Jirí Sovák

Jiri Sovak

"El lema de mi vida profesional siempre era la veracidad", solía decir uno de los más destacados cómicos checos de la época actual, Jiri Sovák, quien falleció en septiembre del año pasado, poco antes de cumplir 80 años.

Jiri Sovak
Jiri Schmitzer, su nombre de pila, nació el 27 de diciembre de 1920 en Praga. Su infancia feliz la pasó junto con su hermana y hermano, ayudando en la taberna de su padre. Todo el dinero que el papá le daba por su ayuda en el local, el pequeño Jiri lo gastaba en entradas al cine. En aquella época nació su sueño sobre una gran carrera artística.

Su madre tuvo comprensión por las ansias de su hijo, pero el padre estuvo categóricamente en contra, insistiendo en que su hijo debería ganarse la vida como una persona honesta y no como un farsante. Así, bajo circunstancias familiares un tanto dramáticas, Sovák comenzó a participar en un conjunto teatral de aficionados, para ser contratado posteriormente en el teatro Rokoko, de Praga.

Una oferta del reconocido teatro capitalino, Emil Frantisek Burian fue decisiva para su carrera artística. En el escenario de dicho teatro el joven Sovák pudo manifestar por vez primera su gran talento artístico y su extraordinaria capacidad de desempeñar papeles de héroes de cualquier edad. Una de las actuaciones más brillantes de Sovák fue en aquella época el papel protagónico en la escenificación de la novela "Papá Goriot", de Honoré de Balzac.

Jiri Sovak
También pronto se fijaron en el talentoso joven algunos directores de cine, ofreciéndole papeles menores. Pero, según destacó años después Jiri Sovák, precisamente los papeles de reparto le ayudaron a observar de cerca el trabajo de sus grandes colegas y aprender mucho de ellos.

Para la carrera de Sovák fue crucial la oferta que le hiciera la leyenda del cine checo y director de numerosas películas cómicas, Martin Fric. Los dos pronto se hicieron grandes amigos, lo que contribuyó a una prolongada y fructífera cooperación mutua. Así, y precisamente gracias a Martin Fric, Sovák se convirtió en una gran estrella del cine jocoso checo. En los años 60 muchos directores de cine checos aprovecharon su extraordinario talento cómico, entre ellos, Oldrich Lipský y Václav Vorlicek.

Sin embargo, Sovák no se olvidó de su amado teatro. En 1952 se convirtió en miembro del prestigioso Teatro de Vinohrady, de Praga, para convertirse en 1966 en miembro del conjunto del Teatro Nacional, donde permaneció hasta los últimos años de su vida.

La carrera artística de Jiri Sovák se vio influida por los acontecimientos de 1968, año de la ocupación de la antigua Checoslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia. En aquel entonces Sovák condenó claramente la intervención militar lo que, lógicamente, tuvo consecuencias negativas sobre su trabajo artístico y, sobre todo, fílmico. Fueron pocos los directores de cine que en aquel entonces se atrevieron a ofrecerle un papel en sus películas.

No obstante, pese a que la carrera artística de Jiri Sovák estuvo en aquella época sembrada de espinas, el destino le deparó un golpe aún más fatal. A inicios de los años 80 Sovák se convierte en víctima de un grave accidente automovilístico que quebrantó su salud. Con la columna vertebral fracturada, Sovák pasa largos meses en el hospital. Allí no le abandona el humor, pero sí la fe. Después de salir del hospital, el artista decide despedirse de su amada profesión.

Jiri Sovák quiso despedirse, pero sus fieles amigos del teatro lograron convencerle para que volviese. Así, después de una pausa de cinco años, el artista volvió a los escenarios teatrales y fílmicos, aunque ya en forma esporádica. Mientras tanto se dedicó al trabajo radiofónico y también a escribir libros de memorias.

En uno de ellos, Jiri Sovák se refirió con su peculiar sentido del humor también a la muerte, señalando: "La muerte es un mero proceso químico. Lo que más me molesta es que este proceso es irreversible."

Jiri Sovák falleció inesperadamente el 6 de septiembre del año pasado. El presidente checo, Václav Havel, toda la sociedad cultural checa, sus colegas y, sobre todo, su fiel y amplio público lamentaron profundamente su muerte.