La primera agencia de viajes checa

En el mundo de ayer hubo viajeros. En el de hoy hay turistas. Y nada tan actual en este mundo de hoy como las agencias de viaje, esas oficinas que saben aprovechar muy bien y canalizar el afán que tantos tienen de viajar y conocer otras culturas. Pero, ¿cómo surgió y se abrió paso la primera de ellas en este país, por entonces Reino de Bohemia, y cómo cabe valorar su legado?.

Empezaba a escribirse el año de 1902. Los curiosos que el día de año nuevo paseaban por la praguense Avenida de Fernando y se detenían ante el escaparate de la editorial Topic para familiarizarse con las novedades literarias, quedaron como atraidos por un imán al descubrir entre los libros y publicaciones expuestos una nueva revista. Se titulaba "Consejero Turístico" y por editor y redactor tenía a Cenek Sulc.

Todos los que se interesaban por viajar, afición que se hacía mayor cada día, recordaron el nombre de Sulc en relación con los viajes de los checos a París para participar en la exposición universal de 1900.

Es que los diarios checos de entonces habían comentado en superlativos la diligencia, eficacia y el buen tino de Sulc al seleccionar los hoteles y la calidad y variedad de los menús. Y fue precisamente el interés de los checos por visitar la exposición de París -unido a las cartas de agradecimiento y elogios recibidas por lo bien que había salido todo- el que indujo a fines del año 1901 a Cenek Sulc y a su amigo editor, Frantisek Topic, a fundar una agencia de viajes.

Pero la flamante agencia checa tenía que hacerle frente a la fuerte competencia extranjera al organizar los viajes de los checos y moravos por toda Europa y por países orientales y de ultramar. Por ello, a la publicidad de la nueva empresa debían contribuir no sólo los anuncios en los diarios de la época, sino también -y sobre todo- una revista propia.

Ya desde el amanecer del primer día del año 1902 los interesados tuvieron la oportunidad de adquirir el primer número de la revista "Consejero Turístico". A pesar de que existía una abundante literatura sobre viajes para acompañar al turista que emprendía un largo periplo, en la mencionada revista el redactor Sulc ponderaba las posibilidades que la era moderna ofrecía a los interesados en viajar para conocer nuevas culturas. Y al exponer las posibilidades de transporte, alojamiento y comida fue de superlativo en superlativo hasta llegar a los eslóganes "Viajemos todos", "Viajemos lejos".

Llegados a este punto de la información, los lectores del primer número de "Consejero Turístico" tendrían que leer sólo 12 líneas más del artículo para enterarse de que quien tan apasionadamente escribía de la afición de viajar había fundado una agencia de viajes que entraría en funciones el propio día de año nuevo de 1902.

El redactor Sulc también informaba que la agencia sería una especie de continuadora de la sociedad que había sido fundada para la organización de los viajes de los interesados del Reino de Bohemia a la exposición de París dos años antes. Los lectores entendidos en materia de viajes sabían de la existencia de la agencia que en 1841 había fundado en Londres el británico Thomas Cook, y de las muchas otras que este pionero del turismo había ido creando posteriormente. Pero decidieron probar suerte -y de paso ahorrar- con la de su ilustre coterráneo.

La agencia de viajes de Sulc se estableció en la praguense Avenida de Fernando -hoy Avenida Nacional- y desde los primeros momentos su propietario no vaciló en proponerse metas muy por encima de sus fuerzas.

Sulc sometió a su agencia al bautismo de fuego organizando un periplo por Argelia, Túnez e Italia. El programa, que abarcaba seis semanas, contaba con salir de la capitalina estación central del ferrocarril para - atravesando Alemania- llegar a Zúrich y luego a Ginebra. Desde allí los modernos viajeros checos debían trasladarse a Marsella donde -después de cinco días de viajar en tren- abordarían "un gran vapor de una compañía transatlántica" que a través del Mar Mediterráneo les dejaría al cabo de dos días en el primer punto de destino: Argelia.

El viaje continuaría en tren hasta Túnez ofreciendo las más atractivas excursiones y visitas a museos, monumentos y cafés exóticos. Desde allí, y por mar, los viajeros checos debían desplazarse hasta Palermo y Nápoles, donde empezaría un nuevo periplo por la península de los Apeninos, que incluía Roma, Pompeya, la isla de Capri, Florencia, Venecia.

A pesar del éxito de este viaje organizado por Sulc y del considerable número de personas que lo realizó, lo cierto es que resultaba bastante caro para la mayoría de la población, que no podía permitirse el lujo de destinar tantos recursos al turismo. De manera que en lo sucesivo Sulc concentró toda su energía en la realización de circuitos por el multinacional Imperio Austro-Húngaro, del que el Reino de Bohemia formaba parte.

Para incrementar la publicidad de su agencia, poco después de publicar el primer número de "Consejero Turístico" Sulc acometió la edición de otra revista que, titulada "Al Mundo", contenía artículos de los más experimentados y conocidos viajeros checos de la época.

Entre ellos estaba también el primer presidente del Comité Olímpico Checo y escritor de libros sobre comportamiento social, conducta y etiqueta, Jirí Stanislav Guth-Jarkovský. Este conocido propagador del deporte y del senderismo "predicó con el ejemplo" entre los lectores de la revista "Al Mundo" y realizó el circuito Praga-Argelia-Túnez-Italia- Praga que ofertaba Sulc. Al regresar a Praga, Guth-Jarkovský incrementó la publicación de artículos sobre el turismo y escribió un libro que se convertiría en una especie de Credo del viajero checo de la época: el titulado "Catecismo social del viajero".

Entre las múltiples recomendaciones que daba de cómo comportarse en sociedad y como miembro de un grupo de viajeros, Guth-Jarkovský aconsejaba qué tipo de vestimenta y calzado, medicinas, libros, guías, perfumes, papel de cartas, juegos de mesa y bebidas y alimentos era aconsejable llevar consigo en dependencia del tipo y duración del viaje.

Huelga decir que el "Catecismo social del viajero" tuvo un éxito enorme. Y lo mismo la agencia de viajes de Sulc, la primera del Reino de Bohemia.

Mucho ha llovido desde la fundación de la primera agencia de viajes checa y desde que el "Catecismo social del viajero" viera la luz. Desde entonces las agencias de turismo se han reproducido en este país como los hongos en el bosque después de la lluvia. Y ya, según las estadísticas, al finalizar el año 2000 había 1206 en la República Checa y 367 en Praga. Sólo que los viajeros de hoy -los turistas- no llevan consigo manual de comportamiento y conducta alguno -más bien salen de vacaciones con el firme propósito de molestar en la mayor medida posible a sus semejantes y de dejar sus nombres inmortalizados en los monumentos. Ya no viajan vestidos de levita, sino en pantalón corto, con mochila, y con auriculares y cámaras de foto y de vídeo. Los tiempos cambian... y nosotros con ellos...

Autor: Mónica Villegas Gallego
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