Los nobles checos de la época barroca visitan España

Las primeras noticias sobre España escritas a partir de las experiencias personales de un habitante de los países checos datan de la segunda mitad del siglo quince. Se trata de la famosa misión del rey de Bohemia, Jorge de Podebrady, a las cortes europeas encabezada por Leo de Ro"mitál y descrita por Wenceslao Sasek de Bírkov. Sin embargo, todavía disponemos de otros testimonios y documentos al respecto.

Por ejemplo, en los siglo XVI y XVII, gracias a los lazos familiares entre los Habsburgo de España y Austria, los contactos entre España y Bohemia se hacen cada vez más frecuentes. No faltan documentos de carácter diplomático, ni correspondencia de representantes de la vieja nobleza checa que habían estado en España de visita, o al servicio de varios emperadores.

En este contexto, cabe mencionar a Wratislao de Pernestán, quien acompañó al emperador Maximiliano Segundo en su viaje a España en 1548 para contraer matrimonio con la infanta María, y quien hasta 1551 volviera varias veces al país. También podemos mencionar a Adán de Dietrichstein, embajador en la corte de Felipe Segundo y preceptor de los príncipes Rodolfo y Ernesto en España, así como a la familia Lobkovicz. Cristóbal, uno de sus miembros, estuvo en España al servicio de la corte hasta el año l579, y otro pariente de él, Wenceslao Fernando, se desempeñó allí como embajador imperial.

Aún en el siglo XVI no cesaba la llegada de peregrinos checos a Santiago de Compostela, si bien la mayor parte de ellos se dirigían a Tierra Santa. Aquí cabe mencionar a Oldrich Prefát de Vlkanov quien describiera su viaje a Jerusalén, pero del que lamentablemente no se han conservado noticias escritas de su peregrinación a España en agosto de 1552.

Otro motivo que inducía a viajar a los checos de entonces, amén del diplomático y el relogioso, era el ansia de profundizar y complementar los conocimientos adquiridos durante los estudios con experiencias personales referentes a la vida social y cultural de los principales centros europeos, sobre todo de Italia y Francia.

De los jóvenes nobles que en el siglo 17 trataron de completar su educación con un viaje, pasando inclusive por España, se ha conservado un interesante testimonio, escrito en forma de diario. Data de los años treinta del siglo 17, siendo su autor Leo Guillermo de Kounice.

Leo Guillermo de Kounice era de una de las estirpes más importantes de Moravia. Su padre y sus hermanos se educaron en escuelas protestantes alemanas y en universidades calvinistas de Suiza y Francia. Todos tomaron parte en la rebelión antihabsburga del año 1619, y por ello tuvieron que sufrir sus consecuencias - el exilio. A Leo Guillermo, dada su corta edad en aquel entonces, le estaba deparado otro destino.

De su educación se había encargado el capitán mayor de Moravia, el cardenal Francisco de Dietrichstein, quien lo hizo convertir a la fe católica y decidió que el joven Kounic se educara en escuelas jesuitas. Cuando Leo Guillermo finalizó sus estudios, el cardenal Dietrichstein le hizo viajar a los países católicos: Italia, Sicilia, Malta y España. Provisto de recomendaciones, se le abrían todas las puertas, tanto las de la alta sociedad lega, como las de los más altos círculos eclesiásticos.

El viaje a Italia y España resultó ser uno de los factores decisivos de las visicitudes de Leo Guillermo: al conocer todo lo que ofrecía la vida dejó de pensar en la carrera eclesiástica para la que había estado preparándose. Su regreso a la patria en 1637, a través de países protestantes tales como Inglaterra, los Países Bajos y Alemania, ejerció también cierta influencia en esta decisión. Finalmente, contrajo matrimonio con una joven de procedencia no católica.

Ya de regreso en su patria, Leo Guillermo se dedica a restablecer sus bienes y desempeña cargos administrativos en el país. En el año 1652 llegó a desempeñar el cargo de juez mayor de Moravia. Leo Guillermo murió a los cuarenta y un años, en 1653.

La estancia del joven Kounic en España, de agosto a noviembre de 1636, está descrita en su diario. Los apuntes, en su mayor parte, están escritos en alemán, no obstante, las cuestiones de índole privada e íntimas solía escribirlas en checo o en español y, muchas veces cifradas.

Leo Guillermo se embarcó el 16 de agosto de 1636 en Génova, y el 27 del mismo mes arribó a la ciudad española de Alicante, donde descansó dos o tres días visitando las iglesias de los dominicos y agustinos. De allí prosiguió su viaje por tierra pasando por Albacete, Aranjuez y finalizando su recorrido el 7 de septiembre en Madrid.

Allí se hospedó, mandó coser para él y para su servidumbre trajes a la moda española, arregló asuntos financieros con su banquero y empezó a entablar contactos sociales, adaptándose a las costumbres del país. Iba a oír misas a diferentes iglesias madrileñas, a pasear por el Prado, tomaba clases de español y de esgrima, visitaba a personas de importancia, y visitaba la Corte real.

En Madrid, Leo Guillermo, además de entretenerse con sus clases de español y esgrima, lo hacía también con la alquimia, iba a ver comedias a los teatros Príncipe de Corral y Corral de la Cruz, paseaba y volvía a la Corte para presenciar las ceremonias. Además de esto, emprendía alguna que otra excursión por los alrededores de Madrid. Por ejemplo, del 15 al 17 de octubre los pasó en Toledo, ciudad que lo impresionó mucho por sus monumentos arquitectónicos, la invención técnica, la riqueza de las artes decorativas, y la peculiaridad de la liturgia mozárabe.

En Madrid, Leo Guillermo conoció también el parque del Buen Retiro, el Palacio Real, la armería, el tesoro, y en los alrededores de la ciudad el palacete real El Pardo, y El Escorial.

Hablando del testimonio escrito de Leo Guillermo, podemos decir que no sería un diario de un jóven veinteañero si no tuviera apuntes de carácter privado. Por ejemplo, sobre las controversias con su maestro de esgrima, o hasta de carácter puramente íntimo, refiriéndose a sus primeras experiencias de hombre adulto. Tales notas solía escribirlas en cifrado, en alemán, o más frecuentemente, en un español italianizado.

Es evidente que el diario de Leo Guillermo de Kounic es un importante documento de la tradición de las relaciones checo-españolas en la época barroca.

Autor: Vít Urban
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