. Las leyes gramaticales y las reglas lingüísticas valen, y nadie suele ponerlas en tela de juicio, constata el profesor Petr Picha, prosiguiendo:

Pero también esta última ley irrefutable y generalmente aceptada comienza a tambalearse, por indolencia o por la precisión maliciosa de los juristas. Si la violación del orden idiomático continuara, la humanidad caería bajo las ruinas de una nueva Torre de Babel. Faltan sólo pocos pasos para llegar a esa realidad.

La diversidad idiomática es expresión de la diversidad cultural. Si los patronos de Europa se esforzaban tanto por la conservación del idioma correcto, también nosotros deberíamos hacer todo lo posible para que las identidades idiomáticas y culturales no desaparecieran ni sucumbieran a la uniformidad civilizadora o de una ensalada posmodernista.

Y el profesor Picha concluye: Partiendo del legado de nuestros patronos comunes, deberíamos darnos cuenta de que la unificación técnica, política y civilizadora de Europa no nos brindará provecho alguno si no viene acompañada del interés por la cultura de la vida y de la educación de los europeos.

Autor: Vít Urban
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